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Este mes se cumplen cincuenta años del bombardeo estadounidense a Laos, considerado el mayor bombardeo de la historia. Desde junio de 1964 hasta marzo de 1973, Estados Unidos lanzó por lo menos dos millones de toneladas de bombas en el pequeño país mediterráneo del sudeste asiático. Eso equivale a la carga de un avión cada ocho minutos, las 24 horas del día, durante nueve años; más de lo que Alemania y Japón lanzaron durante la Segunda Guerra Mundial. El fatal legado de la Guerra en Vietnam se mantiene hoy en forma de bombas de dispersión sin explotar, que al momento de ser arrojadas desde los aviones estadounidenses sobre grandes porciones del territorio de Laos, tenían aproximadamente un índice de falla del treinta por ciento. Los expertos estiman que Laos está cubierta de unas ochenta millones de bombas del tamaño de una pelota de baseball, que se encuentran dentro de bombas de dispersión. Desde el final del bombardeo hace cuatro décadas, decenas de miles de personas han sufrido heridas o perdieron la vida como resultado de esto. Nos acompañan Karen Coates y Jerry Redfern, coautores del libro “Eternal Harvest: The Legacy of American Bombs in Laos” (Cosecha eterna: el legado de las bombas estadounidenses en Laos).
Transcripción
NERMEEN SHAIKH: Este mes se cumplen cincuenta años del bombardeo de Estados Unidos sobre Laos, el que se convirtió en el mayor bombardeo de la historia. Desde junio de 1964 hasta marzo de 1973, Estados Unidos lanzó por lo menos dos millones de toneladas de bombas en este pequeño país del sudeste asiático sin salida al mar. Eso es el equivalente a un avión cargado de bombas cada ocho minutos, 24 horas al día, durante nueve años— más bombas de las que fueron lanzadas en Alemania y Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Este legado mortal de la guerra de Vietnam persiste actualmente en forma de bombas de racimo sin estallar, que tenían aproximadamente una tasa de fracaso del 30 por ciento cuando fueron lanzadas desde aviones estadounidenses sobre grandes franjas de Laos. Los expertos estiman que Laos está lleno de nada menos que 80 millones de “bombitas” o pequeñas bombas— bombas del tamaño de una pelota de beisbol que se encuentran al interior de las bombas racimo. Bueno, desde que el bombardeo paró hace casi 4 décadas, decenas de miles de personas han resultado heridos o muertos como resultado de las bombas. El año pasado, Democracy Now! habló con Thoummy Silamphan, sobreviviente de un accidente con una bomba y asesor para la asistencia a la víctimas. Nos contó como una bomba estalló cuando era un niño de ocho años de edad, mientras recogía brotes de bambú.
THOUMMY SILAMPHAN: Un día, necesitaba encontrar algunos brotes de bambú para alimentar a mi familia, para hacer sopa. Cuando vi los brotes de bambú, traté de acercarme más a ellos. Después de eso, la “bombie” explotó.
AMY GOODMAN: ¿A qué se refiere cuando dice que una “Bombie” explotó?, ¿una pequeña bomba?
THOUMMY SILAMPHAN: Sí, porque en ese tiempo, en mi pueblo o en esas áreas, hubo una enorme cantidad de bombardeos, y sabemos cuando una bomba puede estar bajo la tierra. Y cuando estamos cavando en busca de brotes de bambú, y luego el UXO (artefacto sin estallar) me explotó, sí. Perdí mi mano izquierda. Y en ese tiempo, fue muy, muy difícil para mí continuar con mi vida.
AMY GOODMAN: Para más información sobre Laos, vamos ahora a los estudios de la televisión pública de Nuevo México en Albuquerque para hablar con Karen Coates y Jerry Redfern, coautores de un nuevo y excepcional libro llamado “Cosecha eterna: el legado de las bombas estadounidenses en Laos”. Pasaron más de siete años en Laos trabajando en este libro. Karen y Jerry, bienvenidos a Democracy Now! Karen, comencemos con usted. ¿Por qué escribió este libro? Hablemos de la importancia de este mes, el 50º aniversario del mayor y más importante— el mayor bombardeo de la historia.
KAREN COATES: Estábamos en el país en 2005 trabajando en un artículo para la revista Archaeology Magazine, y en ese momento llevábamos viviendo en la región varios años. Habíamos visitado Laos antes. Conocíamos su historia, como estadounidenses. Pero no teníamos ni idea de la magnitud del problema hasta que estuvimos allí durante ese viaje. Durante ese viaje, en unas dos semanas tuvimos conocimiento de más de 20 accidentes en la región en la que estábamos. En ese momento nos miramos y dijimos: esto es mucho más grande, un problema mucho más grande de lo que creíamos. Y un día fuimos a un hospital local y nos encontramos con un niño de 10 años de edad que había estado cavando en su campo de cultivo, cuando golpeó algo, muy probablemente una “bombie”, que le estalló en la cara. Nosotros lo vimos. Entrevistamos a su madre. Ella dijo: “Conocemos el problema, pero ¿qué puede hacer mi familia? Tenemos que cultivar. Tenemos que cavar. Tenemos que ir al campo. Y sabemos que es peligroso, que estamos arriesgando nuestras vidas cada vez que lo hacemos”. Y fue entonces cuando Jerry y yo nos dijimos el uno al otro: “Tenemos que hacer algo mucho mayor que un artículo. Tenemos que investigar esto”.
NERMEEN SHAIKH: ¿Y cómo— Jerry, tal vez usted podría responder a esta pregunta— ¿Cómo fue el proceso de investigación? ¿Con cuántas personas sobrevivientes hablaron para escribir este libro?
JERRY REDFERN: Los reportajes que hicimos fueron básicamente reportería de base. Los hicimos viajándo por todo el país, de norte a sur y de este a oeste, simplemente viajando de pueblo en pueblo y preguntándole a la gente, “¿Tiene usted problemas con las bombas bombas? ¿Ha tenido problemas a causa de accidentes con bombas?” No puedo calcular el número de personas con las que hablamos. Cientos y cientos, desde cerca de la frontera con China en el norte hasta cerca de la frontera con Camboya, en el sur, a lo largo de la frontera con Vietnam en el este, y también a lo largo de la frontera con Tailandia en el oeste. De algún modo, la forma en la que comenzamos y continuamos haciendo la investigación fue gracias a que Estados Unidos llevaba la cuenta de la mayoría de los bombardeos que se llevaron a cabo. Y en torno al años 2000, el gobierno de Clinton le dio estos datos de los bombardeos al gobierno de Laos, al gobierno de Camboya y al gobierno vietnamita, ya que esos eran los países que bombardeamos, y así ayudarles a deshacerse de los artefactos no detonados tras los bombardeos. Y el gobierno de Laos, con la colaboración de otros grupos de ayuda, elaboraron una serie de mapas que muestran los lugares del país que fueron más duramente bombardeados. Esencialmente tomamos esos mapas de los bombardeos y fuimos a las áreas de mayor concentración, y simplemente le preguntamos a la gente qué tipo de problemas tenían.
AMY GOODMAN: Karen Coates, volvamos 50 años atrás. Hay muchas personas que están viendo o escuchando el programa en estos momentos que no tienen idea de lo que pasó. ¿Por qué comenzó esta campaña de bombardeos? Cuéntenos la historia del bombardeo de Laos por Estados Unidos.
KAREN COATES: Es una pregunta complicada, pero, realmente, fue una guerra aérea con dos objetivos. Uno de los principales objetivos era bombardear para acabar con el tránsito de personas y suministros a través de la Ruta Ho Chi Minh entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur, que iba a través de Laos. Y la otra razón fue para ayudar a nuestros aliados en el norte en contra de la insurgencia comunista. Pero fue mucho más que eso. Al final, cada provincia se vio afectada, de algún modo.
AMY GOODMAN: Esto fue durante la presidencia del presidente— ¿cuales fueron las razones del presidente Nixon? Hablemos del secretismo alrededor de todo esto.
JERRY REDFERN: Bueno, en realidad todo comenzó con el presidente Lyndon Johnson en 1964, antes de que Nixon llegara al poder. Y al leer la historia de la Fuerza Aerea sobre la campaña de bombardeo, parece que Johnson la comenzó pensando que serían sólo un par de pequeños bombardeos en el norte del país, tal vez unos pocos en el este. Pero fue a finales de 1964, cuando comenzó lo que nosotros consideramos como el bombardeo que ocurrió en la guerra de Vietnam, el enorme bombardeo a gran escala, que se inició en diciembre. Nixon aumentó enormemente la cantidad de bombardeos en Laos, pero realmente se inició bajo Lyndon Johnson.
AMY GOODMAN: Hablemos del video que ustedes produjeron para acompañar el libro. Este es Jim Harris, fundador de “Ayudamos a las Víctimas de Guerra”. Hablando acerca de la campaña de bombardeos contra Laos.
JIM HARRIS: La campaña de bombardeo se llevo a cabo para interceptar el tráfico hacia el sur de los soldados de Vietnam del Norte a Vietnam del Sur. Y ese tráfico descendía a través de lo que llamamos la Ruta Ho Chi Minh. También bombardeamos en apoyo a las tropas de la etnia Hmong quienes fueron nuestros aliados en la guerra en la provincia de Xiangkhouang. Sin embargo, si vemos un mapa de Laos indicando el alcance completo de los bombardeos es realmente increíble lo mucho que el país se vio afectado.
AMY GOODMAN: Karen Coates, cuéntenos más a partir de aquí.
KAREN COATES: Bueno, cuando ves ese mapa, es casi increíble— lo sigue siendo para mí cuando lo veo hoy— porque se puede ver cómo todo el país, o casi, fue cubierto de bombas, capa sobre capa. Y esas bombas siguen todavía surgiendo de la tierra en la actualidad.
NERMEEN SHAIKH: Jerry, ¿puede hablar sobre cómo esto afecta a la gente hoy en día? Su historia cuenta— su libro cuenta la historia de una mujer llamada Ta. Usted cuenta diferentes historias; una de ellas es sobre una mujer llamada Ta y su hijo muerto Bunyon. ¿Puedes hablar de esa historia y de como es de representativa de las cientos de personas con las que hablaste y que todavía hoy están sufriendo los efectos de este bombardeo?
JERRY REDFERN: Esa fue una historia asombrosamente triste. Es un muy— discúlpeme— ocurrió en una zona particularmente pobre del país, una vez más, cerca de la frontera con Vietnam, en un punto de entrada de la Ruta Ho Chi Minh en Laos. Una zona que fue muy bombardeada. Y la gente de allí son agricultores muy pobres. Esencialmente, la segunda cosecha del año que tienen consiste en salir a recoger chatarra de bombas, o bombas intactas o la metralla de las bombas que explotaron. Para luego venderlas y conseguir dinero, y esa chatarra se utiliza en otros productos, a barras de refuerzo, cucharas o cosas por el estilo. Pero su hijo, por lo que supimos de personas que sobrevivieron, él y un par de personas más habían encontrado una especie de bomba que no lograban reconocer, y estaban cavando, cuando explotó y los aniquiló por completo, a él y a otras dos personas. Todo el mundo en este pueblo sabía de los peligros de este tipo de cosas. La gente de este pueblo había estado muriendo durante años, pero aún así salieron a tratar de recolectar chatarra porque eran muy pobres. Fue una historia realmente terrible.
AMY GOODMAN: Quiero—
JERRY REDFERN: Pero, por desgracia no es la única historia como esa.
AMY GOODMAN: Quiero volver a Thoummy Silamphan, sobreviviente de un accidente con una bomba y asesor para la defensa de las víctimas en Laos, que estuvo en nuestros estudios. Habló sobre el legado de la campaña de bombardeos de EE.UU. contra su país.
THOUMMY SILAMPHAN: Aunque la guerra se terminó hace muchos años, la munición sin estallar siguen matando e hiriendo a gente, hasta el día hoy. Y es por eso que queremos involucrar a la organización “El legado de la guerra”. Creo que “El legado de la guerra” es una organización muy muy importante para la gente de Laos, especialmente para acabar con los restos de municiones que no explotaron y para la asistencia a las víctimas en Laos, porque ahora hay más de cien pueblos con municiones sin explotar en Laos. También tenemos muchos sobrevivientes que están esperando apoyo y ayuda.
AMY GOODMAN: Este era Thoummy Silamphan, sobreviviente de un accidente con una bomba y asesor para la defensa de las víctimas en Laos. Karen, ¿puedes hablar sobre la artillería sin explotar, que continúa esparcida por el país, y particularmente sobre lo que la gente en Laos siente, que esto es responsabilidad de Estados Unidos todavía hoy, 50 años más tarde? Jerry, háblenos de ellos también.
KAREN COATES: La artillería sin explotar que queda —y eso es un término que cubre todos los tipos de municiones que quedan, pero lo más común son las bombas de racimo, o las pequeñas bombitas a las que nos referimos anteriormente, que— fueron empacadas en latas que se abrían en medio del aire y se esparcían por toda la tierra. Y esas son particularmente peligrosas porque son pequeñas. Son aproximadamente del tamaño de una pelota de béisbol. Los agricultores pueden confundirlas con rocas. Los niños pueden confundirlas con juguetes. Y si una persona se encuentra una, es casi imposible saber si esa cosa va a explotar o no. A menudo, explota si una persona la mueve, la tira o algo por el estilo.
JERRY REDFERN: Son también un arma particularmente perniciosa, porque no están diseñadas para herir— como las minas terrestres, utilizadas por los militares, que debe acabar con una persona, y luego tal vez otras dos personas tienen que sacar a esa persona fuera de la zona de combate. Estos pequeños explosivos del tamaño de una bola de béisbol tienen el propósito de matar cualquier cosa dentro de un radio de unos 30 metros más o menos. Y pueden encontrar cientos de ellos en un área. En realidad es extraordinario encontrarse con personas que sobrevivieron a estos accidentes con estas cosas, porque están destinadas a asesinar personas.
KAREN COATES: Pero no son las únicas bombas que quedan.
AMY GOODMAN: ¿Cuál es la responsabilidad de Estados Unidos?
KAREN COATES: Por ejemplo—
AMY GOODMAN: ¿hoy en día? Sólo tenemos 30 segundos.
JERRY REDFERN: Esa es una buena pregunta. Lo que hemos estado pensando es que Estados Unidos tiene que pensar en planes sobre qué hacer después de entrar a una guerra. Estados Unidos le gusta planear guerras, pero las secuelas, las consecuencias, planear qué hacer con todas las cosas que quedan atrás, parece ser algo que no se considera.
AMY GOODMAN: Jerry Redfern y Karen Coates, queremos darles las gracias por estar con nosotros, co-autores de “La eterna cosecha: El legado de las bombas estadounidenses en Laos”. Y muchas gracias a PBS Nuevo México. Eso es todo por hoy. Tenemos dos ofertas de trabajo. Democracy Now! está contratando a un director administrativo y un administrador de sistemas Linux, así como ofertando pasantías para otoño. Visita democracynow.org/jobs para más información.
Traducido por Camila Osorio. Editado por Igor Moreno y Democracy Now! en Español