Democracy Now! está en Sharm el-Sheikh, Egipto, cubriendo la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, COP 27, que ya va por su segunda semana. El evento se desarrolla en medio de diversas movilizaciones que denuncian la represión del Gobierno anfitrión y la inacción de los líderes mundiales con respecto a la crisis climática. Hablamos con Asad Rehman, director ejecutivo de la organización War on Want y portavoz principal de Climate Justice Coalition. El sábado 12 de noviembre, Rehman se arriesgó a ser arrestado al participar junto a cientos de personas en una manifestación por la justicia climática en Egipto. “No se puede permitir que las mismas personas que están agotando el planeta se sienten aquí y finjan elaborar soluciones, pero eso es exactamente lo que sucede en estas conferencias sobre el cambio climático”, dice Rehman. Además, afirma que el activista egipcio-británico encarcelado Alaa Abd El-Fattah es “parte integral de nuestra lucha”. Los llamamientos por la liberación de El-Fattah continúan luego de que su familia recibiera una carta suya, la primera prueba de que sigue con vida desde que intensificó su huelga de hambre renunciando al agua la semana pasada. También hablamos con el ambientalista nigeriano Nnimmo Bassey, quien señala que decir que esta cumbre es una COP africana “es totalmente inapropiado” al tratarse de un evento que, en gran medida, excluye la participación de delegados africanos.
Transcripción
AMY GOODMAN: Estamos transmitiendo desde la cumbre climática de la ONU, la COP27, en Sharm el-Sheikh, Egipto.
El sábado, cientos de manifestantes marcharon dentro del recinto de la conferencia, pidiendo a las naciones ricas que paguen compensaciones por su papel en la creación de la crisis climática. Estados Unidos ha sido históricamente el mayor emisor de gases de efecto invernadero. El viernes, el presidente Biden asistió a las conversaciones sobre el clima en Egipto y se comprometió a destinar once mil millones de dólares al año en ayuda internacional para combatir el cambio climático.
PRESIDENTE JOE BIDEN: Estamos avanzando rápidamente para aportar nuestra parte para evitar el “infierno climático” del que el secretario general de la ONU tan apasionadamente nos advirtió a principios de esta semana. No estamos ignorando los presagios que ya están aquí. Es cierto que muchos desastres… La crisis climática está golpeando más fuerte a aquellos países y comunidades que tienen menos recursos para responder y recuperarse. Es por eso que el año pasado me comprometí a trabajar con nuestro Congreso para cuadruplicar el apoyo de EE.UU. a la financiación sobre el cambio climático y proporcionar once mil millones de dólares al año a partir de 2024, incluyendo tres mil millones para adaptación.
AMY GOODMAN: El presidente Biden fue interrumpido brevemente por un grupo de jóvenes y activistas indígenas de Estados Unidos que desplegó una gran pancarta que decía “La gente vs. los combustibles fósiles”. Activistas por la justicia climática criticaron a Estados Unidos por no hacer más al respecto y cuestionaron si el Congreso aprobaría ni tan siquiera una parte de lo prometido por Biden.
Mientras tanto, la cumbre climática de la ONU entra en su segunda semana, y siguen aumentando las presiones sobre el Gobierno egipcio para que libere a los presos políticos, incluido el activista, escritor y tecnólogo Alaa Abd El-Fattah, que está ahora mismo encarcelado. La hermana de Alaa, Sanaa Seif, lideró la marcha climática del sábado, en la que muchos coreaban “No hay justicia climática sin derechos humanos”.
Para hablar de todo esto y más, nos acompaña Asad Rehman, director ejecutivo de la organización War on Want y portavoz principal de Climate Justice Coalition.
Asad, bienvenido de nuevo a Democracy Now!
ASAD REHMAN: Un verdadero placer. Y es un placer verle en persona.
AMY GOODMAN: Me alegro de verle en persona. Este es nuestro primer viaje importante desde la pandemia. Asad, esta es una cumbre muy diferente, ya que lo que se ha dicho, no por los países asistentes sino por la sociedad civil, es que los derechos humanos y la justicia climática deben considerarse como un único asunto. ¿Puede hablar de la unión de estos dos temas específicamente cuando se trata de la demanda para la liberación del principal preso político en Egipto, Alaa Abd El Fattah, por no hablar de miles de otros que están encarcelados?
ASAD REHMAN: Bueno, para el movimiento por la justicia climática, los derechos humanos han sido una parte inextricable. En última instancia, la lucha en torno a la crisis climática es el derecho más básico, el derecho a poder vivir y sobrevivir y a tener una vida digna. Pero también sabemos en nuestro movimiento que cuando hacemos demandas nuestros movimientos enfrentan represión y criminalización. Asesinan a dos defensores del medio ambiente cada semana en todo el mundo. Sabemos que la criminalización está en este momento teniendo lugar en el Norte Global ya que se está restringiendo el derecho a la protesta, algo que también ocurre en el Sur Global.
Así que vinimos aquí sabiendo que, por supuesto, nuestra lucha por la justicia climática es una lucha por los derechos humanos. Y siempre hemos escuchado y respondido a los llamados de nuestros movimientos en los lugares donde se realizan las COP en cuanto a las cuestiones que quieren destacar, e intentamos apoyarlos y amplificar su voz lo mejor que podemos. Y, por supuesto, la petición para que se libere a Alaa ha sido un tema muy central para las organizaciones por la justicia climática que han venido a la COP y obviamente estamos alzando nuestras voces aquí.
AMY GOODMAN: Ha habido una serie de activistas egipcios que ni siquiera pudieron asistir a la COP ya que fueron encarcelados aquí en Egipto, el país anfitrión de la conferencia. ¿Puede hablar de esto?
ASAD REHMAN: Bueno, seamos realistas. Las cosas que podemos hacer dentro del recinto de la COP, incluido el derecho a manifestarnos, se les niega a la mayoría de los egipcios. Se les niega el derecho a asociarse, el derecho a la libertad de expresión, el derecho a organizarse, el derecho a protestar. Entonces, cuando venimos aquí, reconocemos que muchos de nuestros movimientos no pueden estar aquí en persona debido a la represión. El espacio está elegido deliberadamente para estar bastante alejado de los principales núcleos de población. Hay enormes restricciones, que son, por supuesto, una gran operación de seguridad que tiene lugar en toda la COP, por dentro y fuera. Y muchos de los activistas egipcios por los derechos humanos, por el medio ambiente y por la justicia climática, por supuesto, ya están en prisión, 60.000 de ellos están en prisión.
AMY GOODMAN: Más que el número de personas que asisten a esta cumbre…
ASAD REHMAN: Así es.
AMY GOODMAN: … que son decenas de miles de personas.
ASAD REHMAN: Así es. Entonces, era nuestra obligación, la de aquellos que hemos podido estar aquí, dar voz a esas personas a las que se les negó la oportunidad de estar aquí. La sociedad civil siempre ha sido los oídos, los ojos y voz de las comunidades que sufren en primera línea. Y no hay más comunidad de primera línea que aquellas personas que están tras las rejas por exigir un mundo mejor, el mismo mundo por el que estamos aquí luchando.
AMY GOODMAN: Justo antes de nuestra emisión aquí en la COP27, hablé con el veterano ambientalista nigeriano Nnimmo Bassey, director de la Fundación Salud de la Madre Tierra, sobre las protestas aquí en la COP tanto por la justicia climática como por los derechos humanos.
AMY GOODMAN: Usted estuvo en la protesta del sábado. ¿Puede hablar de la importancia de esa protesta?
NNIMMO BASSEY: Bueno, esta era una protesta muy peculiar, porque generalmente marchamos en las calles de las ciudades, pero aquí estábamos haciendo una marcha de protesta dentro de los perímetros confinados de la sede oficial de la COP. Fue muy surrealista, y marchamos por poca distancia. Pero aún así, en cierto sentido, fue una muestra de la resiliencia de la gente, porque no queríamos legitimar ningún tipo de marcha controlada en otra área urbana. Esto era muy importante.
Y las demandas, en su mayoría, solo estaban denunciando la propia COP, que está perdida y dañada. La COP está perdida y dañada. Y dejamos claro que las cero emisiones netas es una idea desesperada, porque estamos, eventualmente, usando las matemáticas para resolver el problema y dejando el problema a los jóvenes, a quienes pertenece el futuro. Y también, en lugar de hablar solo sobre pérdidas y daños, dijimos que de lo que deberíamos estar discutiendo, debido a la degradación extrema, es del pago de una deuda climática, que se haga cargo de la responsabilidad histórica y de la responsabilidad actual.
AMY GOODMAN: Usted estaba en la primera línea cerca de Sanaa Seif, la hermana de Alaa Abd El-Fattah. ¿Puede hablar sobre su situación en una prisión en el desierto mientras se celebra esta COP, y qué están pidiendo?
NNIMMO BASSEY: Bueno, creo que la frase corta clave para capturarlo todo es que no puede haber justicia climática sin derechos humanos. Esa era la consigna, y eso realmente captura la situación. Y estamos muy preocupados por la situación de los derechos humanos en Egipto y por los activistas que están detenidos, y que están en huelga de hambre y que están sufriendo. Y aquí estamos discutiendo como si nada estuviera pasando, como si todo fuera normal. Así que el hecho de que en la marcha se pidiera la liberación de presos políticos… de defensores de la Tierra, de defensores del medio ambiente, del propio Alaa, fue algo muy importante.
AMY GOODMAN: Se había previsto la realización de una conferencia de derechos humanos justo después de la COP en El Cairo. ¿Qué pasó?
NNIMMO BASSEY: Esa reunión en El Cairo habría mostrado que en Egipto se pueden tener conversaciones. Pero justo cuando los activistas se estaban preparando para ir a El Cairo, para reservar su vuelo y su hospedaje, nos informaron que la reunión no se llevaría a cabo porque ya no está autorizada.
AMY GOODMAN: Por último, esta ha sido llamada la COP de África, la cumbre africana de la ONU sobre el clima.
NNIMMO BASSEY: Es un nombre muy equivocado. Esta no es una COP africana. África no está aquí. La gente pobre, que son los que sufren inundaciones, sequías y todo tipo de situaciones adversas, no están aquí. No pueden darse el lujo de venir aquí. No pudieron obtener sus credenciales. No pueden costearse el alojamiento en esta ciudad, que es principalmente para turistas. Es una COP totalmente exclusiva. Sí, las otras COP eran exclusivas, pero esta es superexclusiva. Todos estamos relegados a una península, aislados del país mismo en el que se supone que debemos estar. Esta no es una COP africana. [inaudible] Es otra COP fallida.
AMY GOODMAN: Ese era el ambientalista nigeriano Nnimmo Bassey, director de la Fundación por la Salud de la Madre Tierra, hablando sobre si esta es la COP de África, tal como Egipto y otros países la están describiendo, aunque no necesariamente todos países africanos. Asad Rehman, ¿puede hablar más sobre lo que eso significa, y quién está representado aquí?
ASAD REHMAN: Bueno, quién está representado aquí, según nos dicen, son decenas de miles de personas. Algunos de ellos son, por supuesto, parte de la sociedad civil, pero ha habido enormes obstáculos para que la gente pudiera venir, en particular gente del propio Egipto y de la región, problemas de costes, etc. Pero la mayor parte de esta conferencia sobre el clima se ha convertido en una feria comercial. Hay grupos de presión corporativos. Hay cientos de cabilderos de combustibles fósiles, muchos de ellos como parte de las delegaciones gubernamentales. Hay grandes empresas que dicen que están “proporcionando las soluciones”, mientras que, por supuesto, la gente común y la gente en la primera línea, ya sean de Pakistán, Nigeria o del Cuerno de África, y sus movimientos sociales no están presentes aquí, es por eso que los derechos humanos son una parte tan importante de lo que hemos planteado, porque el caso de Alaa no se trata solo de una persona. Se trata de simbolizar la realidad de la represión, de la criminalización y de nuestro deseo de que no solo liberen a Alaa, sino que los liberen a todos los presos. Y cuando decimos “libérenlos a todos”, eso significa, desde luego, no solo los presos egipcios, sino todos los presos políticos del mundo.
AMY GOODMAN: En cuanto al caso de Alaa, por ejemplo, ¿cree que el régimen de Sisi está respondiendo de alguna manera? ¿Cree que sea posible lograr su liberación? Él ha estado en huelga de hambre durante los últimos siete meses y acaba de culminar una semana de ayuno completo sin agua.
ASAD REHMAN: El Gobierno egipcio pensó que esta COP sería el lugar donde podrían estrechar manos, firmar acuerdos, hacer convenios tras los bastidores, realizar tratados comerciales, y que podrían disfrutar del hecho de ser quienes iban a lograr, finalmente, algún resultado positivo sobre pérdidas y daños.
Y en su lugar, se han encontrado frente a la realidad de que nosotros, como sociedad civil, hemos dicho: “Un momento. No vamos a permitir que todo continúe como si nada. De hecho, no vamos a permitir que acallen la voz de la familia de Alaa. Los llamados para que liberen a Alaa son parte fundamental de nuestra lucha. Y lo hemos logrado”.
Sí, el presidente Macron, el primer ministro Rishi Sunak, todos vinieron aquí, pero no hicieron nada. Se fueron sin [la liberación de] Alaa. No consiguieron acceso consular para Alaa. Pero nosotros, como sociedad civil, hemos sido implacables aquí, no solo en términos de conferencias de prensa… [inaudible]
AMY GOODMAN: Cabe detallar que el pedido de acceso consular se debe a que Alaa no solo es ciudadano egipcio, sino también ciudadano británico.
ASAD REHMAN: Sí, tiene doble nacionalidad. Y, hasta esta mañana, ni siquiera teníamos pruebas de vida. Su familia no sabía si estaba vivo o muerto, si estaba siendo alimentado por la fuerza, etc. Creo que la presión que hemos estado ejerciendo, la marcha, la conferencia de prensa o las numerosas cartas, el hecho de que no permitimos que los líderes políticos vinieran e ignoraran el caso de Alaa, todo eso ha marcado una diferencia. Ahora, en la segunda semana, el objetivo final es que Alaa quede en libertad antes de que termine esta COP27.
AMY GOODMAN: El próximo año se celebrará la COP en los Emiratos Árabes Unidos, el país con el mayor número de delegados aquí. Creo que hay cerca de mil delegados de los Emiratos Árabes Unidos. Varios de ellos tienen vínculos con la industria de combustibles fósiles. La organización Global Witness ha encontrado que el número de delegados con vínculos a la industria de combustibles fósiles ha aumentado en un 25% desde la cumbre en Glasgow. Pero además, los EAU tienen uno de los niveles de emisiones de carbono per cápita más altos en el mundo, por no hablar de su vergonzoso historial en materia de derechos humanos, como es el caso de los abusos y las muertes de trabajadores en ese país. ¿Cómo interpreta la decisión de realizar la COP el próximo año en los EAU, después de esta edición en Egipto?
ASAD REHMAN: Creo, con razón, que la gente debería estar absolutamente horrorizada. La sociedad civil siempre ha dicho que debería haber algunos criterios. Es necesario que existan criterios sobre dónde se celebra la COP. Pero también debería haber criterios sobre quiénes son los invitados de la COP. Es por eso que la sociedad civil ha pedido que se evalúen los conflictos de intereses, para poder decir: “¿Quiénes son estos delegados? ¿Cuáles son sus intereses? ¿Qué vínculos tienen con la industria de los combustibles fósiles?”. No puedes tener aquí a la misma gente que está quemando el planeta y que a su vez pretenden redactar las soluciones contra ello. Y eso es exactamente lo que está pasando en estas negociaciones climáticas.
Creo que lo que estamos viendo ahora es que cada vez más la sociedad civil afirma que estos espacios deben ser juzgados en función de sus resultados y sus acciones y de cómo responden al hecho de que estamos en una crisis interconectada de la cual los derechos humanos son una parte central. Así que vamos a seguir amplificando ese mensaje. Estaremos diciendo, dondequiera que se celebre la COP, que vamos a levantar nuestra voz a favor de los derechos humanos. Ese es nuestro compromiso como sociedad civil. Y no será solo durante la COP, sino que será antes, durante y después de la COP, porque este es el movimiento que estamos creando y este es el mundo que queremos crear también.
AMY GOODMAN: Usted mencionó pérdidas y daños. Curiosamente, Nnimmo Bassey dijo que esta cumbre climática de la ONU está perdida y dañada. Pero eso es un discurso de la ONU. Explique qué es lo que realmente significa eso sobre el terreno en tantos países de todo el mundo.
ASAD REHMAN: Al hablar sobre la crisis climática, yo diría que hay tres cosas que se deben hacer. Primero, parar las actividades dañinas, es decir, acabar con la emisión de contaminantes a la atmósfera. Sin embargo, hemos visto que los países ricos se niegan a hacer su parte. Y, por supuesto, vamos camino a un calentamiento que podría estar cerca de los 3 grados Celsius.
Lo segundo es reparar el daño, que es, en términos de la ONU, adaptación. ¿Cómo nos adaptamos al hecho de que vivimos en un planeta que se está calentando? Y eso es adaptación. No se trata de solo construir rompeolas. Se trata de cómo proteger nuestra producción de alimentos, cómo garantizamos protección social y los salarios dignos de las personas. Esa es toda la resiliencia que la gente necesita.
Pero el tercer elemento es que debe haber una indemnización por el daño que se ha causado, ¿verdad? Y eso significa daños económicos, pero, por supuesto, también hay daños que van más allá del valor monetario: las culturas de las personas, las tierras que la gente pierde. Así que pérdidas y daños son el tercer elemento de eso. Y cada vez más, cuanto menos hagamos lo primero, más necesitaremos hacer lo tercero.
El llamado aquí es que debemos tener un fondo para pérdidas y daños. Y espero que al finalizar la semana, después de que lleguen los ministros y se lleven a cabo las negociaciones políticas, hayamos podido cerrar esa brecha.
AMY GOODMAN: Biden ha prometido destinar 11.000 millones de dólares para la lucha contra el cambio climático. Ahora él se encuentra en Bali, Indonesia, reuniéndose con el presidente chino, Xi Jinping. ¿Qué debemos entender sobre el papel de Estados Unidos, que por lejos ha sido, históricamente, el mayor emisor de gases de efecto invernadero, y sobre China, que actualmente ha pasado a ocupar ese lugar?
ASAD REHMAN: Si lo miramos desde la perspectiva de Estados Unidos, su postura durante estas negociaciones climáticas siempre ha sido muy, muy simple: “Sí, reconocemos que tenemos la mayor responsabilidad histórica, [pero] no queremos ser responsables por los daños que hemos causado. Ni siquiera queremos hablar de que somos los más responsables. Deberíamos reiniciar el reloj a partir de ahora. Todo el mundo debería hacer lo mismo y todos deberían ser responsables”.
Por supuesto, lo que también quieren decir es: “Ustedes, China e India, también deben hacer lo que se espera que nosotros hagamos”. Y, desde luego, la perspectiva de China y de India es: “Un momento. El ochenta y tres por ciento de estas emisiones son suyas. ¿Por qué nos dicen esto? Nosotros apenas hemos comenzado a contaminar. Sí, tenemos que reducir nuestras emisiones, pero reduzcan las suyas primero. Pongan el dinero en la mesa para ayudar a los países más pobres. Asuman sus deudas, sus responsabilidades, sus obligaciones. Y luego hablaremos sobre las nuestras”.
Entonces, aquí hay un desafío entre los países más ricos, por supuesto. A menudo se dice que cuando Estados Unidos estornuda, el resto del mundo se resfría. Pero cuando Estados Unidos se niega a tomar medidas, el resto del mundo arde. Y esa es la realidad de lo que hemos visto, que Estados Unidos tiene que estar a la altura de su responsabilidad de reducir las emisiones.
Ahora, el presidente Biden vino aquí la semana pasada y dio un discurso sobre el cambio climático. Y al mismo tiempo, por supuesto, nuestros países: Estados Unidos, al igual que el Reino Unido y la Unión Europea, están expandiendo la industria del petróleo y el gas. Y es exactamente por eso que los Emiratos Árabes Unidos se sienten tan capaces de tener miles de delegados aquí hablando sobre combustibles fósiles, porque lo que están diciendo es: “Bueno, el petróleo y el gas pueden ser los combustibles del futuro”. Eso no puede ser. ¿Qué tan descabellado es eso? Pero eso se debe a que lo que hemos visto aquí es un nuevo elemento de una conversación que se enfoca en gran medida en cómo eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera. Se trata de técnicas de captura y almacenamiento de carbono, que básicamente son tecnologías defectuosas, no probadas, para permitir que la industria de los combustibles fósiles continúe sus negocios como de costumbre.
AMY GOODMAN: Muchas gracias por estar con nosotros, Asad, y esperamos volver a hablar con usted esta semana o la próxima. La cumbre climática de la ONU termina al finalizar esta semana. Estaremos aquí durante toda la cumbre. Asad Rehman, director ejecutivo de la organización War on Want y portavoz principal de la Climate Justice Coalition.
Al regresar, el presidente Biden y el presidente chino Xi Jinping acaban de sostener su primera reunión en persona desde que Biden asumió la presidencia. Escucharemos las reacciones. Quédense con nosotros.
[Pausa]
AMY GOODMAN: “Free Leonard Peltier”, por Joe Troop en conjunto con el Movimiento Indígena Estadounidense, que organizó la “Leonard Peltier’s Walk to Justice”, una marcha de 1.770 kilómetros durante dos meses y medio desde Minneapolis, Minnesota, a Washington D.C., y que concluyó el 13 de noviembre. Los manifestantes pedían la liberación de Peltier, un activista indígena estadounidense que ha estado en prisión desde 1977.
Traducido y editado por Igor Moreno Unanua e Iván Hincapié.