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El presidente Biden se enfrenta a crecientes críticas por haber incautado 7.000 millones de dólares de los activos de Afganistán que están congelados en Estados Unidos. Biden va a destinar la mitad de ese dinero a familiares de las víctimas de los ataques del 11 de septiembre de 2001, mientras Afganistán enfrenta una catástrofe humanitaria. Hablamos con dos de las fundadoras de una nueva campaña llamada Descongelen los Fondos de Afganistán, iniciativa liderada por mujeres para que se levanten las sanciones y otras restricciones económicas a Afganistán. Además, conversamos con una mujer que perdió a su hijo en el atentado de las Torres Gemelas, quien dice que el dinero debe quedarse en Afganistán. “El sufrimiento del pueblo afgano a manos de Estados Unidos y sus aliados es condenable. Es sumar a la herida, el insulto”, dice Phyllis Rodríguez, miembro de la organización Familiares del 11 de septiembre por un mañana pacífico, cuyo hijo Greg murió en el atentado de las Torres Gemelas. Rodríguez agrega que las familias de las víctimas del 11 de septiembre quieren “información, no una remuneración”. La activista afgano-estadounidense Masuda Sultan dice que la continua falta de acceso a dinero y servicios básicos en Afganistán dará lugar a una nueva ola de terrorismo clandestino en el país que “pone en peligro al mundo entero”. “La orden de Biden es gravemente hipócrita”, agrega Medea Benjamin y critica al Gobierno por “presentarse como este gran salvador de Afganistán” al destinar activos de propiedad afgana como “ayuda”, sin tomar medidas punitivas contra Arabia Saudita, cuyos ciudadanos encabezaron el atentado del 11 de septiembre de 2001.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Phyllis Rodríguez, Masuda Sultan y Medea Benjamin.