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El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, y su ministro de Relaciones Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, murieron el domingo 19 de mayo al estrellarse el helicóptero en el que viajaban junto con otros seis funcionarios y tripulantes. En la madrugada del lunes 20 se encontraron los restos del helicóptero en una región montañosa del noroeste del país, después de una búsqueda nocturna en condiciones climáticas desfavorables. Raisi estaba regresando de inaugurar una nueva presa, construida conjuntamente con Azerbaiyán a lo largo de la frontera entre ambos países. El mandatario, de 63 años, había sido elegido en 2021 en unas elecciones que tuvieron el porcentaje de participación más bajo en la historia iraní, en las que se había impedido la postulación de los principales candidatos de la oposición. El analista de política internacional Trita Parsi dice que la muerte del presidente tendrá poco impacto en la política real de la República Islámica de Irán y que no cree que se modifique la prohibición a los candidatos opositores a postularse en las próximas elecciones. “Ahora el régimen va a tener que tratar de incentivar a la gente para que vaya a votar y generar entusiasmo en la sociedad por las elecciones que sucederán dentro de 50 días”, señala Parsi. “Y va a tener que tomar una decisión: ¿permitirá que se postulen otros candidatos o continuará en el camino que se ha trazado, en el que las elecciones cada vez tienen menos valor como ejercicio real de la democracia?”
Para ver la entrevista completa en inglés, haga clic aquí.