Amy Goodman y Denis Moynihan
Más de 330.000 personas murieron durante la pandemia en Estados Unidos porque carecían por completo de un seguro médico o tenían uno insuficiente. Investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale anunciaron esta semana esa sombría estadística. Además de ese alarmante número de muertes evitables, solo en 2020 el “sistema de atención médica fragmentado e ineficiente” de Estados Unidos le costó al país 459.000 millones de dólares más que si hubiera existido una genuina atención médica universal. La receta que el equipo de investigadores de Yale recomienda para prepararse para la próxima pandemia es la propuesta de Medicare para Todos.
El mes pasado, al inaugurar una audiencia de la Comisión de Presupuestos del Senado de Estados Unidos sobre Medicare para Todos, el senador independiente del estado de Vermont Bernie Sanders expresó: “Nuestro actual sistema de salud es disfuncional. Es extraordinariamente ineficiente y costoso, y también cruel”.
Sanders continuó: “Al igual que yo, el pueblo estadounidense considera que la atención médica es un derecho humano y no un privilegio, y que debemos terminar con la vergüenza internacional de que nuestro gran país sea la única nación importante del mundo que no garantiza la asistencia sanitaria como un derecho humano para toda su gente. […] Más de 70 millones de estadounidenses carecen actualmente de un seguro médico o tienen uno insuficiente. Hay millones de personas en nuestro país a las que les gustaría ir al médico, que tienen que ir al médico, pero simplemente no pueden pagarlo. Eso es inaceptable. Eso es antiestadounidense. No podemos permitir que esto suceda en el país más rico del planeta”.
Sanders ha presentado la ley S.4204, denominada Ley de Medicare para Todos 2022, que cuenta con el respaldo de 14 senadores demócratas. Una legislación similar también se encuentra actualmente en la Cámara de Representantes de Estados Unidos para su consideración. La iniciativa Medicare para Todos reduciría de 65 años a cero la edad de elegibilidad para el programa de salud federal Medicare, asegurando a todos los estadounidenses una cobertura de salud desde el nacimiento.
Quienes se oponen a la iniciativa la descalifican por considerarla un servicio de salud “administrado por el Gobierno”. Esta crítica es incorrecta. En el Reino Unido, por ejemplo, el Servicio Nacional de Salud, o NHS, por sus siglas en inglés, es gestionado por el Gobierno. El Gobierno británico es dueño de todos los hospitales y clínicas, y el personal médico y de enfermería, así como el resto de los trabajadores del servicio de salud, son empleados públicos. En Estados Unidos, el Departamento de Asuntos de los Veteranos y el Servicio de Salud para la Población Indígena son administrados por el Gobierno, al igual que el Servicio Nacional de Salud británico.
En cambio, Medicare para Todos propone un sistema de “pagador único”, en el que el Gobierno realiza todos los pagos de la atención médica de aquellas personas a las que brinda cobertura. Esto deja a las aseguradoras de salud fuera de la ecuación y genera un enorme ahorro de gastos.
Los hospitales, consultorios médicos y laboratorios permanecen exactamente como están hoy en día, principalmente como instituciones privadas o sin fines de lucro. Así funciona el actual programa de salud estadounidense Medicare, que garantiza el acceso a la atención sanitaria a personas mayores de 65 años. La iniciativa Medicare para Todos no cambiaría eso; simplemente ampliaría el programa a toda la población estadounidense. De esta manera, desmantelaría la excesiva maquinaria burocrática de las aseguradoras privadas y permitiría el ahorro de cientos de miles de millones de dólares al año. Durante la audiencia de la Comisión de Presupuestos, que él preside, el senador Sanders resumió así la situación: “El año pasado, las seis compañías de seguros de salud más grandes de Estados Unidos obtuvieron una ganancia de más de 60.000 millones de dólares. La empresa aseguradora que más ingresos obtuvo fue UnitedHealth Group, que en 2021, en plena pandemia de COVID-19, ganó 24.000 millones de dólares. Pero no se trata solo de las ganancias de las aseguradoras. Los máximos ejecutivos de las 178 principales empresas de atención médica obtuvieron, de manera combinada, una remuneración total de 3.200 millones de dólares en 2020, un 31% más que en 2019. Según el medio Axios, en 2020, el director ejecutivo de la empresa Cigna, David Cordani, se llevó a su casa una remuneración total de 79 millones de dólares, todo esto mientras moría gente”.
Un análisis realizado por el Instituto de Investigaciones de Economía Política (PERI, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Massachusetts Amherst incluye una propuesta de “transición justa” para las casi 900.000 personas empleadas por la industria de seguros de salud. Los ahorros generados por el sistema de pagador único podrían cubrir los gastos de las jubilaciones anticipadas y de programas de capacitación, lo que reduciría el impacto en esos trabajadores.
La modalidad de pagador único de Medicare para Todos tiene sentido en tiempos normales, pero no estamos en tiempos normales. La pandemia global de COVID-19 ha dejado al descubierto el estado de vulnerabilidad en el que se encuentran muchos sectores de la sociedad estadounidense, ha exacerbado las inequidades y ha desnudado una letal falta de preparación.
El estudio de la Escuela de Salud de Yale expone las cifras concretas y duras de esta realidad y señala el impacto desproporcionado que ha tenido en las comunidades pobres y de bajos ingresos y en las personas de color.
Una cobertura de salud universal ayudaría a tener una población más sana y más capaz de resistir los impactos de la próxima pandemia. Las visitas periódicas y preventivas al al servicio médico, la comodidad y la seguridad de saber que un procedimiento médico necesario o una visita al hospital no conducirán a la bancarrota ni aumentarán la deuda personal, todo eso hará que la población estadounidense tenga una mayor resiliencia. Basándose en datos de una encuesta de Gallup, los investigadores de la Escuela de Salud de Yale indican que “debido a inquietudes relacionadas con su capacidad de pago, el 14% de los adultos estadounidenses dijeron que evitarían procurar atención médica aún si experimentaran los dos síntomas más comunes de la COVID-19, que son la fiebre y la tos seca”.
Otra lección de la pandemia es que basta con que una persona esté expuesta para que todas las demás también lo estén. Un sistema de salud universal, eficaz y asequible nos hace a todos más fuertes y seguros. La forma más sencilla de lograrlo es con Medicare para Todos.
© 2022 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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