Esta semana el bloque de los BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, está celebrando una cumbre monumental en Johannesburgo, donde se discutirán una serie de temas importantes como la ampliación de su membresía y cómo mejorar la cooperación financiera. Más de 40 países han expresado interés en unirse a los BRICS y 23 países han solicitado formalmente unirse al bloque, entre ellos Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Argentina, Indonesia, Egipto y Etiopía. La cumbre presenta una “situación muy inestable”, ya que los países miembros tienen grandes diferencias en cuanto a sus prioridades y muchos de los potenciales candidatos a incorporarse al bloque son “tiranías y economías adictas al carbono”, sostiene Patrick Bond, director del Centro para el Cambio Social de la Universidad de Johannesburgo. “Algunas de las propuestas son parte de una manipulación de los sectores hegemónicos para detener la disidencia en sus propios países en pos de una unidad que no beneficia a las masas”, plantea el activista y académico sudafricano Trevor Ngwane, quien critica a los BRICS por “dar a las masas una falsa esperanza” al presentarse como una alternativa al imperialismo estadounidense y occidental.
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