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Durante años hubo rumores de que las empresas mineras estaban realizando exploraciones en Haití. Finalmente, empresas de Canadá y EE.UU. han confirmado que tienen permisos para extraer oro en más de 1.000 millas cuadradas en el norte de Haití. El nuevo Primer Ministro haitiano afirma que el valor estimado de los minerales que hay en los cerros de Haití —20 mil millones de dólares— podría ayudar a liberar al país de su dependencia de la ayuda extranjera y generar ingresos para reconstruir toda la zona devastada por el terremoto de 2010. Sin embargo, a muchas personas les preocupa que las minas terminen siendo un boom para los inversores extranjeros y un fiasco para las comunidades locales. Hablamos con Jane Regan, principal responsable del informe “Gold Rush in Haiti: Who Will Get Rich?” (Fiebre del oro en Haití: ¿Quién se enriquecerá?), del grupo Haiti Grassroots Watch. El informe fue publicado el miércoles en The Guardian y en el Haití Liberté. “Llevar la mega-minería a cielo abierto a un país que ya está ambientalmente devastado es el peor escenario posible, y encima son minas a cielo abierto en manos de empresas canadienses y estadounidenses”, dice Regan. “La mayor parte del dinero y el oro extraído se irá directamente hacia el norte.”
Transcripción
AMY GOODMAN: Acabamos el programa de hoy hablando sobre cómo Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, podría estar sentada sobre una mina de oro. Después de años de rumores de que empresas mineras estaban explorando en Haití, varias empresas canadienses y estadounidenses han confirmado ahora que han obtenido los permisos para explotar hasta un tercio de las tierras en la parte norte del país. El nuevo primer ministro de Haití dice que el estimado de 20 mil millones de dólares en los que se valoran los minerales de las montañas de Haití podría ayudar a liberar al país de la dependencia de la ayuda exterior y a reconstruir los daños causados por el devastador terremoto de 2010. Pero a muchos les preocupa que las minas se conviertan en un negocio muy provechoso para los inversores extranjeros y una ruina para las comunidades locales.
Para hablar más sobre esto nos acompaña Jane Regan, autora principal de “La fiebre del oro en Haití: ¿Quién se enriquecerá?” El informe de la organización “Haiti Grassroots Watch” fue publicado el miércoles por los diarios The Guardian y Haïti Liberté. La investigación fue en parte posible gracias a una beca del Centro Pulitzer para investigación sobre crisis. Invitamos a los representantes de las dos empresas mineras que aparecen en el informe, pero tanto Eurasia Minerals como Newmont Mining Corporation declinaron nuestras peticiones.
Jane Regan, bienvenida a Democracy Now! Cuéntenos qué fue lo que encontró.
JANE REGAN: Lo que encontramos, Amy, es que, muy silenciosa y rápidamente, estas empresas extranjeras han adquirido licencias para o bien explorar, o bien directamente explotar, como usted ha dicho, los más de mil seiscientos kilómetros cuadrados del norte de Haití. Esto ocurre bajo unas circunstancias concretas, en el país más pobre del hemisferio, y posiblemente el gobierno más corrupto del hemisferio. Recientemente se han lanzado acusaciones desde la República Dominicana sobre la corrupción masiva del presidente actual y quizás de todo su gabinete. Pero también tenemos probablemente el gobierno más neoliberal en el hemisferio, cuyo lema es: “Haití está abierto a las empresas”. Por lo tanto, se está generando una tormenta perfecta para estas minas gigantes a cielo abierto en el norte, en un país cuyo medioambiente ya está devastado, y estas minas gigantes a cielo abierto van a estar a cargo de empresas canadienses y estadounidenses, que ya han hecho esto alrededor del mundo, en países del tercer mundo, donde la mayor parte del dinero que se genera y la mayor parte del oro que sale de las minas, va derecho hacia el norte.
AMY GOODMAN: ¿Puede hablarnos sobre el campesino que le dio la carta que inició esta investigación?
JANE REGAN: Sí, de hecho, ese campesino también es periodista en una radio comunitaria. Y creo que es importante decir esto aquí en Democracy Now! Esta historia nos llegó a mí y a mis alumnos, que son todos estudiantes de periodismo de investigación haitianos, gracias a un hombre que tiene unos 65 años de edad. Y fue— él tenía una carta en la mano que decía que Eurasia Minerals tiene el derecho a explorar en 16 comunidades. Y él dijo: “Estamos preocupados porque nos enteramos de que las minas de oro a veces pueden contaminar el agua, y nosotros somos campesinos”.
AMY GOODMAN: Uno de los hombres que su equipo entrevistó habló con los residentes de un pueblo donde la exploración de oro ya está en marcha. Ellos parecían darle la bienvenida a la posibilidad de tener más empleo.
ANTHONY SYLVESTRE: Eso será muy bueno para nosotros. Estamos muy seguros de una cosa. Nos gustan mucho los extranjeros. Cuando los extranjeros vienen aquí y trabajan con nosotros, nos sentimos orgullosos, y es hermoso. Si hicieran una mina en Morne Bossa, sería como si Dios mismo hubiera bajado del cielo.
REPORTERO: Pero, ¿no cree que la empresa podría estafarlos?
ANTHONY SYLVESTRE: Sí, eso podría suceder.
AMY GOODMAN: Las empresas mineras han dicho que pueden crear cientos de puestos de trabajo en Haití— que es, repito, el país más pobre del hemisferio occidental— y ayudar a reconstruir la infraestructura del país. Hable acerca de esto.
JANE REGAN: Bueno, cientos de puestos de trabajo en un país de 10 millones de personas, ¿pero cuántos acres o hectáreas de tierras agrícolas se están tomando? Además, estos son empleos con salarios muy bajos. Haití ha atravesado estos auges mineros antes. Reynolds estuvo allí extrayendo bauxita. Hubo una empresa canadiense allí que se llevó una gran cantidad de cobre. Creo que en el período de auge, había 900 personas trabajando por un par de dólares al día. Así que esa no es realmente la manera de llevar el desarrollo a Haití, o de ayudar al país a llenar sus arcas estatales. Lo más importante es que Haití debe fijarse en todo el hemisferio, en países que están haciendo un buen trabajo protegiendo sus intereses y el medio ambiente al mismo tiempo, mientras sacan provecho de lo que hay debajo del suelo. Por ejemplo, Cuba, donde el níquel— la minería de níquel, es propiedad en su mayoría por el gobierno; o Perú, donde ahora han comenzado enfrentarse a esta misma empresa, Newmont Mining; Bolivia, donde el gobierno de Morales dice: “Sí, tenemos litio. Vamos a explotar el litio. Muchas gracias. Si necesitamos su ayuda, los llamaremos”.
AMY GOODMAN: Hable de la puerta giratoria entre los funcionarios del gobierno y las empresas mineras.
JANE REGAN: Bueno, esto es algo que descubrimos, y tengo que decir que esta fue una investigación en la que hubo cerca de 12 personas involucradas. Dos de nosotros— tres de nosotros éramos extranjeros, y todo los demás eran estudiantes haitianos y periodistas de radios comunitarias de Haití. Y descubrimos que el ex ministro de Finanzas ahora es un consultor de Newmont Mining. Así que él estuvo involucrado en las negociaciones de algunos de los permisos, que aún no han sido publicados, pero él estaba al tanto. Se sentaba a la mesa, supuestamente desde el lado del interés público, y ahora está del otro lado de la mesa, en el lado de los intereses privados. Y sé que esto también sucede en nuestro país, en este país, en Estados Unidos, y es simplemente terrible.
AMY GOODMAN: Por último, y sólo tenemos unos pocos minutos, ¿cuál es el historial de Newmont en Perú?
JANE REGAN: En Perú, Newmont tiene la mina a cielo abierto más grande del hemisferio. De 251 kilómetros cuadrados. Se llama Yanacocha. Y han estado intentando abrir otra, una gigantesca, llamada Minas Conga. Y los campesinos, las autoridades locales y los ambientalistas han hecho presión hasta el punto de eso que podría no suceder, o, si sucede, sería bajo circunstancias mucho más propicias para proteger al medio ambiente. Creo que es importante conocer todo esto, del mismo modo que Reuters, y todas estas agencias de contabilidad, escriben con terror sobre el “nacionalismo de recursos”, como si fuera una mala cosa para un país querer controlar sus recursos naturales. Creo que ya es hora.
AMY GOODMAN: Jane Regan, quiero darle las gracias por estar con nosotros. Continuaremos siguiendo esta historia. Regan es profesora de periodismo y coordinadora de la organización Haiti Grassroots Watch, con sede en Haití. Su artículo se titula: “La fiebre del oro en Haití: ¿Quién se enriquecerá?”
Traducido por Pablo Medina. Editado por Igor Moreno y Democracy Now! en Español.