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En Brasil crece la crisis política desencadenada por las revelaciones del portal periodístico The Intercept sobre la probable colaboración entre el juez que intervino en el encarcelamiento del expresidente brasileño Luiz Inácio “Lula” da Silva y la fiscalía que lleva el juicio por corrupción en su contra, con la intención de impedir que el Partido de los Trabajadores ganara la presidencia con la candidatura de Lula. The Intercept consiguió mensajes de teléfono celular filtrados entre funcionarios públicos brasileños y otras informaciones que indican la existencia de una colaboración sostenida entre el juez Sergio Moro y fiscales a cargo de la investigación por el escándalo de corrupción conocido como “Operación Lava Jato”. Lula aparecía como el candidato con más posibilidades de ganar las elecciones presidenciales en 2018, hasta que fue encarcelado e impedido de participar en la contienda electoral en una causa por corrupción que mucha gente consideró falsa o manipulada. Los documentos filtrados también revelan que en la fiscalía había serias dudas con respecto a la culpabilidad de Lula. Su encarcelamiento contribuyó a allanar el camino a la victoria electoral del exmilitar de extrema derecha Jair Bolsonaro, que luego nombró al juez Sergio Moro como ministro de Justicia.
Para ampliar esta información, vea nuestra conversación con el periodista ganador del premio Pulitzer Glenn Greenwald, del medio The Intercept, que elaboró esta investigación en base al valioso descubrimiento de documentos internos y conversaciones privadas del equipo de la fiscalía a cargo de la investigación sobre la “Operación Lava Jato”.
Transcripción
JUAN GONZÁLEZ: En Brasil crece la crisis política desencadenada por las revelaciones del portal periodístico The Intercept sobre la probable colaboración entre el juez que intervino en el encarcelamiento del expresidente brasileño Luiz Inácio “Lula” da Silva y el grupo de fiscales que llevó el juicio por corrupción en su contra, con el objetivo de impedir que el Partido de los Trabajadores ganara la presidencia con la candidatura de Lula. The Intercept consiguió mensajes de teléfono celular filtrados de funcionarios públicos brasileños y otras informaciones que indican la existencia de una colaboración sostenida entre el juez Sergio Moro y los fiscales a cargo de la investigación entre el juez Sergio Moro y los fiscales a cargo de la investigación por el escándalo de corrupción conocido internacionalmente como “Operación Lava Jato”.
Lula aparecía como el candidato con más posibilidades de ganar las elecciones presidenciales de 2018 hasta que fue encarcelado e impedido de participar en la contienda electoral en una causa por corrupción que mucha gente consideró falsa o manipulada. Los documentos filtrados también revelan que en la fiscalía había serias dudas con respecto a la culpabilidad de Lula. Su encarcelamiento contribuyó a allanar el camino a la victoria electoral del exmilitar de extrema derecha Jair Bolsonaro, que luego nombró al juez Sérgio Moro como ministro de Justicia.
AMY GOODMAN: El informe de The Intercept se basa en el valioso descubrimiento de documentos internos y conversaciones privadas del equipo de la fiscalía a cargo de la investigación sobre la “Operación Lava Jato”. The Intercept ha denominado a estos documentos como “El archivo secreto de Brasil”. Como consecuencia del informe difundido por The Intercept, el Tribunal Supremo de Brasil anunció que volverá a considerar una apelación de Lula para ser puesto en libertad. También aumentan los pedidos para que Sergio Moro renuncie como ministro de Justicia. El Colegio de Abogados de Brasil ha solicitado la suspensión de Moro y que sean apartados del caso los fiscales que intervinieron en la investigación del escándalo Lava Jato. y que sean apartados del caso los fiscales que intervinieron en la investigación del escándalo Lava Jato.
Moro negó haber cometido delito alguno y afirmó que los mensajes fueron sacados de contexto. Moro escribió en una declaración: “Lamento que no se haya indicado la fuente, la persona responsable de la invasión ilegal a los teléfonos celulares de los fiscales. También lamento la posición del medio informativo que no se puso en contacto conmigo antes de la publicación, lo cual se opone a las reglas básicas del periodismo. En relación al contenido de los mensajes en cuestión, no hay indicios de ninguna anomalía ni de instrucciones proporcionadas como magistrado, a pesar de que fueron sacados de contexto y a pesar del sensacionalismo de los artículos”, escribió.
El senador de Vermont y candidato a las elecciones presidenciales de 2020, Bernie Sanders, le dijo a The Intercept: “Hoy está más claro que nunca que Lula da Silva fue llevado a prisión en el marco de una causa politizada que le negó un juicio justo y el debido proceso. Durante su presidencia, Lula redujo sustancialmente la pobreza y continúa siendo el político más popular de Brasil. Respaldo el reclamo de líderes políticos y sociales de todo el mundo que piden la liberación de Lula y la anulación de su condena por parte del Poder Judicial brasileño”, dijo el senador Sanders.
Desde Río de Janeiro, Brasil, se comunica con nosotros el periodista ganador del Premio Pulitzer, Glenn Greenwald, de The Intercept, que publicó las revelaciones.
Glenn, cuéntanos lo que expusiste en este reportaje de tres partes. Parece que Glenn está teniendo problemas para escucharnos, así que vamos a ir a una pausa y regresamos con Glenn Greenwald desde Río de Janeiro. Quédense con nosotros.
[pausa]
AMY GOODMAN: Escuchamos a Damon Locks y Black Monument Ensemble interpretando “Sounds Like Now”. Esto es Democracy Now!, democracynow.org, “El informativo de guerra y paz”. Somos Amy Goodman y Juan González. Vamos a conversar con Glenn Greenwald, periodista ganador del premio Pulitzer, fundador y editor del sitio de noticias The Intercept. Glenn acaba de publicar “El archivo secreto de Brasil”, un revelador informe que expone que el juez a cargo del juicio que puso al ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva tras las rejas brindó apoyo a los fiscales federales para llevar adelante la acusación contra Lula y otras figuras de alto perfil.
Cuéntanos lo que expusiste en este informe, Glenn, y cómo está sacudiendo a Brasil en este momento.
GLENN GREENWALD: Claro. Como su audiencia probablemente sabe, ya que lo conversamos en DN! muchas veces y lo han tratado con otros invitados, Brasil es un país que se ha visto sacudido por múltiples crisis políticas: la destitución de la ex presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, que sucedió en la presidencia a Lula; el ascenso del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro; una crisis económica y demás.
Pero sin ninguna duda el evento reciente más importante en Brasil fue el encarcelamiento el año pasado del ex presidente Lula da Silva. No solo porque era considerado un gigante de la democracia a nivel internacional, y lo sigue siendo, porque fue elegido dos veces de manera abrumadora, en 2002 y 2006, porque su presidencia tuvo tanto éxito en sacar a millones de personas de la pobreza, en la transformación de Brasil, porque dejó el cargo con un índice de aprobación del 87%, lo cual no tiene precedentes. Entonces, poner a alguien así en la cárcel es de por sí un hecho de gran trascendencia. Pero tuvo una relevancia aún mayor debido al hecho de que todas las encuestas mostraban a Lula, que el año pasado estaba nuevamente postulándose a la presidencia —la primera vez había dejado su cargo debido al límite de mandatos—, como el contundente favorito, como el gran favorito. Todas las encuestas le daban a Lula una ventaja de 20 a 30 puntos, incluso por delante de Jair Bolsonaro. Entonces, encarcelar a Lula significó, de acuerdo a la ley brasileña, que Lula no pudiera presentarse como candidato y eso es lo que, en última instancia, allanó el camino para el ascenso de Jair Bolsonaro al poder en Brasil, que es el quinto país más poblado del mundo, con enormes reservas de petróleo y el recurso natural más importante del planeta, que es el Amazonas. Todo eso está ahora en manos de Jair Bolsonaro.
Esto fue llevado a cabo por un grupo de fiscales y un juez, Sérgio Moro, que han sido convertidos prácticamente en superhéroes, en deidades, por la prensa brasileña y por la prensa internacional. Sérgio Moro fue presentado ante el mundo como una gran figura. La revista Time lo incluyó en su lista de las 100 personas más influyentes de 2016 y asistió a la gala de la revista en Nueva York. El programa 60 Minutos le dedicó un enorme informe, un reportaje de propaganda, que lo mostraba como una noble figura anticorrupción. Y casi no se ha puesto bajo tela de juicio nada de lo que han hecho, a pesar de que han utilizado prácticas bastante cuestionables.
Desde hace mucho tiempo existe la sospecha aquí, en Brasil, de que, en efecto, estaban abusando de su poder con fines políticos. De que, en realidad, eran ideólogos y agentes de la derecha que estaban abusando de la ley para destruir al Partido de los Trabajadores, uno de los únicos partidos de izquierda en todo el mundo democrático que ha regido la política en un país importante y ha tenido éxito en programas para luchar contra la pobreza, con el fin de abrirle el paso al poder a la facción pro-derecha. La sospecha de que estaban abusando de la ley para poner a los líderes del PT en prisión y así destruir al partido. Ellos siempre lo han negado con vehemencia. Han dicho: “No tenemos ideología. No tenemos preferencias partidarias. No nos importa quién gane las elecciones. Solo somos jueces y fiscales neutrales que aplicamos la ley”.
El archivo que nos proporcionó nuestra fuente, este enorme hallazgo de documentos secretos sobre sus comunicaciones internas, sus acciones, sus chats, sus audios, sus videos, un archivo que, como ya he dicho, es superior en tamaño al archivo de Snowden, que hasta ese momento era la mayor filtración de documentos en la historia del periodismo estadounidense, más grande aún que esa filtración, finalmente nos permite ver la verdad sobre lo que en realidad hicieron.
Y la razón por la cual los tres artículos que publicamos el domingo han sacudido a Brasil hasta la médula es que Sérgio Moro, luego de propiciar la victoria de Bolsonaro al llevar a Lula tras las rejas, se convirtió en la segunda persona más poderosa en Brasil, porque Bolsonaro creó lo que llamó un “superministerio de Justicia”, que ahora dirige Sérgio Moro. Moro es el ministro de Justicia del país. Es como ser el fiscal general, pero con esteroides. Controla todas las fuerzas del orden, la vigilancia, las acciones de la policía.
Y lo que este material revela son tres puntos clave. Número uno, muestra que dentro del equipo de fiscales se hablaba abiertamente de que querían asegurarse de que el Partido de los Trabajadores perdiera las elecciones. Y podemos hablar de varios detalles, pero, en particular, hubo un juez que autorizó a Lula a dar una entrevista desde la cárcel 12 días antes de las elecciones. Ahí se asustaron y dijeron: “Necesitamos parar esto, porque si a Lula se le permite ser escuchado, hay una gran posibilidad de que lleve al PT a ganar las elecciones, y tenemos que poner fin a eso”. Decían que rezaban todos los días para que el PT no regresara al poder. El PT, el Partido de los Trabajadores. Por lo tanto, esta afirmación que sostuvieron durante cinco años, “no tenemos preferencias partidarias, no nos importa quién gane las elecciones”, era una mentira absoluta. Hablaban de manera abierta y explícita de que su principal prioridad era asegurarse de que el PT no ganara las elecciones. Exactamente de lo que se los ha estado acusando.
En segundo lugar, al igual que en Estados Unidos, el juez debe ser imparcial. Un juez no puede favorecer ni a una parte ni a la otra. Y desde hace mucho tiempo se ha sospechado que el juez Moro, cuando estaba actuando como juez de esta causa y debía dictaminar si Lula era culpable, si otros dirigentes de izquierda y de otros partidos eran culpables, en realidad, estaba colaborando en secreto con los fiscales para elaborar el caso. Estas acusaciones fueron negadas furiosa y vehementemente. El jefe del equipo de fiscales, Deltan Dallagnol, que es un héroe nacional en Brasil, escribió un libro en el que afirmó: “Estas acusaciones son indignantes. Son repugnantes”. Hay un video en el que le preguntan acerca de esto al juez Moro y él está tan enojado que hasta se burla con una sonrisa. Él responde: “La gente habla de esto como si fuera la investigación del juez Moro o la estrategia del juez Moro. La gente no entiende. Los jueces en Brasil no intervienen en la investigación de los casos. Nuestra valoración es pasiva. Simplemente escuchamos a ambas partes, escuchamos las pruebas y tomamos decisiones”. Lo que muestran las conversaciones que publicamos entre el juez Moro y el jefe del equipo de fiscales es que el juez Moro estaba constantemente dirigiendo, elaborando y diseñando toda la investigación. Les gritaba cuando estaban haciendo cosas que pensaba que eran equivocadas, les indicaba cómo fortalecer más la acusación, no solo contra Lula, sino también contra otras personas. Básicamente, comandó el equipo de la fiscalía y luego se sentó en el tribunal como si estuviera juzgando a Lula y a los otros acusados como un árbitro imparcial. Entonces, todo lo que negaron con vehemencia ante la opinión pública lo estuvieron haciendo, de hecho, lo hicieron durante años, como lo muestran estos documentos.
Y la tercera revelación clave, como ustedes han dicho, es que la causa específica por la cual se juzgó a Lula, a saber, la acusación de haber recibido lo que llaman “un apartamento triplex”, con el fin de que suene a algo muy glamoroso, cuando, de hecho, era un departamento de mala calidad y venido a menos y que Lula tenía la capacidad de comprar 100.000 veces, si así lo quería… Bueno, se lo acusó de haber recibido este apartamento triplex y el pago de obras para reformarlo a cambio de haber ayudado a la compañía constructora a conseguir contratos, algo de lo que ellos mismos sabían que no tenían pruebas suficientes, incluso tres días antes de acusarlo, como para demostrar su culpabilidad o, ni siquiera, para justificar por qué este caso tenía relación con su investigación. Pero ellos decidieron que iban a seguir adelante de todos modos, porque sabían que tenían en el juez Moro, ahora el ministro Moro, a alguien dedicado con esfuerzo al objetivo de encarcelar a Lula. Y no solo de encarcelarlo, sino de hacerlo a tiempo para truncar su posibilidad de ser candidato en las elecciones de 2018, por temor a que el PT ganara.
Entonces, las consecuencias de esta revelación han sido enormes, porque, como dije, Moro es la segunda persona con más poder en Brasil, después de Bolsonaro, pero es de lejos la persona más respetada, o al menos era la persona más respetada. Incluso sus más fervientes y leales defensores, a raíz de estas revelaciones, han dicho que no hay manera de defender esta conducta. Uno de los periódicos de derecha más importantes de Brasil, Estado de São Paulo, que lleva cuatro años elogiando, aclamando y alentando a Sérgio Moro, ha dicho que tiene que renunciar y que el jefe del equipo de fiscales debe ser despedido, tan solo en base a los tres primeros artículos que publicamos. Y eso es indicativo y es un reflejo de un sentimiento generalizado. Y es por eso que está sacudiendo a Brasil hasta la médula. Porque Sérgio Moro es crucial para la legitimidad del gobierno de Bolsonaro.
JUAN GONZÁLEZ: Bueno, Glenn…
GLENN GREENWALD: Lograr que se uniera al gobierno fue algo fundamental…
JUAN GONZÁLEZ: Glenn, quería preguntarte… Es obvio que las conclusiones a las que llegaron en sus informes son muy explosivas. ¿Podrías hablar un poco sobre el tipo de archivos que tienen? En otras palabras, puedo entender que haya mensajes de texto de los celulares, digamos, de las diferentes partes involucradas en este asunto, pero mencionabas incluso audio. ¿Cómo se recopiló el audio? ¿Estas personas grababan sus propias conversaciones? ¿Podrías comentarnos un poco acerca de la naturaleza de los documentos que tienen?
GLENN GREENWALD: Desde luego. Cuando digo audio, lo que quiero decir en general es… Aún no hemos publicado ninguno de los audios, así que me resisto a ahondar mucho sobre ellos, pero cuando digo “audios”, no me refiero a que estaban grabando sus propias conversaciones, sino que a menudo se comunicaban entre sí utilizando aplicaciones en sus teléfonos que permiten tanto escribir mensajes, de manera que uno envía mensajes de texto, como dejar mensajes de correo de voz. Entonces, en lugar de escribir un mensaje largo, uno solo hace clic en el micrófono del teléfono y habla como si fuera un monólogo, y deja un mensaje de esa manera en el teléfono de otra persona, que es algo muy habitual para las personas que usan WhatsApp, Telegram o Signal. Esos son los tipos de audios a los que me refiero. Debido a que, a menudo, especialmente para asuntos complicados, uno no quiere escribir párrafos extensos, solo quiere hablar, gran parte de sus comunicaciones, aunque no están técnicamente “grabadas”… se obtiene una gran parte de sus conversaciones porque están hablando entre ellos en monólogos de uno, dos, tres minutos de ida y vuelta. Esos son los tipos de audios que tenemos.
AMY GOODMAN: Quisiera pasar a un video que publicaron en Twitter el lunes, de Sérgio Moro hablando en 2016. En ese momento, Moro era juez federal.
JUEZ SÉRGIO MORO: Vamos a dejar algo muy en claro. Se oye mucho hablar acerca de “la estrategia de investigación del juez Moro”. Lo voy a decir así: la culpa es toda del Ministerio Público, la Policía Federal y los órganos auxiliares, porque yo no tengo ninguna estrategia de investigación. Quienes investigan, quienes deciden qué hacer son el Ministerio Público Fiscal y la policía. El juez es reactivo. Decimos que un juez, normalmente, debe cultivar estas virtudes pasivas. Incluso me irrito, a veces, cuando veo críticas algo infundadas acerca de mi trabajo, que dicen que soy juez investigador. Entonces, digo, identifiquen en mis actos judiciales un acto en el que yo haya determinado la producción de pruebas de oficio, sin provocación… Como máximo, recolección de algunos documentos. Eventualmente, la declaración de un testigo. Dentro de esta larga lista de causas penales, eso es prácticamente nada.
AMY GOODMAN: Quiero pasar ahora a una entrevista que le hicimos en Democracy Now! al expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva en marzo de 2018, justo antes de que fuera encarcelado.
LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA: Ahora, si se prueba mi inocencia, considero que el juez Moro debería ser removido de su cargo. Porque no podemos tener un juez que mienta en una sentencia y condene a alguien que sabe que es inocente. Él sabe que ese apartamento no es mío. Él sabe que no lo compré. Sabe que no lo pagué. Sabe que nunca estuve allí. Sabe que no he recibido dinero de Petrobras. Lo que sucede es que él se subordinó a los medios de comunicación. En mi primera audiencia con él, le dije: “Usted no está en condiciones de absolverme porque la mentira ya ha llegado demasiado lejos”. Y la desgracia es que quien dice la primera mentira luego se pasa la vida entera mintiendo para justificar la primer mentira. Y voy a demostrar que ellos están mintiendo.
AMY GOODMAN: Ese era el ahora preso expresidente Lula da Silva. El Colegio de Abogados de Brasil ha pedido que Moro sea suspendido y que el grupo de fiscales involucrados en el escándalo sea disuelto. Sin embargo, como has señalado, Glenn, Bolsonaro lo convirtió en una especie de superministro de Justicia, reuniendo bajo su órbita las funciones de aplicación de la ley, vigilancia e investigación, que antes estaban distribuidas entre varios ministerios, y ahora están todas bajo la órbita del superministro de justicia de Moro. Esto lo convierte, como lo has señalado, en la segunda persona más poderosa en Brasil ahora. ¿Entonces, cómo sigue esto?
GLENN GREENWALD: Es muy interesante, Amy, porque esta historia me recuerda, de muchas maneras, el caso de Snowden. Una de ellas es… Recordemos que la historia de Snowden comenzó cuando Snowden escuchó a James Clapper testificando en una audiencia en el Senado, y vio cómo miró a los senadores y les mintió en la cara cuando le preguntaron “¿Está recolectando datos sobre millones de estadounidenses?” y él dijo: “No, señor, no estamos haciendo eso. No tenemos tal programa”. Y fue muy impactante para Snowden ver a alguien que ocupaba una posición tan importante mentir como un sociópata, y eso es lo que finalmente llevó a Snowden a decidir, con determinación, “necesito mostrar la verdad”. Esa es la misma reacción que me produce escuchar al juez Moro cuando mira a las cámaras y dice: “me irrita la idea de que tengo alguna participación en el proceso de investigación”, cuando ahora he leído todos los documentos y conversaciones de años, muchos de los cuales hemos publicado, y seguiremos publicando, que demuestran que hizo exactamente lo que negó que hizo con su sonrisa descarada al mirar a las cámaras. Es increíble, aunque supongo que no debería serlo, la inclinación que tienen las personas que ocupan estos altos cargos de autoridad para mentir de manera tan sociopática sobre qué es lo que hacen.
Y luego, el segundo asunto es, al igual que en el caso de Snowden, que había gente que sospechó durante años que la NSA estaba espiando y fue tildada de conspiracionista o paranoica y luego las pruebas demostraron que estaban en lo cierto, todos, o mucha gente en Brasil ha dicho durante mucho tiempo lo que dijo Lula, en particular, que Moro adoptó una posición en la que se vio obligado a condenar a Lula, y que esa era su gran obsesión. Las élites brasileñas exigían eso de él y él estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso romper las reglas, violar la ley, para hacer que eso sucediera. Los llamaron conspiracionistas. Los llamaron paranoicos. Los llamaron mentirosos e ideólogos de izquierda que solo decían eso para proteger a su líder. Y, como podemos ver, lo que dijo Lula en esa entrevista es absolutamente cierto.
Y, por supuesto, la condena que emitió Sérgio Moro, con independencia del hecho de que sucedió muy rápido, con un rapidez bastante extraña, y fue confirmada por un tribunal de apelaciones a tiempo para impedir que Lula sea candidato en las elecciones, ahora es puesta en duda, porque sabemos, porque todos hemos visto las pruebas, que el proceso que condujo a su condena fue profunda e intrínsecamente corrupto de la manera más básica. Porque la persona que lo halló culpable estaba haciendo exactamente lo que los jueces tienen prohibido hacer. Y ahora el Tribunal Supremo debe decidir si esa condena se mantiene en pie después de lo que hemos mostrado.
JUAN GONZÁLEZ: Glenn, quisiera preguntarte, en un sentido más amplio, todo este asunto de la corrupción en el gobierno y los fiscales removiendo o teniendo la capacidad de encarcelar o remover a representantes electos o líderes políticos importantes… Claramente, en una democracia, en una democracia occidental, hay dos maneras de remover un presidente: por medio de las elecciones o apartarlo del poder a través de un juicio político y el encarcelamiento. ¿Hasta qué punto puede ser esto una señal para el resto del mundo, para otros países, acerca del escepticismo que se debería tener frente a las investigaciones contra los principales líderes políticos? Estoy seguro de que hay gente aquí, en este país, partidarios de Trump, por ejemplo, que apuntarían contra el agente del FBI Peter Strzok y la ex abogada del FBI Lisa Page, por presuntamente brindar ayuda para remover a Trump de su cargo. Entonces, ¿hasta qué punto es todo esto una advertencia para que la gente de otros países sea cautelosa y escéptica, incluso ante lo que, inicialmente, parecen ser pruebas condenatorias contra un líder político?
GLENN GREENWALD: Sí, Juan… Como sabes, como ustedes saben, he sido una de las personas, junto con Noam Chomsky y Matt Taibbi, y algunos otros referentes aislados de la izquierda, que nos manifestamos escépticos en relación con el “Russiagate”, en parte porque sabemos que estas agencias tienen una largo historial de mentiras. Y el FBI y la CIA y la NSA de Estados Unidos se opusieron con ímpetu a Donald Trump y querían a Hillary Clinton, porque confiaban mucho más en ella. Entonces, siempre hubo una preocupación por parte mía de que estaban haciendo un uso abusivo de sus facultades procesales para interferir en las elecciones en Estados Unidos con el fin de ayudar a la candidata que querían que ganara y hacerle daño al candidato que querían que perdiera. Hubo otras facciones en el FBI, por cierto, que querían con desesperación que Donald Trump ganara y abusaron de su poder para sabotear las posibilidades de Hillary Clinton y ayudar a Donald Trump a ganar. Así que hubo dos facciones diferentes al interior de estos organismos de seguridad que interfirieron en la elección presidencial por medio del abuso de poder para ayudar al candidato que cada uno prefería, lo cual es increíble. Esa fue la verdadera intromisión peligrosa en las elecciones de 2016.
Y, por supuesto, el paralelo es muy claro. En Brasil, desde 2002, la centro-derecha, la clase oligárquica, que, por cierto, fue próspera durante los años de Lula y el PT, sin embargo, aún así, quería que la centro-derecha asuma el poder… Le pregunté a Lula sobre eso. “¿Por qué la élite se opone tanto a usted si prosperó durante su presidencia? A pesar de que sacó a millones de personas de la pobreza, usted no era un socialista. No era Castro. No era Chávez”. Los mercados, los ricos de Brasil prosperaron en los años de Lula. Y él me dijo que era cultural. Odiaban el hecho de que alguien que provenía de una familia pobre estuviera en la presidencia. Alguien que no habla un portugués perfecto, que no leyó hasta que tuvo 10 años. Odiaban ver en los aeropuertos a las personas que solían ser invisibles en las favelas, ahora viajando en avión para visitar a su familia, teniendo la posibilidad de comprar apartamentos. Lo odiaban culturalmente. Sentían que les estaban quitando su Brasil. Y como no podían vencer a Lula, no podían vencer al Partido de los Trabajadores por la vía democrática, abusaron de la ley con el objetivo de destruir al partido que no podían vencer políticamente. Y esta es una advertencia seria y un peligro serio que nos indican por qué ser escépticos cuando las personas que están en el poder lo ejercen en secreto. Tenemos que ser escépticos con respecto a ellos, todos los seres humanos.
Y yo creo que estos fiscales comenzaron con buenas intenciones. Brasil es un país que ha sido realmente afectado por la corrupción, tanto con gobiernos de izquierda como de derecha, durante mucho tiempo. Estos fiscales son jóvenes. Tienen alrededor de treinta años. Creo que comenzaron con buenas intenciones, pero se embriagaron con su propio poder… Nadie los cuestionaba. Los grandes medios de comunicación aquí en Brasil, con la excepción de Folha, un periódico, dejaron de cuestionar lo que estaban haciendo. Solo los aplaudían, servían como su herramienta. Cuando hay esa clase de fe puesta en uno, ese tipo de poder incuestionable, y no soy en absoluto la primera persona en observar esto, ese tipo de poder corrompe a la gente. Y se corrompieron. Se politizaron. Se embriagaron tanto con la confianza que tenían en la bondad de sus objetivos que pensaban que estaban por encima de la ley y podían romper las reglas, porque sus fines justificaban los medios. Y es una lección importante para aprender sobre el poder en general.
AMY GOODMAN: Y, por supuesto, antes de encarcelar a Lula, destituyeron a Dilma Rousseff. Para finalizar, Glenn, muy rápidamente… Publicaron esta serie de tres artículos que está sacudiendo a Brasil en este momento. Hay llamados para que Moro, el súperministro de Justicia, renuncie. Hay llamados para que Lula sea liberado. ¿En qué medida crees que esto es posible? Y finalmente, has dicho que este archivo es más grande que el caché de información de Snowden. Tienen mucha más información, que no han publicado. ¿Qué están haciendo con ella?
GLENN GREENWALD: Estamos trabajando arduamente para publicarla lo más rápido posible. Obviamente, mucha gente está deseosa de ver más información. Pero tenemos la responsabilidad, tal como hicimos con el caso Snowden, de asegurarnos de que lo que publicamos esté bien hecho, profesionalmente y con precisión. Porque si cometemos un solo error, lo usarán para siempre contra nosotros, para deslegitimar la credibilidad de la información. Pero, en definitiva, habrá más, muy pronto.
Sobre tu pregunta acerca de qué va a pasar con Moro, qué va a pasar con Lula, mucho de eso depende de la calidad de los informes que hagamos y de cuánto más mostremos. Y tenemos mucho más para mostrar. Pero creo que, incluso con lo que hemos mostrado… No digo que Sérgio Moro esté a punto de ser apartado del cargo, porque todavía tiene el apoyo de Bolsonaro, todavía es fundamental para el gobierno. Pero, sin duda, ha quedado gravemente perjudicado y debilitado, y ese perjuicio y debilitación continuarán aumentando a medida que revelemos más cosas. No estoy seguro de que pueda sobrevivir a eso. Pero sí creo que existe una posibilidad cierta de que el Tribunal Supremo diga que la condena de Lula fue el resultado de muchos actos inapropiados que no se pueden ratificar, que, como mínimo, necesita un nuevo juicio y que tiene que permanecer fuera de prisión mientras se lleva a cabo este nuevo juicio.
AMY GOODMAN: Glenn Greenwald, muchas gracias por acompañarnos. Periodista ganador del premio Pulitzer, cofundador del portal periodístico The Intercept, que acaba de publicar “El archivo secreto de Brasil”. Tendremos un enlace al informe en democracynow.org. Cuando regresemos, analizaremos con Aura Bogado las terribles condiciones que padecen los inmigrantes en las cárceles con fines de lucro de Estados Unidos. Quédense con nosotros.
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Traducción al español del texto en inglés: Iván Hincapíe. Edición: María Eva Blotta y “Democracy Now! en español”/es.