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Los países miembros de la OTAN vuelven a comprometerse con la alianza y aprueban sanciones extremas contra Rusia como castigo por la invasión a Ucrania ordenada por Vladimir Putin. ¿Estamos en los albores de una nueva Guerra Fría? Hablamos con William Hartung, experto en política internacional e investigador del Instituto Quincy, quien advierte que los halcones de Washington están presionando para que haya un fuerte aumento del presupuesto militar de Estados Unidos, que ya alcanza el monto récord de 800 mil millones de dólares al año. “Hay peligro de que esta guerra no quede solo en Ucrania, sino que Estados Unidos la use como excusa para una política más agresiva en todo el mundo, con el argumento de contrarrestar el poder de Rusia o China o Irán, o quienquiera que sea el enemigo del momento”. Hartung también habla de la guerra liderada por Arabia Saudita en Yemen. El apoyo de Estados Unidos ha permitido que este conflicto esté activo hace años y haya dejado un saldo de cerca de 400.000 muertes. A diferencia de Ucrania, donde Estados Unidos tiene una influencia más limitada, el Gobierno de Biden podría “terminar con esa matanza mañana”, dice Hartung.
Transcripción
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! Soy Amy Goodman. Continuamos analizando las repercusiones globales de la invasión rusa de Ucrania. Nos acompaña William Hartung, del Quincy Institute, quien sigue de cerca la industria armamentista mundial y el presupuesto militar de EE.UU. Hartung es coautor de un reciente artículo para el medio TomDispatch, titulado “Washington debería pensarlo dos veces antes de iniciar una nueva Guerra Fría”.
Bill, bienvenido de nuevo a Democracy Now! Partiendo de la premisa del artículo, ¿cuál es su evaluación de lo que está sucediendo ahora y quiénes son los más beneficiados?
WILLIAM HARTUNG: Los halcones en Washington quieren aumentar el presupuesto militar y usar a Ucrania como excusa. Pero si miramos el presupuesto, Biden va a proponer, según informes de prensa, un presupuesto militar de más de 800.000 millones de dólares. Eso es más de lo que se gastó en pleno auge de las guerras de Corea y de Vietnam. Son 100.000 millones de dólares más de lo que se gastó en el apogeo de la Guerra Fría durante el gobierno de Ronald Reagan. Así que la noción de que proporcionar algunas armas a Ucrania y enviar unos cuantos miles de soldados adicionales a Europa requiere aumentar este enorme presupuesto, es algo que solo beneficiará a los contratistas de armas y a los congresistas que reciben contribuciones de campaña de dichos contratistas y que utilizan esos argumentos para poder ser elegidos.
Y, abarcando todo esto, tenemos todo este debate sobre una nueva Guerra Fría. Creo que la gente no piensa mucho en eso. Mucha gente tiene la impresión de que Estados Unidos sepultó a la Unión Soviética e introdujo la democracia en Europa del Este y otros lugares, pero no ven lo que ha pasado en todo el mundo en nombre de la lucha contra el comunismo. No piensan en la guerra de Vietnam. No piensan en los golpes de Estado en Guatemala, Irán, Chile. No recuerdan que Reagan dotó de armas a los llamados “paladines de la libertad”, incluidos los muyahidines afganos, algunos de los cuales participaron en la formación de al-Qaeda; también a los Contras en Nicaragua, que cometieron crímenes atroces; e incluso a quienes perpetraron el derrocamiento del Gobierno de Allende en Chile, cuando Henry Kissinger dijo: “No podemos permitir que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo”, con lo cual reconocía que estaban derrocando un Gobierno elegido democráticamente. Por lo tanto, creo que existe el peligro de que esta no solo será una guerra en Ucrania, sino que Estados Unidos la usará como excusa para implementar una política exterior más agresiva con el argumento de contrarrestar a Rusia o China o Irán, o quien sea el enemigo del momento.
AMY GOODMAN: Bill Hartung, el medio Stripes publicó recientemente una columna suya titulada “EE.UU. debería usar su influencia para poner fin a la guerra en Yemen”. Lo que estamos viendo ahora, tal vez de una manera sin precedentes, es que los medios de comunicación dominantes de EE.UU. están reportando desde Ucrania junto a las víctimas de la guerra. Es horroroso, y el mundo entero está cautivado por lo que significa ser el blanco de los ataques en una guerra. No vemos una similitud con la cobertura en Yemen. No vemos presentadores internacionales junto al pueblo yemení mirando hacia arriba y viendo aviones sobrevolándoles. ¿Puede hablar de a qué se refiere al decir que EE.UU. debería usar su influencia para poner fin a la guerra en Yemen?
WILLIAM HARTUNG: Sí. Como usted lo ha dicho, los medios han puesto de manifiesto los horrores de la guerra en su cobertura desde Ucrania. Y creo que es importante que la gente lo sepa. Pero no han cubierto los horrores de la guerra en Yemen. Si lo hicieran, la gente se daría cuenta de que en esa intervención por parte de saudíes y emiratíes, que ya completa su séptimo año, han muerto casi 400.000 personas, ya sea por los bombardeos, o por un bloqueo saudí que ha impedido el ingreso de suministros importantes y necesarios en el país, o por el bombardeo de hospitales, el bombardeo de un autobús escolar, el bombardeo de funerales, el bombardeo de civiles en sus vecindarios.
EE.UU. es clave en todo esto, porque durante las presidencias de Obama, Trump y Biden, EE.UU. ha suministrado decenas de miles de millones de dólares en armamento a los regímenes saudí y emiratí, que se han utilizado para alimentar esa guerra. Si Estados Unidos frenara el envío de armas, componentes y repuestos, así como la asistencia técnica, que mantienen activa la máquina de guerra saudí, se podría poner fin mañana mismo a esa matanza y se podría forzar a los saudíes a negociar de buena fe un acuerdo de paz para acabar con esa guerra.
Así que el contraste es fuerte. En Ucrania, la influencia estadounidense es más limitada. Es un problema complejo. Pero en cuanto a Yemen, los estadounidenses podrían obligar al Gobierno a poner fin a las masacres en poco tiempo. Ahí hay más poder de acción. Hay más posibilidades de que la gente marque una diferencia. Y hay grupos que lo han estado haciendo, incluida la diáspora yemení en Estados Unidos. Los congresistas Peter DeFazio y Pramila Jayapal van a presentar una resolución de poderes de guerra para poner fin al apoyo de EE.UU. a la guerra en Yemen. Creo que este es un conflicto en el que la población puede marcar una diferencia, pero que ha sido ignorado durante mucho tiempo por la comunidad internacional.
AMY GOODMAN: Bill Hartung, muchas gracias por acompañarnos, experto en seguridad nacional y política exterior del centro de investigación Quincy Institute for Responsible Statecraft. Enlazaremos a sus artículos en democracynow.org/es.
A continuación, hablaremos con la ambientalista colombiana Francia Márquez Mina, compañera de fórmula del candidato presidencial Gustavo Petro. Márquez podría convertirse en la primera vicepresidenta negra en la historia de Colombia. Quédese con nosotros para ver esta entrevista exclusiva.
Traducido por Iván Hincapié. Editado por Igor Moreno Unanua.