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El 24 de junio, la Corte Suprema de Estados Unidos derogó una ley del estado de Nueva York de cien años de antigüedad que limitaba la portación oculta de armas en público. En la fundamentación del dictámen, aprobado con una mayoría de seis jueces a favor y tres en contra, el juez Clarence Thomas escribió que ese estatuto violaba el derecho a portar armas, consagrado en la Segunda Enmienda constitucional. El fallo amplía enormemente los derechos vinculados al uso de armas de fuego en Estados Unidos, apenas unas semanas después de los ataques masivos perpetrados en Búfalo, Nueva York, y Uvalde, Texas. Además, constituye “una revolución en materia de legislación basada en la Segunda Enmienda”, dice el escritor de la revista Slate Mark Joseph Stern. “Declara que toda restricción al derecho de legítima defensa es presuntamente inconstitucional”. A la luz de la decisión de la Corte Suprema, el proyecto de ley bipartidista destinado a frenar la violencia con armas de fuego aprobado por el Senado equivale a “un paso adelante y dos pasos atrás”. Stern también analiza otro fallo votado por la mayoría conservadora del tribunal supremo que establece que cuando la policía detiene a una persona y no cumple con la normativa de decirle que tiene derecho a guardar silencio, esa persona luego no puede demandar a la policía por haber violado el derecho garantizado por la Quinta Enmienda constitucional contra la autoincriminación, aun cuando lo que diga sea finalmente utilizado en el juicio. Esta decisión podría estar preparando el terreno para que el tribunal anule por completo el fallo Miranda contra el estado de Arizona de 1996, advierte Stern.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Mark Joseph Stern