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El reciente alto el fuego decretado en Ucrania continua en vigencias tras un comienzo dudoso, días después de que el Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, acusara públicamente a los funcionarios rusos de mentirle en la cara sobre el apoyo militar a los rebeldes separatistas. La ONU afirma que la cantidad de muertos durante el conflicto que lleva casi un año alcanzó las seis mil víctimas. Esto se produce mientras decenas de miles de personas se dieron cita en Moscú para recordar al líder de la oposición, Boris Nemtsov, recientemente asesinado. Nemstov había acusado al presidente ruso Vladimir Putin de ejercer un poder autoritario. “Es moda en Estados Unidos y Gran Bretaña condenar a Putin como un tipo de mente trastornada”, afirma Noam Chomsky, pero señala que el líder ruso puede aceptar la actual medida ucraniana para unirse a la OTAN. Chomsky sostiene que una declaración fuerte de que Ucrania será neutralizada ofrece el camino a un acuerdo pacífico.
Transcripción
AMY GOODMAN: Seguimos en Democracy Now!, democracynow.org, El informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman y él es Aaron Maté. Nuestro invitado para el programa es el profesor emérito del instituto MIT Noam Chomsky, conocido en todo el mundo por sus escritos políticos.
Ahora nos centraremos en la cuestión de Rusia y Ucrania. El Secretario de Estado John Kerry se reunirá en Ginebra con su par ruso, Sergey Lavrov, para discutir el conflicto en Ucrania. La reunión se produce pocos días después de que Kerry acusara públicamente a los funcionarios rusos de haberle mentido en la cara en lo referido al apoyo militar brindado a los rebeldes separatistas. Además, Rusia y Ucrania mantienen una negociación directa en Bruselas para resolver una disputa sobre el suministro de gas ruso. Hoy la ONU dijo que, tras casi un año de conflicto, el número de muertes está llegando a 6 mil. Después de un vacilante comienzo, se está logrando sostener el alto el fuego declarado recientemente.
Este fin de semana Rusia también vivió, en la noche del viernes, el asesinato del líder de la oposición, Boris Nemtsov. Nemtsov fue viceprimer ministro y luego se convirtió en un político disidente. El viernes por la noche fue baleado cerca de la Plaza Roja. El domingo iba a liderar una gran manifestación contra Vladimir Putin. La manifestación se hizo mucho más grande por su muerte. Decenas de miles de personas, posiblemente 50 mil, marcharon frente al Kremlin con carteles que decían: “No tengo miedo”. Noam Chomsky, ¿qué puedes decirnos sobre lo que está pasando entre Rusia y Ucrania?
NOAM CHOMSKY: Lo que está pasando es bastante feo. Creo que muchas de las críticas son bastante precisas, pero, de alguna manera, están pasando por alto el eje de la cuestión. Es importante que consideremos el contexto. Ahora en Estados Unidos y Gran Bretaña está de moda condenar a Putin por su distorsión mental o algo así. Salió un artículo en la revista Psychology Today en el que se analiza su cerebro, tratando de responder por qué es tan arrogante. Se lo ha acusado de tener Asperger; Timothy Garton Ash lo describe como un hombre irritable con cara de rata, y otras cosas por el estilo. Todo esto trae reminiscencias de la década de 1950, cuando yo era un estudiante de posgrado. En ese momento, EE.UU. tenía un poder abrumador y era capaz de utilizar a ONU como un arma contra su enemigo, la Unión Soviética, de modo que Rusia, por supuesto, vetaba un montón de resoluciones, condenando esto. Y entonces, importantes antropólogos de Estados Unidos e Inglaterra realizaron un, comenzaron a analizar por qué los rusos eran tan negativos, por qué decían que no a todo lo que se discutía en la ONU. Y su planteo era que los rusos eran negativos porque criaban a sus bebés envueltos con fajas y mantas, y eso generaba la negatividad. Los tres o cuatro intelectuales de Harvard que pensábamos que esto era ridículo, solíamos llamarlo “pañalogía”, como una parodia de la kremlinología. Y eso se está recreando en la actualidad.
Pero el hecho es que, sea lo que sea que pensemos de Putin -digamos que es un hombre irritable, con cara de rata, con Asperger, lo que sea— igualmente el planteo de los rusos es válido. Y es importante entender ese planteo. Y aquí hay gente que entiende ese planteo, porque se toma la molestia de pensar. O sea, por ejemplo, hay un artículo principal de Foreign Affairs, que es la revista más importante del establishment, escrito por John Mearsheimer, cuyo título es algo así como: “Occidente es responsable de la crisis en Ucrania”. Y él analiza el contexto. Este contexto viene de la caída de la Unión Soviética; 1989, 1990. Hubo negociaciones entre el presidente Bush, James Baker y Mijaíl Gorbachov. para ver cómo resolver los problemas que surgían en ese momento. Una pregunta crucial era: ¿Qué va a pasar con la OTAN?
La OTAN había sido anunciada, desde sus inicios, como necesaria para proteger a Europa occidental de las hordas rusas. Bien, al no haber más hordas rusas, ¿qué sucederá con la OTAN? Bueno, ahora ya sabemos lo que pasó con la OTAN. Pero este fue un punto crucial. Gorbachov aceptó que Alemania, la Alemania unificada, se uniera a la OTAN, que era una alianza militar hostil. Fue una concesión bastante impresionante, teniendo en cuenta la historia del siglo anterior. En el último medio siglo, Alemania prácticamente había destruido Rusia en varias ocasiones y ahora él aceptaba que Alemania se uniera a una alianza militar hostil encabezada por la única superpotencia que quedaba. Pero pedía algo a cambio: que la OTAN no avanzara ni un centímetro hacia el este. Esa fue la frase que se utilizó en las negociaciones, refiriéndose al este de Alemania, Alemania Oriental. Y sobre esa condición, siguieron adelante con los acuerdos. La OTAN se trasladó de inmediato a Alemania Oriental. Cuando Gorbachov protestó enérgicamente, Estados Unidos le informó que ese había sido sólo un acuerdo verbal, que no había nada por escrito. La implicación tácita era, si ustedes son tan ingenuos como para pensar que podían hacer un pacto de caballeros con nosotros, es su problema. Eso no lo dijeron; lo estoy diciendo yo. Pero sí la OTAN avanzó hacia Alemania del Este; durante la presidencia de Clinton, llegando hasta las fronteras rusas.
Hace apenas un par de semanas, hubo un desfile militar en Estonia en el que se podían ver equipos militares estadounidenses, y eso era a 200 metros de la frontera con Rusia. Rusia está rodeada por armas de ataque de Estados Unidos, se las suele llamar “defensivas”, pero son todas armas de ataque. Y entonces el nuevo gobierno de Ucrania, que asumió luego del derrocamiento del gobierno anterior en diciembre del año pasado, a finales de diciembre, aprobó una resolución por mayoría abrumadora —creo que algo así como 300 votos contra 8— anunciando su intención de tomar medidas para unirse a la OTAN. Ningún líder ruso, sea quien sea, podría tolerar que Ucrania, que está justo en el centro geoestratégico de los intereses rusos, se una a una alianza militar hostil. O sea, imaginemos, por ejemplo, cómo hubiera reaccionado EE.UU. si, hagamos de cuenta que durante la Guerra Fría el Pacto de Varsovia se hubiera extendido a América Latina, y ahora México y Canadá estuvieran planeando unirse al Pacto de Varsovia. Por supuesto, es un ejercicio teórico, porque ya el primer paso hubiera generado una respuesta violenta de parte de Estados Unidos y no habría podido llegar más lejos.
AMY GOODMAN: La crisis de los misiles en Cuba.
NOAM CHOMSKY: Sí, es muy interesante pensar qué fue realmente lo que sucedió durante la crisis de los misiles en Cuba, que es muy llamativo. El momento crucial de la crisis de los misiles fue, el momento cumbre, el 26 y 27 de octubre, justo al final. Khrushchev había enviado una carta a Kennedy proponiéndole, para poner fin a la crisis, retirar públicamente y en simultáneo los misiles rusos de Cuba y los misiles estadounidenses de Turquía. Estos eran misiles obsoletos y en EE.UU. ya se había emitido una orden para retirarlos, porque iban a ser reemplazados por misiles mucho más letales y por submarinos Polaris, que son submarinos invulnerables. Así que esa fue la oferta rusa. Ellos retirarían sus misiles de Cuba y nosotros retiraríamos de Turquía misiles obsoletos, que de todas formas iban a ser reemplazados por otros más letales. Kennedy la rechazó. Y su propia evaluación subjetiva, lo que sea que eso signifique, sobre el riesgo de guerra nuclear era de un tercio a la mitad. Esa debe haber sido la decisión más terrible de la historia. Khrushchev dio marcha atrás, por suerte. En secreto, EE.UU. sí dijo que retiraría los misiles obsoletos que, de todos modos, ya no necesitaba. Pero si analizamos el equilibrio de poder que se asumía como legítimo, vemos que el principio que opera es que nosotros tenemos el derecho a rodear a quienes queramos con armas ofensivas letales, que podrían destruirlos en un segundo, pero ellos no pueden hacer nada en ningún lugar cerca nuestro. Lo mismo ocurre analicemos el conflicto marítimo con China. ¿Dónde tiene lugar? O sea, ¿acaso se despliega en la costa de California? ¿O en el Caribe? No, es en la costa de China. Allí es donde vamos a defender lo que denominamos principio de libertad de los mares, no es en, es en aguas del territorio chino. Esto es parte de la idea de que, básicamente, somos dueños del mundo y tenemos el derecho de hacer cualquier cosa donde se nos dé la gana, y nadie tiene el derecho a oponerse.
Ahora, volviendo al caso de Ucrania, pensemos lo que pensemos sobre Putin, aunque creamos que es el peor monstruo que ha habido desde Hitler, igual es válido su planteo. Y es un planteo del que ningún dirigente ruso se retractaría. No pueden aceptar la medida del actual gobierno ucraniano de unirse a la OTAN y, probablemente, a la Unión Europea. Y la manera más lógica de resolver este conflicto es con una fuerte declaración de que Ucrania será neutralizada, que no será parte de ninguna alianza militar; eso y con otras decisiones que ya están más o menos acordadas sobre la autonomía de las regiones. Se le puede dar ciertos matices, pero esos son los términos básicos para una solución pacífica. La cuestión es que tenemos que estar dispuestos a aceptarlo, de lo contrario, podríamos llegar a una situación muy peligrosa. Antes comenté que el Reloj del Apocalipsis, el famoso reloj del Boletín de Científicos Atómicos ha sido adelantado recientemente, quedando a solo tres minutos de la medianoche. Está muy cerca. Si llega a medianoche significa que estamos acabados. Es lo más alto, lo más cerca que se ha llegado desde 1983.
Y nos vendría bien recordar qué estaba sucediendo en este momento. Lo que pasaba era que el gobierno de Reagan, apenas asumió comenzó a tomar medidas altamente provocativas. Querían probar las defensas rusas, por lo que simularon ataques aéreos y navales contra Rusia, muy abierta y públicamente. Querían que los rusos supieran, para ver cómo reaccionaban. Bueno, fue un momento de mucha tensión. Se instalaron misiles Pershing II en Europa occidental, que podían llegar a Moscú en un tiempo de vuelo de 5 a 10 minutos. Reagan había anunciado el llamado programa “Star Wars”, al que se denominaba defensivo, pero analistas estratégicos de todos los bandos coinciden en que se trata de un arma de ataque inicial, lo sé que se conoce como defensa antimisiles. Fue un período muy tenso. Los rusos estaban preocupados. Ya en aquel momento se sabía que estaban preocupados, pero unos documentos desclasificados recientemente, documentos rusos, indican que su nivel de preocupación era muy alto. Un informe reciente de la inteligencia estadounidense analiza en detalle cuáles fueron sus reacciones y concluye, con estas palabras, que “El miedo a la guerra era real”. Estuvimos cerca de la guerra. Y es peor aún, porque justo en 1984, justo en el pico de tensión, que fue cuando el Reloj del Apocalipsis se acercó a la medianoche, justo en ese momento, los sistemas de detección automáticos rusos, que son mucho peores que los nuestros, porque nosotros tenemos detección por satélite y podemos detectar misiles desde el despegue. Ellos tienen sólo detección por radar, en la línea de visión, por lo que sólo pueden detectar misiles cuando ya están al alcance del radar. Y detectaron un ataque con misiles de Estados Unidos. El protocolo en un caso así es informar a los altos mandos, que lanzarán un ataque preventivo. Esa alerta fue recibida por un individuo particular, Stanislav Petrov, que simplemente decidió no transmitirla. Por eso hoy estamos vivos y podemos hablar sobre aquel episodio.
AMY GOODMAN: Tenemos que ir a un corte y luego volvemos con Noam Chomsky, profesor emérito en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y autor de más de cien libros. Enseguida volvemos.
Traducido por Constanza Sánchez Chiappe. Editado por Verónica Gelman y Democracy Now! en Español