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El martes 26 de septiembre, el presidente Biden se convirtió en el primer presidente estadounidense en funciones que acompaña presencialmente una huelga de trabajadores. El presidente visitó a miembros del sindicato automotriz UAW que se están manifestando afuera de una instalación de General Motors en Wayne, Michigan. El editor ejecutivo del periódico The American Prospect, David Dayen, dice que el apoyo del Gobierno de Biden al sindicato representa un enorme giro con respecto a la forma en que el Partido Demócrata ha tratado a los trabajadores sindicalizados en las últimas décadas. “No podría haber un mayor contraste entre el criterio adoptado por el Gobierno de Obama y el Gobierno de Bien con respecto al poder de la clase trabajadora” afirma. A principios de septiembre, el sindicato lanzó una huelga contra los tres grandes fabricantes de automóviles: Ford, GM y Stellantis, empresa matriz de Chrysler, con el objetivo de lograr un aumento salarial y mejores beneficios laborales en momentos en que las empresas están obteniendo ganancias récord. Actualmente hay 18.000 trabajadores en huelga en 41 instalaciones de 21 estados y el presidente de UAW, Shawn Fain, ha advertido que la huelga se seguirá extendiendo si es necesario. Dayen visitó recientemente una de las instalaciones en huelga, en Ontario, California, y reportó que, allí, los trabajadores ya han sido amenazados con armas dos veces por camioneros no sindicalizados que querían usar un centro de distribución paralizado por la huelga para trasladar las piezas de automóviles a los comerciantes.
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