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El presidente chino, Xi Jinping, ha comenzado un histórico tercer mandato, lo que consolida su lugar como el líder más poderoso del país desde Mao Tse Tung. Esta semana, el Partido Comunista de China confirmó un tercer mandato de cinco años para Xi en un congreso del partido en Pekín. A su vez, más aliados de Xi pasaron a ocupar altos cargos en el Gobierno, mientras que algunas personas que eran vistas como potenciales rivales fueron degradadas. Con Xi en el Gobierno, la gestión económica ha tomado un lugar preponderante en China, lo mismo que la política de ”COVID-19 cero” según la cual se han impuesto severas restricciones para intentar controlar los brotes durante la pandemia. También se ha establecido un Estado de vigilancia, cuyo alcance sigue creciendo para silenciar a la disidencia y atacar a minorías étnicas como los uigures. “En los últimos 10 años, desde que Xi llegó al poder, ha sido espeluznante ver las horrendas violaciones a los derechos humanos que él ha cometido. Y ahora va a tener otros cinco años, por lo menos “, dice Yaqiu Wang, investigadora principal sobre China en la organización Human Rights Watch. Por su parte, el profesor de la Universidad Johns Hopkins Ho-fung Hung sostiene que es engañoso caracterizar la rivalidad entre Estados Unidos y China como una “nueva Guerra Fría”. En cambio, plantea que entre los dos países hay una “competencia intercapitalista” por el dominio económico, tanto dentro de China como en el resto del mundo.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestra conversación con Yaqiu Wang y Ho-fung Hung.