El miércoles 24 de julio, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pronunció un discurso ante una sesión conjunta del Congreso estadounidense, en el que defendió la guerra que está perpetrando contra Gaza. Fuera del recinto, miles de personas se congregaron para protestar contra la presencia de Netanyahu en Estados Unidos. Este discurso tuvo lugar en el contexto de las acciones judiciales iniciadas por la Corte Penal Internacional contra Israel, que incluyen una orden de arresto emitida para Netanyahu hace dos meses por su fiscal jefe, Karim Khan, por cometer crímenes de guerra en Gaza. Más de cien legisladores demócratas, entre ellos la vicepresidenta Kamala Harris, decidieron no asistir al discurso. No obstante, quienes sí asistieron ovacionaron de pie a Netanyahu en varios fragmentos de su disertación, en la que pintó una imagen distorsionada de lo que sucede en Gaza, no mencionó las negociaciones para alcanzar un alto el fuego ni habló de los más de 16.000 niños y niñas palestinos que han perdido la vida en el ataque israelí. Hablamos del tema con la analista de política exterior Phyllis Bennis, quien señala que si bien fue un discurso “horrible”, sirvió para mostrar que “el apoyo a Israel se ha convertido en un tema marcadamente partidista”. Además, Bennis plantea que el activismo estadounidense ha logrado construir un amplio consenso contra la guerra en Gaza y el apoyo militar a Israel, y añade que la vicepresidenta Kamala Harris, en su postulación a la presidencia de Estados Unidos, tiene la oportunidad de trazar un nuevo camino en la política del país sobre Medio Oriente.
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