COP27: Defensoras de los territorios indígenas de Mesoamérica denuncian la violencia provocada por las “soluciones climáticas del colonialismo verde”

Original en Español18 de noviembre de 2022
Escuche
Otros formatos
Escuche

Image Credit: Facebook: Futuros Indígenas

En el marco de nuestra cobertura de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático en Sharm el-Sheikh, Egipto, abordamos una pregunta clave: qué piden las comunidades indígenas de los territorios más afectados por la crisis climática a los líderes mundiales. Hablamos con dos integrantes de la Red Futuros Indígenas: Andrea Ixchíu, indígena guatemalteca defensora de la tierra y Rosa Marina Flores Cruz, activista afroindígena de México. Las activistas explican cómo las grandes empresas y los megaproyectos ejecutados en sus países están devastando a las comunidades indígenas. “Muchos de los megaproyectos que son llamados 'solución climática' son colonialismo verde, son violencia”, dice Ixchíu. En el contexto de la persecución y el asesinato de activistas ambientales que se vive en toda América Latina, Cruz señala: “México es uno de los lugares más peligrosos para ser defensor de la tierra, para ser mujer y para ser periodista, y nosotras somos casi todas mujeres, defensoras de la tierra y comunicadoras, entonces estamos en la primera línea de riesgo”.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! Democracynow.org. Soy Amy Goodman. Estamos transmitiendo desde la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático en Sharm El Sheikh, Egipto. Hoy entrevistamos a dos ambientalistas indígenas de América Latina. Andrea Ixchíu es una líder indígena maya K’iche, periodista y defensora del planeta y de los derechos humanos de Guatemala. También nos acompaña Rosa Marina Flores Cruz, activista y organizadora comunitaria indígena del istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, México. Ambas viajaron a la COP27 con el colectivo Futuros Indígenas. Bienvenidas a Democracy Now!.

Andrea, un gusto tenerle aquí y poder entrevistarle nuevamente. ¿Puede contarnos qué está sucediendo en la COP27 y cuáles son sus demandas?

ANDREA IXCHÍU: Bueno, es un gusto estar en este espacio, venimos desde la red de Futuros Indígenas justo a decir que las soluciones a la crisis climática están vivas y habitan los territorios indígenas que hemos defendido el agua, la tierra, desde hace más de 500 años. Estos espacios, como el de la COP27, nos muestran que las soluciones no van a venir de los ricos y de los poderosos, sino de quienes estamos abajo muy cerca de la tierra, y que debemos organizarnos justamente para cuidar lo que nos sostiene y nos da vida. Estamos aquí también denunciado que muchos de los megaproyectos que son llamados “solución climática” son colonialismo verde, son violencia, son despojo territorial, son genocidio y son ecocidio.

AMY GOODMAN: ¿Puede hablar sobre lo que ha pasado en Guatemala? Es un poco radical nombrar países o corporaciones, porque en las protestas que se hacen dentro de la Cumbre sobre Cambio Climático de la ONU no se permite nombrar países, corporaciones o individuos. Es algo muy inusual, aunque ha pasado también en cumbres anteriores. Si recordamos la historia de Guatemala y Estados Unidos, ahora estamos viendo protestas en Irán, un país que en 1953 sufrió un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos que derrocó al entonces presidente democráticamente electo, Mohamed Mossadegh. Un año después, Estados Unidos derrocó, a instancias de la compañía United Fruit, al entonces presidente democráticamente electo de Guatemala, Jacobo Arbenz. En ese momento el secretario de Estado era John Foster Dulles, quien como abogado corporativo había representado a la United Fruit. Cuéntenos qué sucedió en su país a partir de ese momento, la cantidad de indígenas que fueron asesinados y cómo se relaciona esto con la devastadora crisis climática actual.

ANDREA IXCHÍU: Guatemala siempre ha sido un lugar estratégico para los intereses del Gobierno de los Estados Unidos y el capital norteamericano. Lamentablemente esto ha provocado mucha violencia en nuestro territorio. El Gobierno de los Estados Unidos, desde 1954, ha financiado al Ejército de Guatemala, a los distintos Gobiernos que no son democráticos, aun haya elecciones, sino que representan a las élites poderosas de nuestro país que generan violencia, que generan desplazamiento territorial, robo de la tierra de los pueblos indígenas y, sobre todo, defienden intereses de un modelo económico que pone el dinero por encima de la vida. Los intereses en el 54 para derrocar a Arbenz eran defender los intereses de United Fruit Company, una empresa que generó una larga tradición de monocultivo que tiene todo que ver con la devastación climática de nuestros territorios, y ahora el financiamiento de megaproyectos hidroeléctricos, mineros, que son los que provocan ahora desplazamiento territorial y que empeoran las condiciones climáticas para millones de personas y comunidades indígenas en Guatemala.

AMY GOODMAN: Rosa Marina Flores Cruz, usted es del estado de Oaxaca, en el sur de México. Háblenos de sus preocupaciones. Esta es su segunda COP, ya estuvo en Glasgow el año pasado, y está aquí ahora. ¿Qué funciona bien y qué no funciona bien en esta cumbre sobre el cambio climático de la ONU?

ROSA MARINA FLORES CRUZ: Bueno, nosotras hemos percibido muchas diferencias entre lo que nos encontramos aquí en Egipto y lo que nos encontramos en Glasgow, sobre todo en la cuestión de cómo somos percibidas internamente dentro de los espacios. Es complicado poder encontrar lugares donde podamos hablar de cuáles son nuestras preocupaciones, qué es lo que estamos viviendo, cuáles son las demandas de nuestros pueblos. En nuestra delegación hay personas, hay mujeres indígenas que están defendiendo la tierra, que están poniendo la vida para poder defender el planeta, para poder mantener la biodiversidad, para poder mantener los ecosistemas, y que ahorita están siendo perseguidas. Tenemos una compañera cuyo padre fue asesinado en una masacre, que estaba defendiendo su bosque ante los monocultivos de aguacates. En mi pueblo estamos resistiendo ante los megaproyectos de generación de energía renovable, tenemos compañeras que se oponen a gasoductos, a presas, al despojo en todos los sentidos. Y nos toca encontrarnos aquí, frente al pabellón de pueblos indígenas, un pabellón de energías renovables que nos pone en cara, frente a frente, con aquellos que nos están violentando, como si ellos fueran la soluciones. Entonces, es un discurso, es un simbolismo con el que nos topamos casi a cada paso que damos. La visión también que quieren ver de nosotras como mujeres indígenas, hay como un esquema que debemos cumplir, y si nosotras no lo cumplimos entonces se nos niegan ciertos espacios. Ha sido muy complicado, ha sido toda una experiencia de aprendizaje estar en estos lugares como la COP, pero siempre encontramos espacios de interconexión. Ahora hemos conocido la voz, por ejemplo, de los pueblos de las islas del Pacífico, estamos compartiendo lucha con compañeros del Sahara occidental que están también defendiéndose ante empresas que también están afectando nuestros territorios. Entonces, eso vemos, eso sacamos de estar aquí, esos vínculos, esa unión, poder ir creciendo como luchas y como pueblos.

AMY GOODMAN: Cuando hablamos del tema de la violencia, la organización sin fines de lucro Global Witness reveló este año que en 2021 fueron asesinados en México 54 activistas ambientales y defensores de la tierra, lo que lo convierte en uno de los países más peligrosos para los ambientalistas. Y, por supuesto, cuando se trata de la prensa, en Democracy Now! hemos estado constantemente informando sobre la muerte de periodistas mexicanos, baleados y asesinados, y las cifras son espantosas. Hable sobre lo que eso significa, y sobre qué le da esperanza y valor para continuar con su trabajo. ¿Cuáles son las corporaciones a las que se está enfrentando?, y ¿cuáles son los megaproyectos que más le preocupan en Oaxaca?

ROSA MARINA FLORES CRUZ: Pues, en México, tan solo la semana pasada fue asesinado un defensor de los Bosques en Morelos, en el centro del país. México es uno de los lugares más peligrosos para ser defensor de la tierra, para ser mujer y para ser periodista. Y nosotras somos casi todas mujeres defensoras de la tierra y comunicadoras, entonces estamos en la primera línea de riesgo. Y estamos allí porque estamos luchando por nuestra vida, estamos luchando por la vida de nuestras familias, de nuestros hijos o de nuestros sobrinos, de lo que está por venir, pero también estamos luchando por la memoria de nuestras ancestras. Eso es lo que simboliza nuestra tierra. Por más que la pavimenten, por más que creen todos los megaproyectos, que nos digan que nuestra vida no es progreso, que nuestra vida no vale, nosotras sabemos que lo es. Y por eso, eso es lo que nos lleva, nos hace dar más pasos adelante y encontrarnos, reunirnos, saber que tenemos este espacio que estamos creando en conjunto, eso nos fortalece. Por eso también hacemos el esfuerzo de poder llegar a esta clase de lugares, que son violentos en muchísimas maneras, pero nosotras también estamos acostumbradas a la violencia, es terrible, pero sabemos enfrentarnos a esa violencia y jamás nos ha detenido. Por eso la COP, con todas sus restricciones, con todos sus ejercicios de censura, de violación a los derechos, no nos va a detener. Al contrario, continuamos haciendo de este lugar un espacio para hacer ver nuestras demandas y para visibilizar lo que viven nuestros territorios.

AMY GOODMAN: Andrea Ixchíu, ¿puede hablar sobre los peligros en Guatemala y en particular nombrar corporaciones y países relacionados con lo que está sucediendo en el altiplano noroccidental [de Guatemala] y en otros lugares? Recordemos que esta es la misma área donde más de cien mil, si no cientos de miles de indígenas maya K’iche fueron asesinados en las décadas en las que gobernaron los sucesivos regímenes militares respaldados por Estados Unidos.

ANDREA IXCHÍU: Seguimos enfrentando la misma violencia genocida que entre el 54 y el 96, antes de la firma de los acuerdos de paz. Solo entre el año 2017 y 2021, 355 defensores del territorio fueron asesinados en Guatemala. Esto nos habla de que hay un alto riesgo y un costo de nuestra propia vida por defender lo que nos sostiene y lo que nos alimenta, lo que es el sustento de la humanidad. Los pueblos indígenas resguardamos el 80% de la biodiversidad del planeta; sin embargo, estamos siendo exterminados por este ejercicio de cuidar lo que es para toda la humanidad. En este momento, el pueblo maya Q’eqchi está sufriendo el despojo de sus tierras, de sus territorios, por parte de la empresa CGN/Pronico. Esta empresa que llegó también de manera fraudulenta con apoyo del Gobierno de los Estados Unidos, capitales canadienses y americanos, que ahora son capitales rusos y ucranianos, que siguen despojando de la tierra a las comunidades. Apenas el día de ayer, cuatro comunitarios de la aldea Santa Rosita de El Estor, Izabal, fueron puestos en prisión por negarse al despojo de sus tierras. El Gobierno de Guatemala, con ayuda militar de los Estados Unidos, que sigue financiando el exterminio de nuestros pueblos, apoya la criminalización de los líderes territoriales. Los capitales privados de la Unión Europea siguen consumiendo nuestros territorios por medio de proyectos de palma aceitera que están contaminando los ríos, que están provocando enfermedades y el exterminio de nuestros territorios.

AMY GOODMAN: Hablando de militarización, quiero preguntarles a ambas sobre la crisis de refugiados. Y no me refiero a que los refugiados estén llegando a Estados Unidos, sino a la crisis que enfrenta la gente en sus países, ya sea Guatemala o México, y a lo que obliga a la gente a huir de ahí. ¿Pueden relacionar la crisis climática con el tema de los refugiados y solicitantes de asilo en Estados Unidos, por ejemplo, de los guatemaltecos que llegan a Estados Unidos? Andrea, comencemos con usted.

ANDREA IXCHÍU: Guatemala y la región centroamericana es una de las más vulnerables y más afectadas por todos los efectos de la crisis climática. Las pandemias, las tormentas y huracanes que hemos enfrentado en los últimos años han provocado la desertificación de territorios, la inundación de territorios, la destrucción de áreas que estaban destinadas para el cultivo. Muchas personas tienen que emigrar de sus territorios porque no tienen otra opción para sostener a sus familias, para llevar alimento a la casa. Y esto obliga a la migración hacia los Estados Unidos, que históricamente ha sido un referente ético para muchas de las personas, “the land of the free”, o “el hogar de la gente libre”, en donde esperan muchas personas poder trabajar para poder llevar su alimento. Las personas que van hacia los Estados Unidos, muchas veces sin papeles, lo hacen porque no tienen otra opción, porque no hay otras oportunidades en nuestros territorios y estamos siendo criminalizados. A esto se suma también el desplazamiento que provocan las grandes industrias que quitan las tierras a las personas para convertirlas en campos de monocultivo, en minas a cielo abierto o para ser inundadas con la construcción de grandes represas e hidroeléctricas. Entonces, nuestros territorios son tratados como zonas de sacrificio, para que se mantengan ciertos estilos de vida que no son sostenibles para el planeta. El 1% de la humanidad, los más ricos de los ricos, son los responsables de más del 92% de las emisiones de los gases contaminantes que están provocando la crisis climática. Cien compañías, cien grandes empresas son responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero y venimos a la COP27 en donde nos dicen que es una responsabilidad de la humanidad. Entonces, también exigimos que la responsabilidad sea proporcional a los privilegios. No podemos seguir siendo tratados como zonas de sacrificio los territorios que resguardamos la biodiversidad del planeta.

AMY GOODMAN: Marina, la ONU habla de “pérdidas y daños” al referirse a la devastación de los países. ¿Cómo se relaciona esto con el tema de los refugiados que huyen de México a Estados Unidos? A pesar de ser históricamente el mayor emisor de gases de efecto invernadero en el mundo, cuando la gente huye de la devastación climática que eso causa, Estados Unidos cierra sus fronteras o trata de limitar la entrada de refugiados. Hable de los daños causados por el cambio climático en México. ¿Qué se necesita allí y cuál es su opinión sobre la política migratoria estadounidense?

ROSA MARINA FLORES CRUZ: En México además tenemos este sobrecimiento de las fronteras [no solo] para nosotros, para nuestros paisanos, pero también de nuestros hermanos que vienen desde Centroamérica. En nuestro país se mezcla esta crisis de refugiados en donde llega gente desde Sudamérica, desde Centroamérica, para tratar de acercarse a la frontera norte y acercarse a ese sueño americano que no siempre se alcanza. Entonces, la respuesta que se está dando a eso es justamente a través de la militarización. Se están militarizando los territorios, se están militarizando los proyectos de desarrollo y estos proyectos de desarrollo son los que están sumamente vinculados también a la creación y al recrudecimiento de la crisis climática. Son los mismos proyectos, las mismas personas que estuvieron promoviendo antes los proyectos que nos han llevado al actual nivel de devastación, los que ahora están pidiendo que el ejército sea el que intervenga para evitar que pueblos resistan ante los megaproyectos o para desplazar a los refugiados. Hay una crisis muy fuerte de migración en México en este momento, es crítica. Mi región es uno de los pasos para la gente que llega, que tiene que atravesar el país y llegar hasta la frontera norte. Y lo que quieren hacer, lo que quiere hacer el Gobierno mexicano es construir un megaproyecto donde se quede la mano de obra, es como otro muro, pero ahora es un muro para trabajadores, para convertirlos en obreros y para, además, cambiar toda la estructura de vida de una región con altísima presencia de pueblos indígenas. Y esa es la respuesta que nos dan. Cuando hablan de “loss and damage”, cuando se habla de… Se está hablando de lo mismo. Mientras se siga pensando que el dinero va a dar respuesta a estos problemas que fueron creados por un sistema económico, jamás vamos a tener una solución real. Para que el “loss and damage” tenga un efecto no tiene que pasar por los Estados, porque el Gobierno mexicano nos ha demostrado que no puede manejar esta crisis. Y el dinero jamás va a poder ser esta solución que se está queriendo crear para la crisis climática.

AMY GOODMAN: Para terminar, quiero preguntarles, ¿qué les da esperanza? Empecemos por Marina, de Oaxaca, México.

ROSA MARINA FLORES CRUZ: A mí me da esperanza encontrar aquí voces con las que resueno. Voces de hermanas y hermanos de otros lados que me cuentan cómo sus pueblos resisten y cómo sus pueblos justamente son esta solución viva. Porque, cuando hablamos de cómo vivimos nosotros, de cómo experimentamos la vida, cómo experimentamos el tiempo, cómo experimentamos los sueños, la alimentación, es claro que en nuestros pueblos hay una respuesta.Y es una respuesta que ha estado ahí desde hace más de 500 años, no nos venimos a inventar la Navidad, es algo que ha estado allí siempre. Cuando vienen y nos dicen que hay que ser vegetarianos para poder solucionar la crisis climática o que hay que cuidar la energía, nuestros pueblos la energía que utilizan es la de sus cuerpos, es la energía que nosotros creamos con la colectividad. No nos vienen a enseñar nada nuevo, ellos tienen que aprender de lo que nosotros tenemos para enseñar. Y eso es lo que a mí me da esperanza.

AMY GOODMAN: Y, Andrea Ixchíu, activista y periodista de la etnia indígena maya K’iche, ¿qué le da esperanza?

ANDREA IXCHÍU: Me da esperanza tantas historias de digna resistencia de tantos pueblos, no solo de Mesoamérica, sino del mundo, que siguen resguardando la vida en medio de la violencia, en medio de la devastación. Me da esperanza las juventudes que se están organizando alrededor del mundo en defensa de la vida, en defensa de los territorios, y que estamos construyendo puentes para la transformación de esta cultura de consumo que ha puesto el dinero por encima de la vida. Me da esperanza esta lucha de muchos pueblos por poner la vida al centro de todos nuestros haceres.

AMY GOODMAN: Muchas gracias a ambas por acompañarnos. Andrea Ixchíu, activista y periodista de la etnia indígena maya K’iche de Guatemala. Y Rosa Marina Flores Cruz, activista indígena de Oaxaca, México. Las dos hacen parte del colectivo Futuros Indígenas. Visite democracynow.org para ver esta entrevista en inglés, así como nuestras entrevistas anteriores con Andrea. Soy Amy Goodman, desde la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, COP27, que se celebra en Sharm El Sheikh, Egipto .

The original content of this program is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 United States License. Please attribute legal copies of this work to democracynow.org. Some of the work(s) that this program incorporates, however, may be separately licensed. For further information or additional permissions, contact us.

Las noticias no comerciales necesitan de su apoyo

Dependemos de las contribuciones de nuestros espectadores y oyentes para realizar nuestro trabajo.
Por favor, haga su contribución hoy.
Realice una donación
Inicio