Durante su discurso de asunción del lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió declarar una “emergencia energética nacional” para cumplir su promesa de campaña de “perforar y perforar” en busca de petróleo y gas. Posteriormente, Trump firmó órdenes ejecutivas para permitir la extracción de petróleo y gas en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, en el estado de Alaska; levantar la pausa que se había establecido para las nuevas exportaciones de gas natural licuado; acelerar los permisos para proyectos de energía y minería; y revocar un objetivo instaurado durante la presidencia de Biden para promover la transición hacia vehículos eléctricos. Asimismo, por segunda vez, el presidente Trump ha retirado a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas. Al firmar dicha orden, Trump afirmó: “Estados Unidos no saboteará sus propias industrias mientras China contamina con impunidad”. En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China declaró:
Guo Jiakun: “China expresa su preocupación por el anuncio de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de París. El cambio climático es un desafío común al que se enfrenta toda la humanidad. Ningún país puede mantenerse al margen de este desafío y ningún país es inmune a él”.
El regreso de Trump al poder ha alarmado a activistas ambientales de todo el mundo. En Londres, grupos de manifestantes desplegaron una pancarta de 100 metros de ancho frente al Palacio de Westminster.
Phil Thornhill: “[La pancarta dice] “Trump: genocidio climático’. Es una advertencia de que elegir a un negacionista climático para ser el hombre más poderoso del mundo puede tener consecuencias devastadoras”.