La Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático COP29 se está desarrollando esta semana en Bakú, Azerbaiyán, donde se intenta avanzar en los compromisos para la reducción de emisiones de gases y la prevención de los peores impactos de la crisis climática. Desde el activismo, sin embargo, se ha criticado la decisión de realizar el evento en un Estado petrolero autoritario. Además, el país anfitrión está siendo acusado de utilizar las conversaciones sobre el cambio climático para hacer negocios, luego de que se difundiera una grabación en la que se escucha al director ejecutivo de la COP 29 en Azerbaiyán, Elnur Soltanov, promover negocios vinculados al petróleo y gas. La grabación secreta fue parte de una acción montada por la organización Global Witness, que hizo pasar a uno de sus miembros como un inversor. “Solo a cambio de la promesa de un patrocinio en dinero, logramos meternos en el corazón de la COP29”, dice Lela Stanley, investigadora de Global Witness. “Necesitamos que la ONU prohíba que los intereses petroleros sean parte de las negociaciones y tengan poder de incidencia en la COP”.
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