Relacionado
Amy Goodman y Denis Moynihan
Hemos terminado con la COVID-19, pero la COVID-19 no ha terminado con nosotros. La subvariante de ómicron denominada BA.2 está provocando picos de contagios, hospitalizaciones, muertes y confinamientos en diversas partes del mundo. En Estados Unidos, las recientes estadísticas relacionadas con el coronavirus han sido alentadoras. Sin embargo, este miércoles, ante un nuevo aumento de los casos en el país, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han extendido por dos semanas más —hasta el 3 de mayo— la exigencia del uso obligatorio de mascarilla en aeropuertos y en el transporte público, incluidos los aviones. Asimismo, el Gobierno estadounidense también prorrogó por 90 días más el estado de emergencia sanitaria por el coronavirus en Estados Unidos. Si bien la subvariante BA.2 genera incertidumbre con respecto al curso de la pandemia, hay un hecho que se ha vuelto cada vez más claro: la COVID-19 ha expuesto disparidades significativas en la forma en que se brinda y se accede a la atención médica en la sociedad estadounidense. En los meses iniciales de la pandemia, a principios de 2020, la población afroestadounidense tenía tres veces más probabilidades de contraer coronavirus y requerir hospitalización, así como el doble de probabilidades de morir a causa de la enfermedad que la población blanca.
Un reciente estudio elaborado por la Campaña de los Pobres, titulado “Informe sobre la pandemia de los pobres”, resume así la situación: “La pandemia exacerbó las disparidades sociales y económicas preexistentes enquistadas en Estados Unidos desde hace mucho tiempo. Eso incluye una sociedad profundamente dividida, una pobreza generalizada, una red de seguridad social débil, así como condiciones de vida inadecuadas y una falta de confianza en el conocimiento científico anterior a la COVID-19”.
Estas disfunciones e inequidades no se superarán hasta que todas las personas, sin importar quiénes sean o de dónde provengan, tengan garantizado el acceso a la atención médica como un derecho fundamental.
Uno de los oradores más convincentes y apasionados sobre el tema de la atención médica universal, ya no tiene la posibilidad de usar su propia voz para comunicarse. El activista Ady Barkan fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en 2016 y utiliza un sistema computarizado que traduce los movimientos de sus ojos en discurso oral.
En una reciente audiencia celebrada por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos sobre el proyecto conocido como “Medicare para todos”, Barkan brindó testimonio desde su casa de manera remota: “Es vergonzoso que, en el país más rico del mundo, elijamos infligir tanto sufrimiento. […] La pandemia ha expuesto y exacerbado las desigualdades existentes en nuestro sistema de salud, un sistema que está basado en la obtención de beneficios. Además, ha tenido un mayor impacto en las personas discapacitadas, pobres, negras, latinas e indígenas y, en especial, en las personas que viven en las intersecciones de dichas categorías. Una de cada tres muertes por COVID-19 en Estados Unidos está relacionada con interrupciones en la cobertura de los seguros médicos. Y ha muerto casi un millón de estadounidenses a causa del coronavirus. ¿Cuántos más deben morir para que nuestros legisladores hagan algo?”.
Medicare para Todos es una iniciativa que propone reformar el sistema de salud de Estados Unidos y ampliar a toda la población del país la disponibilidad del programa público de salud Medicare, que en la actualidad garantiza cobertura sanitaria a los ciudadanos o residentes permanentes de Estados Unidos mayores de 65 años. El programa Medicare es una modalidad de cobertura médica de pagador único, en la que el Gobierno no brinda los servicios médicos en sí, pero realiza los pagos en nombre de aquellas personas a las que brinda cobertura. Por lo tanto, los hospitales, los consultorios médicos, las farmacias y otros servicios similares permanecen como están. En cambio, las aseguradoras de salud con fines de lucro quedan fuera de la ecuación. Esto significa, según un informe de la organización Public Citizen, un ahorro de gastos de más de 500.000 millones de dólares por año, es decir, medio billón de dólares por año.
Medicare para Todos también garantiza que ninguna persona se quede sin seguro médico. La fundación Kaiser Family calcula que actualmente unas 30 millones de personas en Estados Unidos no tienen cobertura médica.
En conversación con Democracy Now!, el doctor Adam Gaffney, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, expresó: “Cuando comenzó la pandemia, se sabía que nuestro sistema de salud no iba a poder funcionar bien con 30 millones de personas sin seguro médico y con millones más sin una cobertura de salud adecuada”. Gaffney es coautor de un estudio que muestra que las personas sin seguro de salud tienen más probabilidades de contraer COVID-19. “Necesitamos ampliar nuestra infraestructura de salud pública para abordar la pandemia actual y las que surjan en el futuro, así como también otras amenazas para la salud que enfrentaremos en los años venideros, como el impacto del cambio climático, entre otras”.
La pandemia de coronavirus ha afectado con especial dureza a la población afroestadounidense. En un reciente informe titulado “La comunidad afroestadounidense y la COVID-19” —elaborado por la Coalición de las Personas Negras contra la COVID-19 (BCAC, por sus siglas en inglés), la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, la Escuela de Medicina Morehouse y otras instituciones— la doctora Marcella Nuñez-Smith, de la Universidad de Yale, escribe: “En enero de 2022, la tasa de afroestadounidenses hospitalizados por coronavirus fue la más alta desde el comienzo de la pandemia”.
Por su parte, la doctora afroestadounidense Oni Blackstock, médica de atención primaria, especialista en VIH y fundadora de la organización Health Justice, dijo a Democracy Now!: “La realidad es que todos estamos interconectados. Si la comunidad negra tiene acceso a la atención médica y a mejores medidas de seguridad, eso también protegerá a todo el resto de la población estadounidense”.
© 2022 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Otros formatos