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En un año en que vimos por TV la brutal decapitación de periodistas y trabajadores humanitarios occidentales a manos del grupo Estado Islámico, Estados Unidos enfrenta pedidos de cambios en la actual política de rehenes que puedo haber afectado la posibilidad de salvar las vidas de dichas personas. Los periodistas James Foley y Steven Sotloff, así como el trabajador humanitario Peter Kassig, fueron decapitados después de haber sido capturados por ISIS en Siria. El fotoperiodista Luke Somers fue asesinado en Yemen este mes durante una misión de rescate de EE.UU. fallida. Los familiares de los rehenes han criticado la política del gobierno estadounidense de rechazar negociar con los captores y pagar un rescate. Mientras tanto, al menos quince rehenes también secuestrados por ISIS en Siria han sido liberados. Eso es porque los gobiernos de sus respectivos países, todos europeos excepto uno, negociaron y pagaron millones de dólares para conseguir la liberación de esas personas. Pero Estados Unidos no solo se rehúsa a negociar y a pagar recompensas a los captores, sino que amenaza a los familiares de los rehenes si tratan de hacerlo por su cuenta. Presentamos un debate con tres invitados: Philip Balboni, presidente y CEO de GlobalPost, organización para la que Foley trabajaba como periodista independiente cuando fue tomado como rehén en el año 2012; Gary Noesner, ex jefe de la Unidad de Negociación de Crisis del FBI, y Sarah Shourd, que estuvo detenida en Irán durante 410 días hasta que finalmente la liberaron en un acuerdo hecho por el gobierno de Omán.