El gobierno de Bush permaneció en silencio frente a las últimas revelaciones sobre el escándalo de espionaje interno. En la Casa Blanca, el Presidente Bush se negó a hablar sobre el informe del jueves, que indicaba que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) estaba creando una base de datos de los registros de llamadas telefónicas con la ayuda de tres de las mayores empresas de telecomunicaciones del país. El Presidente dijo únicamente que el programa de espionaje era lícito, pero no alegó ninguna facultad constitucional o legal que fundamentara su afirmación. En otra conferencia de prensa, el candidato a director de la CIA, Michael Hayden —quien dirigía la NSA en el momento en que el programa de espionaje fue implementado— dijo que no daría detalles. Hayden realizó sus comentarios luego de haber cancelado inesperadamente reuniones con senadores para hablar de su nombramiento. En Capitol Hill, el presidente del Comité Judicial del Senado, Arlen Specter, anunció que citaría a funcionarios de las tres empresas de telecomunicaciones–AT&T, Verizon y BellSouth- acusadas de ayudar al gobierno a espiar a los ciudadanos estadounidenses. El congresista Maurice Hinchey reiteró su llamado a una investigación exhaustiva. Hinchey dijo: “Nos resulta muy difícil negar que han habido rendiciones. Prefieren contestar siempre con la misma respuesta. No podemos mencionar ningún caso específico y cuando hay pruebas de casos específicos, la respuesta es “No podemos (hacer comentarios)… pero podemos explicar el contexto”. El contexto es que no hay ninguna ley en Estados Unidos que permita investigar y procesar a esta persona, el sospechoso. ¿Entonces qué hacemos?¿Lo liberamos?”.
Gobierno de Bush evade preguntas acerca de las últimas revelaciones sobre la NSA
Titular12 May. 2006