Vamos a Kampala, Uganda, para analizar el impacto de una ley recién firmada por el presidente ugandés Yoweri Museveni, que constituye una de las legislaciones contra la comunidad LGBTQ más duras y crueles del mundo. Según esta ley, las relaciones entre personas del mismo sexo son punibles con cadena perpetua y, en algunos casos, con la pena de muerte. El odio a las personas LGBTQ ha crecido en Uganda por la influencia de los evangelistas estadounidenses, a quienes el activista ugandés de derechos humanos Pepe Onzima llama “exportadores de odio” y pide que se deje de tratar a la población LGBTQ ugandesa “como daños colaterales”.
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