El martes 14 de mayo, estudiantes y trabajadores de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) ocuparon de manera pacífica el Centro de Posgrado de la universidad en solidaridad con Palestina y rebautizaron su biblioteca como “Biblioteca Universitaria Al Aqsa” en honor a la universidad pública más antigua de Gaza, que fue destruida por el bombardeo de Israel. Además, más de 500 docentes y miembros del personal de dicha universidad han firmado una carta exigiendo que se retiren los cargos contra las —al menos— 173 personas detenidas en abril en el violento operativo realizado por la policía de Nueva York en el campamento pacífico de solidaridad con Gaza del campus de CUNY. “Este es realmente el ejemplo más atroz de lo que viene siendo la represión violenta al movimiento de solidaridad con Palestina”, señala la activista y estudiante de CUNY Musabika Nabiha, quien plantea que la represión no una respuesta a las tiendas de campaña, manifestaciones y ollas populares, sino a las “propias demandas del campamento, que se perciben como una amenaza para la acumulación constante de ganancias y el lucro con el genocidio en el que la universidad está involucrada”. Por su parte Alex Vitale, coordinador del Proyecto de Control policial y Justicia Social del Brooklyn College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, critica a las autoridades por la dureza con la que están abordando el activismo estudiantil. ”CUNY está gastando millones de dólares en un aparato de seguridad que no responde a las necesidades reales de seguridad del estudiantado sino que realmente es una herramienta para momentos como este, una especie de ejército privado al servicio de las autoridades para reprimir la disidencia estudiantil”.
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