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Tres jueces conservadores de la Corte Suprema de Estados Unidos se encuentran envueltos en un creciente escándalo por un manejo poco ético de sus vínculos personales y financieros. Informes recientes revelaron que el juez Neil Gorsuch vendió terrenos de los que era copropietario al director de un importante estudio jurídico que, desde entonces, intervino en muchos casos dirimidos ante el tribunal supremo. Por su parte, el juez Clarence Thomas no declaró regalos lujosos y honorarios que recibió de parte del multimillonario y activista conservador Harlan Crow. Por último, la esposa del presidente de la Corte Suprema, John Roberts, recibió más de 10 millones de dólares en calidad de comisiones por el reclutamiento de abogados para estudios jurídicos de élite. Especialistas en leyes y legisladores están demandando que haya una reforma en la ética que deben adoptar los magistrados de la Corte Suprema de Estados Unidos y, el martes 2 de mayo, el Comité Judicial del Senado celebró una audiencia al respecto. Hablamos del tema con Ian Millhiser, corresponsal de asuntos jurídicos y políticos del medio digital Vox. “Como no tienen un código de ética, no sabemos si están haciendo las cosas dentro de un marco legítimo o no”, señala Millhiser. Además, analiza la creciente frustración que genera en el ámbito político el hecho de que la senadora por California Dianne Feinstein- quien se está ausentando prolongadamente del Senado por una enfermedad- no haya tomado la decisión de renunciar a su escaño, lo que está impidiendo que el bloque demócrata pueda confirmar jueces federales ya nominados.
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