El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, estaría a solo unas horas de la libertad tras aceptar un acuerdo de culpabilidad con el Gobierno de Estados Unidos y ser liberado de la prisión británica en la que estaba encarcelado. Assange partió el lunes desde el aeropuerto de Stanstend, en Londres y, de este modo, puso fin a doce años de calvario. El fundador de WikiLeaks estuvo siete años refugiado en la embajada de Ecuador en Londres y, luego, cinco años recluido en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, ubicada en dicha ciudad, a fin de evitar la extradición a Estados Unidos, donde enfrentaba una posible condena de hasta 175 años de prisión por publicar documentos clasificados que expusieron crímenes de guerra que el país norteamericano cometió en Irak y Afganistán. El avión de Julian Assange hizo escala en la ciudad de Bangkok, donde recargó combustible antes de continuar hacia Saipán, en las Islas Marianas del Norte, un Estado libre asociado estadounidense situado en el océano Pacífico, donde se espera que se declare culpable de un delito estipulado en la Ley de Espionaje por conspirar para obtener y difundir ilegalmente información clasificada relacionada con la defensa nacional de Estados Unidos. Assange luego viajará en avión hacia su país de origen, Australia, para reunirse con su familia. La esposa de Julian, Stella Assange, habló este martes con la agencia de noticias Reuters.
Stella Assange: “Por supuesto, lo que creo es que el proceder correcto del Gobierno de Estados Unidos debería haber sido abandonar el caso por completo. Intentaremos obtener un indulto, obviamente. Pero el hecho de que haya una declaración de culpabilidad estipulada en la Ley de Espionaje en relación con la obtención y divulgación de información sobre defensa nacional constituye obviamente una preocupación muy seria para los periodistas y los periodistas de seguridad nacional en general”.
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