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Mientras Estados Unidos continúa poniendo trabas a las personas que tratan de solicitar refugio y asilo en el país, analizamos un importante problema que les impide recibir el debido proceso legal y, en muchos casos, provoca que terminen siendo deportados: una inadecuada traducción oral para los solicitantes de asilo indígenas que hablan lenguas mayas. Guatemala tiene una población de quince millones de personas y al menos el 40% son indígenas. En el último año, un cuarto de millón de migrantes guatemaltecos fueron apresados en la frontera entre México y Estados Unidos. Al menos la mitad eran mayas. Muchos hablan poco español o nada. Este es el tema central de un artículo publicado por la revista The New Yorker titulado “Crisis de traducción en la frontera”. Para abordar este asunto hablamos con Odilia Romero, traductora e intérprete zapoteca y líder del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales desde hace 25 años.
Transcripción
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! democracynow.org, el informativo de guerra y paz soy Amy Goodman. Mientras Estados Unidos continúa poniendo trabas a las personas que tratan de solicitar refugio y asilo en el país, analizamos un importante problema que les impide recibir el debido proceso legal, y en muchos casos provoca que terminen siendo deportados. Una inadecuada traducción para los solicitantes de asilo indígenas que hablan idiomas mayas. Este es el tema central de un artículo publicado por la revista The New Yorker, titulado “Crisis de traducción en la frontera”.
Para abordar este asunto, entrevisté hace unas semanas a la destacada intérprete de lenguas indígenas Odilia Romero, quien es intérprete zapoteca y líder del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales desde hace 25 años. Comencé preguntándole acerca de la escala de este problema.
ODILIA ROMERO: Bueno, el problema es enorme. El problema de la barrera de las lenguas en la frontera y en todo Estados Unidos en este momento es bastante grande. No hay suficientes intérpretes formados para servir a toda esta comunidad que ha sido desplazada, a toda esta comunidad en los centros de detención, en estas cárceles, en los hospitales. Después de que salen de los centros de detención, con los trabajadores sociales en la escuela el problema es enorme y con todas las organizaciones indígenas que hay no damos abasto para proveer servicios a comunidades indígenas en esta situación que estamos viviendo ahora.
Es muy desafortunado que muchos de nuestros compatriotas, que muchos de nuestros paisanos, vayan ante un juez de migración y no tengan un intérprete en su idioma, o vaya a un hospital, a un tribunal, a una escuela… este problema es enorme. Estamos en una desventaja como pueblos indígenas ante el sistema de inmigración, ante el sistema jurídico de Estados Unidos.
AMY GOODMAN:: Déjenme preguntarles sobre lo que plantea Rachel Nolan en su artículo en The New Yorker acerca del problema de traducción en la frontera. Esto nos lleva al tema de Guatemala, un país con una población de 15 millones de personas, donde al menos el 40 por ciento son personas indígenas. El año pasado, un cuarto de millón de migrantes de Guatemala fueron detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México. Al menos la mitad de ellos son mayas y muchos hablan poco o nada de español. Usted es una intérprete zapoteca, viene de México.
Háblenos sobre este proceso. ¿Qué sucede cuando un inmigrante llega a la frontera?, y sí es indígena, ¿cómo puede expresarse cuando quiere ir a una entrevista que pruebe que tiene miedo de ser perseguido si vuelve a su país?
ODILIA ROMERO: Bueno, este proceso, si llegas a un centro de detención, ahí te visita tu abogado. Tu abogado va a una caseta, o a una esquina a hacer una llamada y esa llamada la hace a una compañía de idiomas, y ellos llaman a la lista de sus intérpretes que tienen, en mi caso, que hablo zapoteco, yo recibo llamadas diarias donde me dicen estas compañías: “Puedes tomar esta llamada porque es en zapoteco”. Cuando yo les pregunto: “Bueno, ¿qué variante es?”. “Oh, es zapoteco, zapoteco es zapoteco”. Tomo la llamada, y resulta que no es zapoteco, que es chinanteco o quiché. Estas compañías no conocen la diversidad de los idiomas de México y de Guatemala.
Nosotros lo que hacemos como organización es que estamos entrenando a los intérpretes, tanto guatemaltecos como mexicanos, para atender a los compatriotas. Sin embargo, nosotros no tenemos contratos con el Departamento de Inmigración, no tenemos los grandes contratos porque estos se van a estas compañías transnacionales, porque no sólo están aquí, están en varias partes del mundo. Ellos son los que toman estos contratos, pero a ellos no les importa las comunidades.
Hay aquí varias organizaciones indígenas que se dedican a servir a la comunidad, pero ellos están en desventaja en tener un contrato con estas grandes instituciones. Entonces ese es el proceso. Ya llegas tú, llega tu abogado, pero si tú no tienes a alguien que te interprete cuando llegue ese abogado, si alguien no toma esa llamada, si no es tu variante, ese abogado ya no te documentó tu historia en tu idioma. Lo hacen en “spanglish”, porque entonces si el abogado habla un poquito de español y tú también hablas un poquito de español, pues de ahí no se cuenta una historia, no puedes contar el porqué has sido desplazado, no puedes contar cuál ha sido tu historia, cómo ha sido tu proceso migratorio. No puedes contar absolutamente nada y minimiza tu posibilidad de lograr asilo o de poder quedarte en este país, o cualquier servicio que tengas en cualquier lado.
AMY GOODMAN:: Su habilidad de interpretación, que es clave para salvar vidas, funciona en ambos sentidos, del zapoteco al inglés y al revés. Pero también necesita ser capaz de explicar cómo funcionan las leyes en los Estados Unidos. Su interpretación también debe hacer entender la cultura zapoteca al juez o al abogado estadounidense, así como explicar la cultura occidental y las leyes estadounidenses a la persona indígena que tiene que responder a las preguntas. Háblenos, por ejemplo, de la diferencia entre ser un solicitante de asilo y un refugiado.
ODILIA ROMERO: Claro, en nuestra cosmovisión de vida, esta palabra de asilo no existe. Entonces, según lo que acordamos con varios abogados, es decir, el asilo, es que tienes miedo de estar en tu pueblo porque tienes miedo a que te pase algo. Ese es el asilo. Refugio sería como que tienes miedo a que te maten, o sea, tu vida corre peligro, que son dos cosas diferentes. Entonces, para poder, yo no puedo hacer como los intérpretes del español al inglés que dicen: “Usted está pidiendo asilo, you’re seeking asylum”. Yo tengo que decir esta descripción que te acabo de dar, de qué tengo miedo de estar en mi pueblo porque me pueden hacer algo, pero tengo que explicar qué es ese algo.; o “vengo a pedir refugio, I´m refugee, soy un refugiado porque tengo miedo a que alguien me mate en mi pueblo”.
Entonces tengo que dar muchos detalles. No existe una interpretación directa, como la que existe del español al inglés. Asilo, “asylum”. “Refugee”, refugiado. Todo es muy descriptivo en los idiomas indígenas. Entonces, cuando nosotros no conocemos el vocabulario de Occidente y no lo podemos pasar al pensamiento indígena o viceversa, también corremos el riesgo de hacer una mala interpretación. Entonces nuestro trabajo como intérprete es de vida o muerte básicamente, porque nosotros podemos ser esa herramienta, si conocemos el vocabulario, si somos éticos para que esta persona tenga una mejor oportunidad de poder quedarse. Pero igual si vamos a un hospital o a cualquier otro lado, somos clave en que se les den los medicamentos adecuados, que se le de la representación adecuada, que tengan su debido proceso. Entonces, nuestro trabajo es un trabajo muy dedicado y que tenemos que estar muy dedicados. Pero estas compañías grandes a ellos no les interesa. A ellos les interesa obtener ese contrato con el Departamento de Inmigración, con las escuelas, con hospitales… A ellos no les importa el ser humano y el impacto que va a tener en la vida de cada persona.
AMY GOODMAN:: ¿Podría darnos un ejemplo de alguien que debido a un fallo de interpretación, haya sido deportado, o separado de sus hijos, o que hayan muerto estando bajo la custodia del gobierno de Estados Unidos?
ODILIA ROMERO: Bueno, yo te puedo decir que yo interpreté a una familia que fue separada de sus hijos. Fue un proceso muy desgastante para mí como activista. Fue en ese momento que sentí que no podía seguir con el caso porque fue muy desgarrante cómo les quitaron estos niños, como a la familia, ante el juez, le decían tanto el fiscal como los trabajadores sociales que los papás eran sucios, que eran cochinos, que no sabían leer, que tenían un atraso en su desarrollo, que no eran personas inteligentes.
Y para mí eso fue como… al escuchar todo esto de esta familia y que les hayan quitado a sus hijos, que los hayan mandado con padres adoptivos. Fue un momento como: “¿Qué es esto?”. O sea, no puede ser que habiendo tanta gente que habla español de América Latina, que vio este caso, ninguno se dio cuenta de que esta familia no hablaba español y que todos los intérpretes que la interpretaron en todo el proceso, del español al inglés, nadie se dio cuenta que hablaban un idioma indígena y siguieron todo el proceso hasta quitarles a los niños. Los niños se fueron en adopción, que por cierto, ya los recuperaron, pero es algo trágico, ¿verdad? Porque esto es una injusticia ya que solo porque hablas un idioma indígena, porque te ves diferente, porque te vistes diferente, te discriminan. Hay un perjuicio y un desprecio hacia tu persona como pueblo, como persona de la comunidad indígena. No sé si te respondí a esa pregunta, Amy.
AMY GOODMAN:: ¿Puede explicarnos qué sucede cuando alguien es deportado a su país?
ODILIA ROMERO: En el caso de nosotros, en el caso mexicano cuando la persona es deportada, porque sé que hay muchos de la comunidad guatemalteca que están siendo deportados, pero también hay muchos indígenas oaxaqueños que están dentro de este proceso, como los pueblos de Coicoyán de las Flores, muchos de ellos son deportados, pues regresan igual, sin interpretación, no hay recursos para apoyarlos a reintegrarse. Pero cómo se integrarían si están corriendo, pues si están buscando asilo si están buscando refugio en Estados Unidos porque han sido desplazados.
Entonces, no hay como una infraestructura, en el caso de México, que apoye a los indígenas retornados. Es más bien, no hay un apoyo para cualquier persona que haya sido deportada y se quedan muchas veces en la frontera. Hay veces que logran regresar a su pueblo, pero igual no hay servicios de interpretación, tienen que seguir sufriendo la discriminación de los otros mexicanos, o los otros latinoamericanos, cuando se regresan a sus países de origen. Eso es lo que pasa, no hay una estructura que los pueda apoyar. Siguen en desventaja, aun deportados en su propio país.
AMY GOODMAN:: Odilia Romero, quiero agradecerle por estar con nosotros. Intérprete zapoteca, fincada en Los Angeles, líder del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales durante más de 25 años. La primera mujer en ser elegida coordinadora general de esa organización. Odilia es una intérprete trilingüe en zapoteco, español e inglés que recientemente desarrolló un programa de capacitación para intérpretes de lenguas indígenas y fundó la organización Comunidades Indígenas de Liderazgo (CIELO). Para ver esta entrevista en inglés, puede visitar democracynow.org. Además, ahí adjuntaremos el enlace al artículo de The New York sobre la crisis de traducción en la frontera. Esto es Democracy Now! soy Amy Goodman, gracias por acompañarnos.
Colaboraron en la producción de esta entrevista Clara Ibarra, Gabriela Barzallo, Igor Moreno Unanua y Mariana Góngora.
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