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Altos funcionarios de la ONU han vuelto a advertir que toda la población palestina del norte de Gaza está “en riesgo inminente de morir a causa de enfermedades, hambruna y violencia”. Al menos 1.800 personas palestinas, muchas de ellas menores de edad, han muerto por el cruel asedio y la intensificación de la campaña de limpieza étnica que Israel viene llevando a cabo en el norte de Gaza desde el mes de octubre. Jan Egeland, del Consejo Noruego para los Refugiados, estuvo recientemente varios días en Gaza, donde describe haber visto una “devastación increíble”, en momentos que el pueblo palestino está siendo sometido al “bombardeo más intenso e indiscriminado del que se tenga memoria reciente en cualquier parte del mundo”, así como a una reducción drástica en el ingreso de ayuda humanitaria. Egeland pide a Estados Unidos, el mayor proveedor de fondos y equipos militares con el que cuenta Israel, que ponga condiciones a sus envíos de armas, que haga cumplir la provisión efectiva de ayuda en el territorio y se comprometa a poner fin al ataque de Israel. “La destrucción de sus territorios vecinos, como Gaza y el Líbano, no es buena para los intereses de Israel. Hará que las nuevas generaciones crezcan con odio”, señala Egeland.
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