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En Birmania continúan las protestas multitudinarias contra el golpe de Estado perpetrado el 1 de febrero. En ese marco, el 28 de febrero se vivió la jornada más trágica —en la que murieron al menos 18 personas— desde el inicio del golpe que depuso y detuvo a la líder Aung San Suu Kyi. La policía disparó balas de plomo contra la multitud, en una avanzada represiva cada vez mayor por parte de las fuerzas de seguridad birmanas. Una agrupación local afirma que unas mil personas fueron detenidas, entre ellas periodistas y profesionales de la salud. “El grupo golpista, así como todas las fuerzas de seguridad […], básicamente están aterrorizando a toda la población”, dice Maung Zarni, profesor, disidente y activista birmano por los derechos humanos. “No he visto absolutamente nada parecido a lo que está sucediendo ahora”.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Maung Zarni.