Noam Chomsky: “una banda de ladrones” le inició el juicio político a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff

Reportaje17 de mayo de 2016

Mientras en Brasil siguen las protestas por la votación del Congreso para suspender a la presidente Dilma Rousseff e iniciarle juicio político, Noam Chomsky destaca que “se trata de la única líder política que no robó para enriquecerse y “una banda de ladrones” que sí lo hicieron, le inició juicio político. Eso equivale a un golpe de Estado blando”. El reemplazante de Rousseff, ex vicepresidente de Brasil, Michel Temer, es miembro del partido PMDM opositor y está implicado en un enorme escándalo de corrupción que involucra a Petrobras, la empresa petrolera del Estado. Temer acaba de armar su gabinete con hombres blancos, que están acusados de implementar políticas que favorecen a las grandes empresas.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: ¿Qué opina de lo que está sucediendo ahora mismo en Brasil, donde continúan las protestas por la votación del Congreso a favor de suspender a la presidenta Dilma Rousseff e iniciar un juicio político en su contra? Ahora El Salvador se ha negado a reconocer al nuevo gobierno de Brasil. El presidente salvadoreño, Cerén, dijo que la destitución de Rousseff tenía, cito, “la apariencia de ser un golpe de Estado”. ¿Qué está ocurriendo allí? ¿Y cómo ve la diferencia entre… pareciera que tal vez Bush salvó a América Latina al simplemente no poner atención en ella, al concentrarse totalmente en Irak y Afganistán. Parece que el gobierno de Obama está prestando un poco más de atención a esa región.

NOAM CHOMSKY: Bueno, yo no creo que sea sólo una cuestión de falta de atención. En los últimos 10 o 15 años, América Latina ha conseguido liberarse en gran medida del dominio extranjero, principalmente del de Estados Unidos. Eso es un desarrollo espectacular del escenario mundial. Es la primera vez en 500 años que esto ocurre. Es un gran cambio. Así que la llamada falta de atención se debe en parte al hecho de que EE.UU., de alguna manera, está siendo desplazado fuera del hemisferio, menos de lo que podría ser. Estados Unidos solía ser capaz de derrocar gobiernos, de llevar a cabo golpes de Estado según su voluntad, etc. Ahora lo intenta. Ha habido tres… tal vez depende de cómo se cuenten, pero han habido tres intentos de golpes en este siglo. Uno en Venezuela en el año 2002 que tuvo éxito durante un par de días, y que fue respaldado por EE.UU., y que fue sofocado por la reacción popular. Un segundo en Haití en el año 2004, que tuvo éxito. EE.UU. y Francia –con la ayuda de Canadá– secuestraron al presidente, lo enviaron a África Central, e impidieron que su partido participara en las elecciones. Ese fue un golpe de Estado exitoso. Ya bajo el gobierno de Obama, hubo un golpe militar en Honduras, el cual derrocó a un presidente reformista. Estados Unidos se encontró a si mismo casi completamente solo en su intento de legitimar el golpe, ya sabe, afirmando que las elecciones bajo el régimen de facto eran legítimas. Honduras, una sociedad muy pobre y muy reprimida, se convirtió en una absoluta cámara del terror. Ha habido inmensos flujos de refugiados, a quienes hemos devuelto al otro lado de la frontera, de vuelta a la violencia que nosotros ayudamos a crear. En Paraguay hubo una especie de semigolpe, que al igual que en Honduras, tuvo el objetivo de deshacerse de un cura progresista que estaba gobernando el país, desde hacía poco tiempo.

Lo que está ocurriendo ahora en Brasil es, de muchas maneras, extremadamente lamentable. En primer lugar, ha habido un nivel masivo de corrupción. Lamentablemente, el Partido de los Trabajadores, el partido de Lula, que tenía una oportunidad real de lograr algo muy importante, y que logró hacer algunos importantes cambios positivos, se unió al resto de partidos, a la élite tradicional, en este gran robo. Y eso debería ser castigado. Por otro lado, respecto a lo que está sucediendo ahora, creo que las palabras que usted citó del presidente de El Salvador son bastante acertadas. Esto es una especie de un golpe suave. La élite detesta al Partido de los Trabajadores y está utilizando esta oportunidad para deshacerse del partido que ganó las elecciones. No están esperando a las elecciones, la cuales probablemente iban a perder, sino que quieren deshacerse de él, sacando partido de una recesión económica, que es grave, y de la corrupción masiva que ha sido destapada. Pero como incluso el New York Times señaló, Dilma Rousseff es quizás la única líder política que no ha robado para enriquecerse. Ella está siendo acusada de manipulaciones en el presupuesto, un acto bastante común en muchos países, sacar de un bolsillo y ponerlo en otro. Quizás sea una mala acción, pero definitivamente, no justifica un juicio político. De hecho, estamos viendo a la única líder política que no ha robado para enriquecerse, siendo sometida a un juicio político por parte de una banda de ladrones, que sí ha robado. Eso equivale a un golpe de Estado blando. Creo que eso es correcto.

Traducido y editado por Linda Artola y Democracy Now! en Español.

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