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El presidente Trump participó en un acto de campaña realizado en Georgia de cara a la segunda vuelta electoral, en la que se definirán dos representantes clave para el Senado de la nación. Trump dedicó gran parte de su intervención a hablar de sí mismo y a poner en cuestión nuevamente el resultado de la elección presidencial de noviembre. En su discurso errático, se refirió a las mismas teorías conspirativas que había mencionado para presionar al secretario de Estado de Georgia en una llamada telefónica que fue grabada, para que le “encuentre” los votos suficientes para revertir los resultados electorales certificados de ese estado. Desde el Partido Demócrata se afirma que Trump podría ser procesado por la práctica ilegal de presionar a funcionarios de Georgia para que cometan fraude electoral. Por su parte, algunos republicanos defienden el accionar del presidente. “Es muy desafortunado que haya miembros del Congreso tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado que planean (…) continuar fanfarroneando, francamente, con este tipo de pretensión falsa y sin fundamento de que algo anduvo mal en la elección 2020”, dice Kristen Clarke, presidenta y directora ejecutiva del Comité de Abogados por los Derechos Civiles Conforme a la Ley. Clarke afirma que el intento de estos legisladores de “perpetuar este mito de que hubo irregularidades en la elección es increíblemente antiestadounidense”.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Kristen Clarke.