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En el tramo final de la cumbre de la ONU sobre cambio climático, analizamos la propuesta de acuerdo sobre el financiamiento de la adaptación al cambio climático que se está evaluando en estos momentos, la cual ya ha sido cuestionada por algunos participantes. Entre los principales problemas identificados en el borrador de la propuesta se destaca la ausencia de una cifra concreta que indique el monto concreto que aportarán los países ricos. Los países pobres que deben lidiar con la peor parte de la crisis climática sostienen que este financiamiento debe ser de al menos 1,3 billones de dólares al año, cifra que constituye apenas el 1% de la economía mundial. Hablamos del tema con Fiona Harvey, quien tiene una larga trayectoria como editora de temas ambientales del periódico The Guardian. “Estamos aquí para negociar un acuerdo internacional sobre el financiamiento de la adaptación al cambio climático, que busca obtener los fondos que los países más pobres del mundo necesitan para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero, transicionar a una economía con bajo consumo de carbono y adaptarse a los eventos metereológicos extremos provocados por la crisis climática”, explica Harvey. La resistencia de los países desarrollados a cambiar sus sistemas de producción industrial, así como la incidencia descomunal del lobby de los combustibles fósiles en la cumbre, dan como resultado un acuerdo que no satisface a nadie. Aún así, Harvey enfatiza que, como la inversión en combustibles fósiles va a seguir generando este mismo problema “que estamos intentando abordar aquí”, es crucial que los países ricos se comprometan a destinar fondos para los países más pobres, ya que “el futuro de estos países depende de este financiamiento”.
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