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Amy Goodman y Denis Moynihan
El Gobierno sirio ha sido derrocado y el dictador Bashar al-Assad ha huido a Moscú. Assad y —antes de él— su padre, Hafez al-Assad, gobernaron Siria con extrema brutalidad durante más de 50 años. Tras el derrocamiento del régimen a manos de varias facciones rebeldes, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnes Callamard, afirmó en un comunicado: “La población siria ha estado sometida a una larga lista de terribles violaciones contra los derechos humanos, que han causado un sufrimiento humano indecible y de enormes proporciones. […] Es preciso aprovechar esta oportunidad histórica y reparar las graves violaciones contra los derechos humanos cometidas durante décadas”.
La población de Siria se ha volcado a las calles y está derribando todo vestigio visible del régimen de Assad, se han abierto las innumerables cárceles establecidas por el régimen y liberado a miles de personas que estaban sometidas a condiciones horrorosas de confinamiento. El grupo armado que lideró la ofensiva final, Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, era hasta hace tan solo una década un aliado de al-Qaeda, y Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y Turquía siguen considerándolo una organización terrorista. El líder del grupo, Abu Mohammed al-Jolani —que ahora se identifica con su verdadero nombre, Ahmed al-Sharaa—, afirmó que está centrado en reconstruir el país de forma inclusiva. Ahora bien, la pregunta es: ¿permitirán Estados Unidos y los principales vecinos regionales, como Turquía e Israel, que los sirios construyan el Estado independiente que se merecen?
La arquitecta y escritora siria Marwa Al-Sabouni habló con Democracy Now! desde Homs, poco días después de que esa ciudad fuera liberada gracias a la ofensiva relámpago del grupo armado Hayat Tahrir al-Sham: “La atmósfera general [que se percibe aquí] es de alivio, de alegría, de celebración, pero también se siente un trasfondo de aprensión e incertidumbre. […] A nuestro alrededor se presentan varios peligros, principalmente en relación con las potencias extranjeras, que estudian con atención el mapa de Siria, proponen su división y planifican su futuro, aprovechando el vacío [de poder] y la ausencia de referentes sirios en la escena política del país, producto de [años de] opresión”.
Por su parte, el académico y activista suizo-sirio Joseph Daher dijo a Democracy Now!: “Por primera vez en décadas, la población siria tiene la esperanza de construir una sociedad más igualitaria y democrática de cara al futuro. Obviamente, hay miedo, pero ese miedo ha sido una constante durante las últimas cinco décadas. […] Será necesario reconstruir un movimiento democrático, nuevas organizaciones populares, sindicatos y organizaciones feministas, y, a través de la lucha desde abajo, forjar el alumbramiento de una estructura política alternativa”.
Mientras el pueblo sirio reacciona en las calles a su frágil y nueva libertad, Israel ha emprendido una feroz ofensiva contra Siria. Las fuerzas armadas israelíes han llevado a cabo casi 500 ataques en diversas partes de Siria contra lo que Israel afirma que son “objetivos militares” y se han adentrado aún más en territorios que mantienen ocupados desde hace décadas, como los Altos del Golán y las laderas del monte Hermón. Gideon Levy, columnista y miembro del consejo editorial del periódico israelí Haaretz, escribió el jueves: “No debemos pasar por alto el daño fatídico que este horrible saqueo podría conllevar a largo plazo. […] La apropiación de este territorio por parte de Israel le traerá consecuencias de seguro. Estos arrebatos territoriales serán el pretexto para otra guerra. […] Y terminarán convirtiéndose en una nueva herida que nunca sana”.
Joseph Daher afirma que Turquía y sus ataques contra la población kurda del norte de Siria, así como las acciones de Israel son amenazas inminentes para una Siria nueva y libre. Durante la conversación que mantuvo con Democracy Now!, Daher expresó al respecto:
“Israel no tiene ningún interés en que se produzca un proceso de democratización en Siria, ni en el resto de Medio Oriente, ya que sabe que eso generará más apoyo a la causa palestina”. Según Daher, los ataques militares tienen dos propósitos: “debilitar el futuro Estado sirio y también enviarle un mensaje político a quien asuman el poder en Siria, advertirles que cualquier tipo de posición hostil y beligerante hacia Israel será respondida con ataques”.
Además de las rivalidades entre las diversas facciones sirias y los ataques de Israel y Turquía, Rusia cuenta con dos importantes bases militares en Siria, que aspira a conservar, mientras que Estados Unidos también tiene personal militar desplegado allí. Estados Unidos ha ocupado territorio sirio desde al menos 2016, con el aparente objetivo de entrenar y abastecer de suministros a diversas fuerzas locales, para combatir al Estado Islámico, pero también para ejercer control sobre los yacimientos petrolíferos de Siria. En un informe enviado al Congreso estadounidense el 6 de diciembre, según lo establecido en la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, el presidente Biden escribió: “Una pequeña representación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos permanece en lugares de importancia estratégica de Siria para llevar a cabo operaciones, en colaboración con fuerzas locales terrestres previamente examinadas”.
Al igual que Israel, Estados Unidos también bombardeó diversos objetivos tras la caída de Assad. El Mando Central del Ejército de Estados Unidos (CENTCOM, por sus siglas en inglés), declaró en un comunicado de prensa: “El 8 de diciembre se llevaron a cabo decenas de ataques aéreos de precisión contra campamentos y milicias del Estado Islámico en el centro de Siria”; y posteriormente, tal como es habitual en sus informes, agregó: “No hay indicios de víctimas civiles”.
El pueblo sirio está saliendo de medio siglo de represión y autoritarismo y de casi 15 años de una guerra civil que dejó al menos 500.000 muertos y obligó a unos 14 millones de personas a abandonar sus hogares. En su proceso de reconstrucción del país, la población siria necesitará el apoyo de la comunidad internacional y de las organizaciones de base para garantizar que su nuevo Estado no caiga en el fracaso.
© 2024 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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