El presidente colombiano, Gustavo Petro, sostiene que el golpe de Estado llevado a cabo en Chile hace 50 años, en el que el general Augusto Pinochet depuso al presidente socialista Salvador Allende con el respaldo de Estados Unidos, dejó una perdurable cicatriz en toda América Latina. Petro habla también de los sectores progresistas que tomaron las armas contra Gobiernos corruptos, a menudo liderados por “nazis”, y cómo incidió esto en una conflictividad de décadas, que solo ahora comienza a atenuarse. “Hoy, habiendo cerrado ese ciclo de armas y violencia, necesitamos repensar la democracia”, señala Petro en esta entrevista exclusiva con Democracy Now! realizada esta semana en la sede de la Misión Permanente de Colombia ante la ONU en Nueva York. También analiza cómo la “guerra contra las drogas” lanzada por Estados Unidos exacerbó la violencia en países como Colombia durante la Guerra Fría y también después.
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