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El viernes, el Fiscal General Jeff Sessions les pidió la renuncia a 46 fiscales estadounidenses, lo que provocó el enojo de los fiscales, que dicen no haber sido advertidos por adelantado. Uno de los fiscales de perfil más alto al que se le pidió la renuncia, el fiscal de Estados Unidos en Manhattan Preet Bharara, se rehusó a renunciar el viernes y fue rápidamente despedido. El despido de Bahara se produjo sorpresivamente, dado que Donald Trump se reunió personalmente con él en la Torre Trump en noviembre del año pasado y le aseguró que podría permanecer en su cargo. Las circunstancias inusuales del despido de Bharara hicieron que los demócratas sugirieran que estaba motivado políticamente. El despido de Bahara se produjo en momentos en que su oficina estaba investigando a la cadena Fox News, después de que presuntamente no informara a sus accionistas acerca de los numerosos acuerdos por casos de acoso y ataques sexuales. El despido también se produjo menos de una semana después de que grupos que controlan el accionar del gobierno enviaran una carta a la oficina del fiscal en Manhattan, para pedir una investigación de si el presidente Trump violó una cláusula constitucional que prohíbe a los empleados federales recibir beneficios de gobiernos extranjeros. Además, Preet Bharara fue uno de los dieciocho funcionarios estadounidenses a los que les prohibieron ingresar a Rusia. El presidente ruso, Vladimir Putin, presuntamente se enojó por el juicio que Bharara le hizo a Viktor Bout, el vendedor de armas ruso.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que le hicimos (en inglés) a Harry Siegel. Siegel es editor del sitio Daily Beast y columnista del periódico New York Daily News.