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Esta semana, el Gobierno de Biden llevó a cabo un intercambio de prisioneros con Rusia: liberó a un piloto ruso encarcelado en Connecticut por cargos vinculados al narcotráfico a cambio de un veterano de la Marina estadounidense encarcelado en Rusia desde 2019. Mientras tanto, el destino de la jugadora de básquet Brittney Griner, también detenida en Rusia, sigue siendo incierto. La pívot del equipo Phoenix Mercury es una de las mayores estrellas de la WNBA, pero tanto esta liga como el Gobierno de Biden se han manifestado escasamente sobre este caso desde que la deportista fue detenida en un aeropuerto ruso el 17 de febrero. La acusan de portar cartuchos para vaporizador que contenían aceite de cannabis. “Hay signos claros de que esto tiene motivaciones políticas desde el principio, pero la Casa Blanca y el Departamento de Estado parecen haberle dado a la WNBA el consejo de permanecer en silencio”, dice la periodista Maya Goldberg-Safir que escribió sobre la falta de atención pública al caso de Griner en un artículo publicado hace poco por la revista Jacobin. “Sabemos que para que Brittney Griner regrese, la Casa Blanca tendrá que intervenir”. Goldberg-Safir también señala que Griner, al igual que muchas jugadoras de la WNBA, juega en el extranjero durante la temporada baja para aumentar sus ingresos. Su detención es un llamado de atención sobre la brecha salarial de género que hay en los deportes profesionales, que pudo haberla expuesto a esta situación riesgosa.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Maya Goldberg-Safir.