Orígenes de la epidemia de opioides: Purdue Pharma sabía del uso abusivo de OxyContin en 1996 pero lo encubrió

Reportaje01 de junio de 2018

Un explosivo informe del periódico New York Times reveló que los fabricantes del fármaco OxyContin sabían que este era altamente adictivo, ya en el año 1996, el primer año luego que la droga saliera a la venta. Esta semana, el periódico publicó un informe confidencial del Departamento de Justicia de EE.UU. que muestra que a los ejecutivos de la empresa Purdue Pharma les habían dicho que se estaban aplastando y pulverizando las pastillas de OxyContin para su inhalación, por su poderoso efecto narcótico. Sin embargo, lo promocionaron como un analgésico menos adictivo que otros analgésicos opioides. Este informe es especialmente condenatorio porque los ejecutivos de Purdue declararon ante el Congreso que ellos no supieron del creciente uso abusivo de la droga sino hasta años después de su salida al mercado. Hoy, las sobredosis de la droga son la principal causa de muerte de los estadounidenses menores de 50 años de edad. Si bien el presidente Trump sostuvo el martes que los números relacionados a la adicción a los opioides están “por el suelo”, las últimas estadísticas muestran que hubo un aumento de la sobredosis y las muertes vinculadas con el consumo de opioides durante el primer año del mandato de Trump. De acuerdo a los Centros de Prevención y Control de Enfermedades, las muertes por sobredosis de opioides aumentaron a 46 mil aproximadamente, en el período de doce meses que terminó en octubre del año 2017. Lo que representa un aumento del 15% comparado con el período anterior que terminó en octubre del año 2016. La epidemia es tan generalizada que, por primera vez en cincuenta años, la expectativa de vida está cayendo en Estados Unidos.

Para saber más de este tema, hablamos con Barry Meier, el periodista que dio a conocer la noticia para el New York Times, titulada “Origins of an Epidemic: Purdue Pharma Knew Its Opioids Were Widely Abused” (Los orígenes de una epidemia: Purdue Pharma sabía que sus opioides se usaban ampliamente de manera abusiva). Meier fue periodista de The New York Times durante casi tres décadas y el primero que arrojó luz a nivel nacional sobre el uso abusivo de OxyContin. Su libro, “Pain Killer: An Empire of Deceit and the Origin of America’s Opioid Epidemic” (Analgésico: un imperio de engaño y el origen de la epidemia de opioides en EE.UU.), se publicó esta semana en una edición actualizada y aumentada.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Hoy dedicamos la hora del programa a analizar la epidemia de opioides que está viviendo EE.UU. y cómo se extendió a través del país. Las sobredosis de drogas son ahora la principal causa de muerte para estadounidenses menores de 50 años. Pero durante un discurso ofrecido el 29 de mayo, el presidente Trump afirmó que “los números están muy por debajo”. Trump habló en Nashville, Tennessee.

PRESIDENTE DONALD TRUMP: Tenemos 6.000 millones de dólares para opioides y para deshacernos de ese flagelo que se está apoderando de nuestro país. Y los números están muy por debajo. Estamos corriendo la voz. La cosa está mal. Vas al hospital. Tienes un brazo roto. Sales. Eres un drogadicto enganchado a esta mierda. Los números están muy por debajo. Estamos haciendo un buen trabajo. Pero tenemos 6.000 millones para ayudarnos a hacer frente a los opioides.

AMY GOODMAN: De hecho, las últimas estadísticas muestran que ha habido un aumento de las muertes relacionadas con los opioides y sobredosis durante el primer año de la presidencia de Trump. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las muertes por sobredosis de drogas relacionadas con opioides aumentaron en unas 46.000 durante el periodo de 12 meses que finalizó en octubre de 2017, alrededor del 15% más de la cifra de octubre de 2016. La epidemia ha sido tan generalizada que la esperanza de vida está cayendo en Estados Unidos por primera vez en 50 años.

Mientras tanto, la Casa Blanca dice que está a punto de lanzar una serie de anuncios de servicio público a partir de la próxima semana sobre los peligros de los opioides dirigidos a los jóvenes. Los anuncios se crearon con Kellyanne Conway, la persona clave del equipo de Trump en el tema relacionado con los opioides. Además, The New York Times publicó esta semana un informe confidencial del Departamento de Justicia que encontró que los fabricantes del medicamento OxyContin tuvieron acceso a información que mostraba que esa droga era adictiva ya desde 1996, el primer año tras la salida al mercado del medicamento. Los ejecutivos de Purdue Pharma recibieron la información de que OxyContin estaba siendo convertido en polvo y esnifado por su poderoso narcótico, pero aún así lo promovió como si fuera menos adictivo que otros analgésicos opioides. Este informe es especialmente condenatorio porque directivos de Purdue han testificado ante el Congreso que no supieron del creciente abuso de la droga hasta años después de que estuviera en el mercado.

Para hablar más del tema nos acompaña Barry Meier, periodista que publicó la exclusiva de esta historia en The New York Times bajo el título: “Orígenes de una epidemia: Purdue Pharma sabía que la población estaba abusando ampliamente de sus opioides”. Barry Meier trabajó en The New York Times durante casi 30 años, y fue el primer periodista en poner el foco a nivel nacional sobre el abuso del OxyContin. Su libro “Pain Killer: Un imperio del engaño y el origen de la epidemia de opioides en EE.UU.” se ha publicado esta semana en una edición actualizada y ampliada. Meier ha ganado un premio Pulitzer y dos George Polk por sus informes anteriores sobre la intersección entre el sector empresarial, el sector médico y la salud pública.

Barry Meier, bienvenido a Democracy Now!

BARRY MEIER: Gracias, Amy. Un placer.

AMY GOODMAN: Es genial tenerle con nosotros. Bueno, hablemos de este último documento del Departamento de Justicia que acaba de conseguir.

BARRY MEIER: Sí. Los puntos básicos son estos. Como usted ha señalado, Purdue Pharma ha afirmado que se dio cuenta por primera vez del creciente abuso del OxyContin a principios del año 2000. Eso fue unos cuatro años después de su introducción en el mercado. De hecho, lo que este documento mostró es que la empresa tenía amplia información sobre el abuso del OxyContin en 1997, 1998, 1999.

AMY GOODMAN: Hace veinte años.

BARRY MEIER: Sí, y ocultó esa información, no se lo dijo a la FDA, no se lo dijo a los médicos, no se lo dijo a los pacientes. Este es un informe muy condenatorio. Los crímenes fueron tan significativos que la fiscalía, que pasó cuatro años investigando a la empresa, recomendó que tres altos ejecutivos de Purdue Pharma fueran acusados por una serie de delitos graves, como conspiración para defraudar a EE.UU., realizar falsos testimonios y cosas de esa naturaleza. Lamentablemente, sus esfuerzos fueron bloqueados por altos funcionarios del Gobierno dentro del Departamento de Justicia.

AMY GOODMAN: Explique lo que realmente ocurrió.

BARRY MEIER: Lo que ocurrió es lo siguiente. Purdue Pharma recibió permiso para comercializar el OxyContin como un medicamento menos propenso al abuso y la adicción que los narcóticos de la competencia. Esto fue como un regalo…

AMY GOODMAN: Medicamentos como el Vicodin y otros.

BARRY MEIER: Sí, exactamente. Fue un regalo de la FDA. Aceptaron ese regalo. Les dijeron a los médicos no solo que [el OxyContin] posiblemente era menos propenso a generar abuso y adicción, sino que en efecto sería menos propenso a generar abuso y adicción. En 2007, admitieron, básicamente, haber mentido a los médicos, haber mentido a los pacientes, tergiversando lo que se les había permitido decir.

Lo que no sabíamos era que durante el proceso de la investigación que llevó a esa confesión, el Gobierno federal también había descubierto información que mostraba que no solo promocionaron de forma falsa el medicamento, sino que sabían, casi desde el principio, que la gente estaba abusando del OxyContin, abusando significativamente de OxyContin, y ocultaron esa información. Si hubieran enviado una advertencia sobre eso a la sociedad, el OxyContin nunca se hubiera convertido en una droga que generó miles de millones en ganancias, y miles de vidas habrían evitado verse afectadas por esa droga.

AMY GOODMAN: Vamos a hablar sobre los orígenes del OxyContin, la familia Sackler. Hablemos de cómo creció esta compañía farmacéutica. Su libro “Pain Killer” se publicó hace unos 15 años.

BARRY MEIER: Correcto.

AMY GOODMAN: Eso fue antes de que la empresa y sus directivos fueran acusados formalmente. Hable de Rudolph Giuliani, quien está ahora de nuevo en los titulares por ser abogado de Trump. Hable de su papel en el auge del OxyContin, y en evitar que esta empresa fuera procesada de forma seria.

BARRY MEIER: Bueno, Rudolph Giuliani fue contratado en 2002. Muchos de los informes que hice para el Times en 2001 abordaban la comercialización excesivamente agresiva del OxyContin por parte de Purdue Pharma y los crecientes informes, informes públicos, sobre el abuso de esa droga. Tras eso, fueron objeto de escrutinio por parte de la FDA y la DEA y pensaron que necesitaban un defensor público, un apañador, por decirlo de algún modo. La persona que llamaron para hacer eso fue Rudolph Giuliani. Así que él llegó, con su reputación como exfiscal, exalcalde y demás, y comenzó…

AMY GOODMAN: Está hablando de justo después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, cuando recibió el apodo de “alcalde de Estados Unidos”.

BARRY MEIER: Exacto. Y de alguna manera tomó esa reputación, y la vendió a corporaciones. Y una de las corporaciones a la que se la vendió fue Purdue Pharma. Y así, se convirtió en algo así como su representante, o por decirlo de otra manera, su apañador, y fue a reunirse con funcionarios de la DEA y con otros funcionarios, y básicamente promovió la narrativa de la compañía. Quiero decir, no tengo idea de lo que Rudy sabía sobre lo que había en los archivos de la empresa o si estaba al tanto de la información que los fiscales descubrieron más tarde. Pero se convirtió, esencialmente, en la persona que intentó suavizar las cosas con los funcionarios del Gobierno.

AMY GOODMAN: Y fue particularmente exitoso porque él mismo es un sobreviviente de cáncer…

BARRY MEIER: Por supuesto.

AMY GOODMAN: Y habló sobre lo que significa reducir el dolor.

BARRY MEIER: Exacto. Y presentó un argumento muy convincente. Este medicamento tiene usos valiosos. Es necesario en ciertas situaciones. Pero lo que Purdue había hecho era básicamente comercializar este medicamento como una panacea para todo tipo de dolor. Y con la gran disponibilidad que tenía, esa droga inundó las calles, y eso condujo a esta ola de abuso y adicción.

AMY GOODMAN: ¿Quiénes fueron los funcionarios en Washington, los políticos designados en el Departamento de Justicia, que intervinieron? Y esto también está relacionado con toda la historia de Virginia Occidental y de un fiscal intrépido que se hizo cargo de este caso.

BARRY MEIER: Correcto. Básicamente, era gente en los niveles superiores de la División Criminal. Alice Fisher era entonces la cabeza de la División Criminal.

AMY GOODMAN: Eso fue bajo el gobierno de George W. Bush.

BARRY MEIER: Correcto. Y Alberto Gonzales era la cabeza.

AMY GOODMAN: El fiscal general.

BARRY MEIER: Era el fiscal general en ese momento. Entonces, esencialmente, lo que sucedió fue que, en septiembre de 2006, como usted señaló, este grupo muy pequeño de fiscales de la lejana Virginia Occidental remitió un informe, un informe confidencial, al Departamento de Justicia recomendando presentar cargos por delitos graves contra los directivos de Purdue. Ese informe contenía extensos anexos, correos electrónicos, registros, que planeaban presentar ante un gran jurado para apoyar su solicitud de presentar acusaciones. Contaba con el respaldo de la fiscalía federal de la zona y de un hombre llamado John Brownlee. El informe fue respaldado, de hecho, por funcionarios de nivel medio del Departamento de Justicia.

Pero el 11 de octubre de 2006, dos semanas antes de que estos fiscales fueran citados para presentarse ante un gran jurado y recomendar estas acusaciones, hubo una reunión de última hora en el Departamento de Justicia. Purdue trajo su equipo de defensa legal de gran potencia, se reunió con altos funcionarios del Departamento de Justicia, como Alice Fisher. Y después de esa reunión, el caso se paralizó. Y básicamente, a gente como John Brownlee se le dijo: “No te vamos a dar los recursos para apoyar esta acusación. Si quieres hacerlo, es cosa tuya”. Y Brownlee no tenía los recursos. Tenía este pequeño grupo de personas que habían pasado cuatro años investigando esta empresa las 24 horas del día. Se enfrentaban a una empresa con ilimitados recursos financieros y legales. Y realmente no tenían otra opción que llegar a un acuerdo en el caso en ese momento.

AMY GOODMAN: La historia de Virginia Occidental es asombrosa. En su artículo de The New York Times usted escribe: “A partir de 2007, el año del acuerdo, lo distribuidores de medicamentos recetados enviaron suficientes analgésicos a Virginia Occidental durante un periodo de cinco años como para abastecer a cada hombre, mujer y niño de ese estado con 433 dosis”. Este dato proviene de un reporte del diario Charleston Gazette-Mail. Vamos a hablar ahora de Virginia Occidental como zona cero y explicar exactamente lo que sucedió en esas comunidades con Barry Meier, autor de “Pain Killer: Un imperio del engaño y el origen de la epidemia de opioides de Estados Unidos”, que se acaba de publicar esta semana. Quédese con nosotros.

[pausa]

AMY GOODMAN: “Puppet Charm” por Two Ton Boa, sonando aquí en Democracy Now! Soy Amy Goodman. Nuestro invitado es Barry Meier, ganador del premio Pulitzer y experiodista de The New York Times, cuyo libro ha vuelto a ser publicado. Ampliado y actualizado. Pero esto es particularmente relevante. El libro se llama “Pain Killer: Un imperio del engaño y el origen de la epidemia de opioides en EE.UU.” y fue publicado en 2003. Quince años que han marcado una gran diferencia en este país. ¿De cuántas muertes estamos hablando? Usted hace esta increíble descripción del número de muertos: “En 2016, 64.000 estadounidenses murieron por sobredosis de drogas. Ese número es igual a toda la población de ciudades como Portland, Maine; Lynchburg, Virginia; y Santa Fe, Nuevo México. Fue como si, en un año, una plaga hubiera penetrado una de estas ciudades y causado la muerte de cada uno de sus habitantes”.

BARRY MEIER: Estamos viviendo la peor catástrofe de salud pública del siglo XXI. Esto comenzó con un medicamento como OxyContin, y se ha transformado, desde entonces en una especie de bestia con cabeza de hidra. Por un lado está el uso inadecuado y el abuso de medicamentos recetados. Y por otro lado, el creciente número de muertes por versiones falsificadas de drogas como el fentanilo. Así que estamos en esta situación que es bastante complicada. Y puede que el tipo de políticas que el Gobierno está proponiendo no nos saquen de esto. Vamos a necesitar un verdadero esfuerzo extremo para salir de esta situación.

AMY GOODMAN: Estamos hablando de que, en 20 años, han muerto 250.000 personas.

BARRY MEIER: Eso es solo por analgésicos recetados, por drogas legales. Eso es por medicamentos que las empresas tienen permitido producir, vender legalmente, y que son prescritos por médicos. Y esa cifra por sí sola es impresionante y sorprendente.

AMY GOODMAN: Quiero que veamos un anuncio de Purdue Pharma. Es de 1998, el anuncio para comercializar OxyContin. En él aparece el Dr. Alan Spanos, de Carolina del Norte.

DR. ALAN SPANOS: No hay duda de que nuestros mejores y más potentes analgésicos son los opioides. Pero estos son los mismos medicamentos que tienen la reputación de causar adicción y otras cosas terribles. Ahora, de hecho, la tasa de adicción entre los pacientes con dolor que son tratados por médicos es mucho menos del 1%. No se agotan. Continúan trabajando. No tienen graves efectos secundarios médicos. Entonces, estos medicamentos, que, repito, son nuestros mejores y más potentes analgésicos, deberían ser usados mucho más de lo que son para pacientes con dolor.

AMY GOODMAN: Ese es un anuncio emitido por Purdue Pharma, el fabricante de OxyContin. ¿Barry Meier?

BARRY MEIER: Bueno, a finales de la década de 1990, hubo un movimiento para promover el tratamiento del dolor de una forma mucho más agresiva de cómo se había hecho en el pasado. Gran parte de ese movimiento fue financiada por Purdue Pharma, como lo fue el Dr. Alan Spanos. Y había estos clichés, por así decirlo, de que la tasa de adicción era inferior al 1%. Eso era una total mentira. No había ninguna base para esa cifra. Pero se repitió y se repitió y se repitió hasta que de alguna forma se arraigó en la cultura médica. Y como resultado de eso, los médicos recetaron más y más de estos medicamentos, ya sabe, de buena fe.

AMY GOODMAN: ¿El hombre del que él estaba hablando?

BARRY MEIER: Dr. Spanos. De hecho, hicieron otro vídeo, creo que con el Dr. Spanos, que involucraba a un paciente. Y ese paciente ni siquiera estaba tomando OxyContin. Estaba usando otro medicamento, como se supo después. Entonces, era una enorme campaña de relaciones públicas, que fue financiada, en gran parte, por Purdue Pharma, para vender OxyContin.

AMY GOODMAN: Hablemos del crecimiento de Purdue Pharma. Hable sobre la familia Sackler. ¿Qué era lo más inusual de esta empresa y también qué la hace tan difícil de investigar?

BARRY MEIER: Bueno, la familia Sackler es una familia fascinante. Como saben, sus nombres están en todos los museos en Estados Unidos, como aquí en Nueva York en el Museo Metropolitano, y en la Galería Nacional de Arte de Washington.

AMY GOODMAN: Sus nombres están en las alas de los museos, son muy prominentes.

BARRY MEIER: En los ascensores, en todo, donde quiera.

AMY GOODMAN: Pero en cuanto a la droga, de la cual proviene su fortuna, …

BARRY MEIER: Sí.

AMY GOODMAN: … no vemos sus nombres.

BARRY MEIER: Correcto. Y no solo eso, había tres hermanos, Arthur, Raymond y Mortimer. Arthur era el mayor. Y él era una especie de, digamos, genio malvado, supongo. Él inventó la industria moderna de la publicidad de medicamentos. Todos los anuncios que vemos hoy en la televisión o de forma impresa son, de alguna forma, el resultado del genio de Arthur Sackler, o de la falta de ello, como lo podemos ver. Y en cierto modo él formó una unión entre la industria farmacéutica y la profesión médica. Convirtió a los médicos en cómplices de las compañías farmacéuticas. Creó revistas médicas que eran realmente una especie de revistas médicas falsas, porque los anunciantes de drogas tenían que pagar para publicar sus estudios en esas revistas médicas. Así que él creó todo este marketing engañoso y las prácticas publicitarias que son comunes hoy en día. Murió en 1986, antes de que se creara OxyContin.

Pero, para involucrar a sus hermanos en la industria farmacéutica, compró una pequeña firma llamada Purdue Frederick, que se encontraba aquí en Nueva York, en el Greenwich Village. Básicamente vendían un montón de cosas un poco raras. Y eventualmente, a mediados de la década de 1990, decidieron entrar en el negocio de los analgésicos. Primero compraron un medicamento llamado MS Contin, que era una forma de morfina de acción prolongada, y la comercializaban principalmente a los especialistas en cáncer, para quienes el medicamento era muy, muy valioso en el tratamiento del dolor por cáncer. Pero luego, a mediados de la década de 1990, cuando este impulso para tratar el dolor de manera más agresiva comenzó a desarrollarse, empezaron a vender OxyContin, que es una forma de acción prolongada del narcótico oxicodona. Y esto se convirtió en la campaña de mercadeo más agresiva y potenciada para un narcótico recetado en la historia de la industria farmacéutica. Y fue financiada con dinero de la familia Sackler. Los Sackler eran los principales beneficiarios de la misma. Se registraron unos 31.000 millones de dólares en ventas de OxyContin en los años siguientes. Y los Sackler se convirtieron, creo, en la decimocuarta o decimoquinta familia más rica de Estados Unidos.

AMY GOODMAN: Quiero volver a 1998. Purdue Pharma distribuyó otro video con siete pacientes que usaron OxyContin para lidiar con el dolor crónico. Uno de los pacientes se llamaba Johnny Sullivan.

JOHNNY SULLIVAN: He recuperado mi vida. Ahora puedo disfrutar cada día que vivo. Me siento muy bien conmigo mismo. Y antes, incluso un buen día era un infierno. No podía disfrutar de nada. Pero ahora puedo disfrutar. Entonces puedo decir que es maravilloso. Miro al futuro de la misma manera que un hombre joven de 25 o 30 años lo haría.

AMY GOODMAN: Después de aparecer en ese video promocional para Purdue Pharma, Johnny Sullivan desarrolló una grave adicción al OxyContin y a otros opioides. En 2008, murió en un accidente automovilístico cuando se quedó dormido al volante. Su esposa dijo que debido a su adicción a menudo se quedaba dormido. ¿Barry?

BARRY MEIER: Esta droga, para algunos pacientes, ha sido un regalo del cielo. Pero para muchos, muchos otros, se ha convertido en una pesadilla. Nos centramos mucho en el tema de la adicción, y con razón. Pero no hace mucho entrevisté a un especialista en dolor, que se había subido al tren de promocionar estos medicamentos cuando salieron por primera vez. Y me dijo: “Sabes, la adicción no es el verdadero problema con estos medicamentos. No es el único problema con estos medicamentos”. Estos fármacos hicieron que los pacientes optaran emocionalmente por renunciar a la vida, y adoptaran el sedentarismo, se aislaran, rechazaran a los miembros de su familia y perdieran el contacto social. Tenían todo tipo de efectos secundarios preocupantes. Y entonces, ahora hay una generación de pacientes que, efectivamente, dependen emocionalmente de estas drogas.

AMY GOODMAN: Un portavoz de Purdue Pharma dijo en una declaración, en respuesta a su artículo en The New York Times, que su compañía está “involucrada en los esfuerzos para abordar el abuso de opioides”, y, cito: “Sugerir que las actividades que ocurrieron por última vez hace más de 16 años son responsables de la compleja y multifacética crisis de opiáceos es profundamente erróneo”. ¿Su respuesta?

BARRY MEIER: Bueno, yo no soy un abogado que cobre 600 dólares por hora. No se me ocurre hacer declaraciones así. Pero permítame ponerlo en términos simples. Purdue Pharma transgredió la confianza de médicos y pacientes. Les mintió. El Departamento de Justicia descubrió cantidades de información que, en su opinión, mostraban que esta empresa también ocultó información extraordinariamente poderosa sobre el abuso de estos medicamentos al principio, cuando se comercializó por primera vez.

AMY GOODMAN: ¿Cómo le mintieron a los médicos?

BARRY MEIER: La mentira era que el OxyContin sería menos propenso a generar abuso y adicción que los analgésicos de la competencia. Ellos admitieron en 2007 que habían dicho esa mentira y pagaron 600 millones de dólares en multas. Eso fue solo una gota en el mar en lo que respecta a las ventas de OxyContin. Pero admitieron que habían mentido.

AMY GOODMAN: Usted escribe sobre cómo los representantes de ventas de Purdue usaron un gráfico para convencer a los médicos de que OxyContin era más estable que un narcótico tradicional, a pesar de que la Administración de Alimentos y Medicamentos le había dicho a Purdue que la información que estaban dando era falsa.

BARRY MEIER: Esa fue solo una de las muchas mentiras que usaron. Todo el predicamento de la campaña de marketing de la empresa se basaba en una mentira. No hay forma más simple de decirlo. La Administración de Alimentos y Medicamentos los había autorizado para decir: “Este medicamento podría ser menos propenso al abuso y la adicción”. Capacitaron a sus representantes de ventas para que dijeran que era menos propenso al abuso y la adicción. Los representantes de ventas no conocían la realidad, pero iban donde los médicos y farmacéuticos y les decían: “Nadie puede inyectarse OxyContin. Nadie puede extraer la oxicodona del OxyContin e inyectársela, porque el adicto sufrirá un ataque al corazón, se desplomará y morirá. Este es un medicamento seguro. Esto es mucho más seguro”. Todo era una mentira increíble. Y al mismo tiempo, la empresa estaba ocultando algo que tal vez era la información más importante que debían comunicarles a los médicos, que este medicamento estaba siendo ampliamente abusado.

AMY GOODMAN: ¿Quién es Laura Nagel?

BARRY MEIER: Laura Nagel era una figura clave dentro de la DEA cuando sucedió todo esto. Ella estaba a cargo de la oficina de la DEA que investigaba la desviación de drogas legales al mercado callejero. No eran como los agentes antinarcóticos, que arrestaban a la gente por vender heroína o cocaína, sino que era la oficina encargada de la desviación y el uso indebido de medicamentos recetados.

AMY GOODMAN: ¿Y qué hizo Laura Nagel?

BARRY MEIER: Ella fue una heroína, una luchadora en este caso. Ella vio lo que estaba pasando y entendió que esta empresa estaba promocionando, de manera bastante agresiva y casi exagerada, este medicamento, y que la gente estaba muriendo debido a su consumo. Ella trató de hacer que rindieran cuentas. Y esencialmente la empresa desató tanto poderío legal y de cabildeo en su contra como pudo para tratar de imponerse sobre ella.

AMY GOODMAN: ¿Y qué pasó?

BARRY MEIER: Básicamente, ella se echó para atrás, como en esos días lo hacía todo aquel que se enfrentara a Purdue Pharma.


Traducido y editado por Igor Moreno Unanua e Iván Hincapié.

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