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El primer viaje al extranjero de Marco Rubio, el nuevo secretario de Estado de Estados Unidos, es una gira por América Latina. Una de sus paradas fue Panamá, país al que el presidente Trump ha amenazado con invadir para tomar el control del canal de Panamá, una ruta comercial clave; cosa que fundamentó en el creciente vínculo de Panamá con China. En Panamá esta idea es profundamente impopular y se ve como una “regresión a lo que fue la invasión imperial de mediados del siglo XX, que fue fuertemente resistida en el territorio durante el traspaso del control del canal”. Además, según la académica Miriam Pensack, quien vive en la ciudad de Panamá, “a nivel logístico” se trata de algo esencialmente “imposible” de implementar. Ahora, como una concesión diplomática a las amenazas de Trump, el Gobierno de Panamá ha anunciado que cooperará más estrechamente para poner un freno a la migración de Centroamérica hacia Estados Unidos, un anuncio que Pensack considera “preocupante”.
También nos acompaña el periodista Roman Gressier para analizar la forma en que el Gobierno de Trump está encarando sus relaciones políticas con el Gobierno de derecha de El Salvador y con el Gobierno de izquierda de Guatemala. Los principales temas de la agenda de Rubio son la implementación de medidas contra la inmigración y la competencia de Estados Unidos con China.
Transcripción
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman en Nueva York, con Juan González en Chicago.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, viajó el martes a Costa Rica y Guatemala, antes de dirigirse a la República Dominicana como parte de su primer viaje al extranjero en su nuevo cargo. Rubio acaba de estar en Panamá y El Salvador.
Después de reunirse con Rubio el lunes, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció que su país recibiría a inmigrantes y solicitantes de asilo de cualquier nacionalidad, que sean deportados de Estados Unidos. También ofreció encarcelar, por una tarifa, en el problemático complejo de mega prisiones de máxima seguridad de El Salvador a ciudadanos estadounidenses condenados por delitos. Bukele dijo que la tarifa sería “baja para Estados Unidos pero significativa para El Salvador”, lo que hará que todo su sistema penitenciario sea sostenible. Rubio habló el lunes
MARCO RUBIO: [El presidente Bukele] ha acordado aceptar para deportación a cualquier extranjero ilegal en Estados Unidos que sea un criminal de cualquier nacionalidad, ya sea de la MS-13 o del Tren de Aragua, y alojarlos en sus cárceles. Y en tercer lugar, se ha ofrecido a alojar en sus cárceles a peligrosos delincuentes estadounidenses detenidos en nuestro país, incluso de nacionalidad estadounidense y residentes legales.
AMY GOODMAN: El Secretario de Estado Rubio elogió al presidente salvadoreño Bukele, quien ha sido acusado de graves abusos contra los derechos humanos y de violar la constitución de El Salvador al permanecer en el poder por un tercer mandato presidencial. Bukele ha aplicado un “estado de emergencia” durante casi tres años, lo que ha llevado a la detención de más de 83.000 personas sin acceso al debido proceso. Organizaciones de derechos humanos estiman que cientos de personas han muerto en las cárceles de Bukele desde marzo de 2022.
Esto se produce después de que el subdirector de gabinete de políticas de la Casa Blanca, el ultraderechista y contrario a la inmigración Stephen Miller, dijera la semana pasada que Bukele podría convertirse en uno de los principales socios de Estados Unidos en la región centroamericana.
STEPHEN MILLER: El presidente Bukele ha ofrecido amablemente tremendos niveles de cooperación con Estados Unidos en todo lo relacionado con la migración. Ahora esperamos que se proporcione un marco para la cooperación migratoria en toda la región, y creo que está muy claro que el presidente Bukele será un socio muy importante y fuerte para este Gobierno y para Estados Unidos.
AMY GOODMAN: Trump ha admirado durante mucho tiempo las cárceles de El Salvador, con quien Estados Unidos está trabajando en un acuerdo de “Tercer País Seguro” que permitiría impedir que los migrantes soliciten asilo en Estados Unidos y deportarlos a El Salvador, que sería designado como un “tercer país seguro” en donde pedir asilo.
Rubio comenzó su viaje en Panamá al tiempo que Trump reiteró su amenaza de retomar el control del canal de Panamá, alegando que está siendo operado por China.
PRESIDENTE DONALD TRUMP: China dirige el canal de Panamá. No le dimos el canal a China. Tontamente, se le dio el canal a Panamá, Pero han violado el acuerdo, y vamos a retomarlo, o algo muy poderoso va a suceder… No creo que se necesiten tropas en Panamá. Lo que ha hecho Panamá es terrible para la seguridad nacional de esta parte del mundo. El 70% de la señalización del canal de Panamá estaba escrita en chino. Eso no está bien. No fue pensado para China.
AMY GOODMAN: En declaraciones a periodistas, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, dijo que podría ampliar un acuerdo existente con Estados Unidos para hacer deportaciones directas de migrantes no panameños que hacen el peligroso viaje a través de la selva del tapón del Darién para cruzar la frontera sur de Panamá con Colombia.
PRESIDENTE JOSÉ RAÚL MULINO: En este aspecto, quedamos en explorar la posibilidad de ampliar el memorándum de entendimiento que suscribimos el 1 de julio con el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, para poder articular más el tema de repatriados desde el Darién. Cualquier cosa que se vaya a hacer, le he ofrecido el área de la pista de Nicanor en Metetí, Darién, para que sea desde ahí donde se surta el trámite de repatriación de personas de distintas partes como Venezuela, como Colombia, como Ecuador, entre otras nacionalidades.
AMY GOODMAN: Todo esto se produce al tiempo que Cuba no aparece en el itinerario de Rubio. Fox News lo cuestionó al respecto, ya que el sitio web del Departamento de Estado ahora describe un plan para “restablecer una política de mano dura entre Estados Unidos y Cuba”.
SECRETARIO DE ESTADO MARCO RUBIO: No tengo intención de ir a La Habana mientras estén en el poder, si no es para discutir cuándo se van a ir del poder.
AMY GOODMAN: Pero Trump ha anunciado planes para retener a unos 30.000 inmigrantes y solicitantes de asilo en un campo de detención masivo en la Bahía de Guantánamo, en Cuba, en la base naval de Estados Unidos.
Para hablar más sobre el tema hablamos con Roman Gressier, un periodista francoestadounidense radicado en la ciudad de Guatemala, donde es editor de El Faro English y presentador del podcast Central America in Minutes. Y en la ciudad de Panamá nos acompaña Miriam Pensack, investigadora postdoctoral en la Universidad de Princeton, y experta en historia moderna de América Latina.
Bienvenidos a Democracy Now! Miriam, comencemos con usted en la ciudad de Panamá. Rubio acaba de estar ahí. Está diciendo que va a retomar el control del canal de Panamá, esencialmente, de manos de China.¿Puede hablar de esas amenazas y de lo que acordó el presidente panameño?
MIRIAM PENSACK: Bueno. El secretario de Estado Rubio llegó a Panamá el sábado y se reunió el domingo con el presidente de Panamá, Jose Raúl Mulino. Según Mulino, lo que él dijo después de la reunión es que pasó mayormente bien, pero una de las primeras cosas que tuvo que decir es que los Estados Unidos no iban a lanzar una invasión militar contra Panamá, así que solo el hecho de que tuvo que decir eso es preocupante, obviamente. [Mulino también] dijo que [Panamá] va a salir de los acuerdos de la iniciativa que se llama “Belts and Roads”, en español se llama la iniciativa de la Ruta de la Seda, y que también iba a empezar a colaborar más profundamente con las iniciativas de los Estados Unidos de deportación de migrantes. En particular, iba a permitir a los Estados Unidos usar una pista de aviones en el Darién, la región del Darién, en el sur de Panamá, para deportar migrantes [que vengan] subiendo desde Colombia al otro lado del tapón del Darién.
Y, en términos de la relación con China, lo que pasa allí es que, en 1997, una empresa de Hong Kong, que en ese momento era [parte] de Inglaterra, ganó una concesión para mantener dos puertos en los dos lados del canal: el lado del Atlántico y el lado del Pacífico. Y, en 2021, esos contratos fueron renovados por 25 años más. Así que eso es lo que Trump está discutiendo cuando habla del supuesto mando de los chinos en el área canalera. En realidad la entidad que manda en la zona canalera o el área canalera es la Autoridad del Canal de Panamá, que es una entidad que funciona bajo la República de Panamá, efectivamente como un Estado dentro de otro Estado y tiene más de 8.800 empleados panameños. Y esos empleados panameños hacen el trabajo del sistema de esclusas y también de dirigir los barcos, los enormes barcos que atraviesan el canal, y esa es una entidad 100% panameña. Así que la idea de que China manda en el canal es totalmente falsa.
JUAN GONZÁLEZ: Y, Miriam, la visita de Rubio a Panamá provocó protestas masivas entre sectores del pueblo panameño, no solamente en contra de las amenazas de los Estados Unidos, sino también en contra de la administración del presidente Mulino. ¿Nos puede hablar un poco de la política de esta administración hacia los Estados Unidos?
MIRIAM PENSACK: Claro. Bueno, lo que vemos es un grado, yo diría una gran medida, de genuflexión, digamos, por el Gobierno de Mulino. De una manera tiene algo de sentido, porque va a tener que conceder algo. Y eso es algo que estamos viendo con México, con Canadá, que es una respuesta no quiero decir inevitable, pero es obviamente algo que está pasando con varios países, es algo que de una manera hemos visto con lo que pasó con Gustavo Petro en Colombia. Pero particularmente lo que pasa en Panamá es que esa cuestión de soberanía es algo casi primordial para el país, en el sentido de que por haber tenido esa zona del canal durante la mayoría del siglo XX, esa idea de que Panamá es un país soberano sobre todo su territorio, es algo [sumamente] importante para los panameños. Así que allí lo que hemos visto es una organización que se llama Suntracs, que consiste de varios sindicatos en el país y que hicieron manifestaciones por toda la ciudad de Panamá y otras partes del país, y también cerraron vías y también quemaron banderas de los Estados Unidos. Hubo un sentimiento de frustración, diría, contra esa idea de que de nuevo los Estados Unidos están bajando para tratar de mandar, no únicamente en el país, sino en el canal, lo que es en gran medida el corazón, no únicamente geográficamente, pero espiritualmente, yo diría, del país. Así que es algo muy sensible en Panamá, ese tema.
JUAN GONZÁLEZ: Yo quisiera preguntarle también… En su declaración, cuando fue [investido] como presidente, Trump mencionó que 38.000 norteamericanos murieron construyendo el canal de Panamá y que no iba a dejar esos sacrificios del pueblo norteamericano. La conclusión era que el canal iba a caer en manos de los chinos. Bueno, primero, su declaración era completamente falsa. La realidad es que 5.600 personas murieron en la construcción del canal de Panamá y la gran mayoría de ellas no fueron norteamericanos, fueron trabajadores migrantes que la compañía del canal contrató de Jamaica y otras islas del Caribe, y que hubo un racismo casi abierto y completo por todo el siglo XX en el trato a esos trabajadores en la zona del canal. ¿Puede hablar un poco de esa historia que mucha gente aquí en Estados Unidos no conoce?
MIRIAM PENSACK: Claro, sí. Como usted acaba de decir, durante la construcción del canal bajo lo que se llamaba el Isthmian Canal Company, trasladaron miles y miles de trabajadores antillanos desde Jamaica, Trinidad, por ejemplo, y yo diría que la mayoría de la gente que murió durante la construcción era de ese parte de la región. Así que esa idea de que vidas estadounidenses estaban en cuestión… Bueno, claro que hubo estadounidenses que bajaron también para trabajar, pero lo que también bajó con estos trabajadores y la organización que construyó el canal fue el mismo sistema de segregación que había en ese momento en los Estados Unidos. Así que fue una transplantación, [si se quiere], de Jim Crow 100%. Y eso se manifestó en forma de lo que se llamaba “the gold roll and the silver roll”. Así que, dos sistemas de pago, dos sistemas de derechos. Y eso, de hecho, esa segregación racial duró en realidad hasta el fin de la zona del canal, es decir, hacia los años 70, a pesar de que la segregación formal en los Estados Unidos se acabó, formalmente, obviamente, legalmente y formalmente, casi dos décadas antes de eso.
Así que, en términos de la política racial en las zonas del canal… Y también yo debo decir, en términos de la cuestión de segregación, que el “silver roll” también fue aplicado a panameños que trabajaban en las zonas del canal, que no podían vivir en la zona del canal, pero que fueron desde la ciudad de Panamá o la ciudad de Colón, en el lado caribeño, para trabajar en la zona, y los panameños y los antillanos que trabajaron construyendo el canal y después también manteniendo el canal, vivieron bajo de un sistema de segregación Jim Crow 100%.
AMY GOODMAN: Miriam, antes de continuar, ¿podría hablar de las continúas amenazas de Trump respecto a retomar el control del canal de Panamá? ¿Cómo cree que eso sucedería?
MIRIAM PENSACK: Bueno, logísticamente es imposible, porque, para explicarles un poco del funcionamiento del canal, hay varios puertos que están a los dos lados del canal; tenemos esa empresa de Hong Kong, que tiene dos puertos, pero hay más puertos. Y las concesiones que dieron, o que dio la Autoridad del Canal de Panamá a empresas multinacionales, le dio a Maersk, que creo que tienen sus oficinas principales en Copenhague, yo creo… Pero el punto es que la entidad que dirige el canal es la Autoridad del Canal de Panamá y esa Autoridad tiene más de 8.800 empleados panameños, de nacionalidad panameña, que operan el sistema de esclusas que es el funcionamiento principal del canal. Así que en términos de esa idea de decir dos puertos bajo una empresa china, eso es una zona pequeña de lo que es el funcionamiento en general. Y la otra cosa es que los barcos que pasan por el canal no tienen que parar en esos puertos, pueden parar en otros puertos o trabajan con otras empresas multinacionales. Así que la idea de que supuestamente los Estados Unidos va a poder entrenar más de 8.800 personas para dirigir el funcionamiento del canal, y que pase de repente, es imposible.
Y la otra cosa es que, imaginémonos que el Gobierno de los Estados Unidos decide usar fuerza o su fuerza armada para imponer un régimen de los Estados Unidos en la autoridad del canal, los panameños no van a colaborar. Así que esa idea de que, no sé, que podemos entrenar un equipo que pudiera hacer los requisitos del canal de repente, logísticamente es imposible.
JUAN GONZÁLEZ: Quisiera traer a Roman Gressier a la conversación, editor de El Faro en la Ciudad de Guatemala. Roman, ¿nos puede hablar un poco acerca de la visita de Marco Rubio a El Salvador y la importancia que la administración de Trump le pone a El Salvador hoy en día?
ROMAN GRESSIER: Sí, es un gusto estar aquí con ustedes de nuevo. Yo creo que los acuerdos que anunciaron ayer los del Departamento de Estado se pueden dividir en tres partes, a grandes rasgos: que El Salvador reciba a miembros de la pandilla MS 13 de El Salvador estando en Estados Unidos, que los reciba deportados; número dos, que el Salvador también reciba miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua; y número tres, que Bukele ofreció recibir, y ahí si vale la pena poner la lupa sobre el verbo “ofrecer”, no necesariamente acordó, pero Bukele ofreció recibir criminales convictos de Estados Unidos, siendo estos ciudadanos o residentes y además de cualquier nación. Entonces es superamplio, yo diría que sobre este último punto de los ciudadanos estadounidenses, yo no sé cómo eso va a cuadrar con las Cortes de Estados Unidos e internacionales, con el Derecho Internacional.
Ahora, lo que sí podemos ver en todo este panorama es cómo la alianza Trump-Bukele va del plano retórico, donde miembros del entorno de Bukele… perdón, de Trump, asistieron a la toma de posesión inconstitucional en junio del año pasado de Bukele en San Salvador, como Trump hijo, o Tucker Carlson, el expresentador de Fox News, al plano de políticas concretas de cooperación en materia de deportaciones. Entonces ya no es una amistad retórica sobre cuestiones “antiwoke”, etcétera, sino que se concretiza la alianza que tenían en el primer periodo de Trump. Pero ahora, en condiciones o en términos más amplios.
AMY GOODMAN: Y muy rápidamente, Roman, América Latina y particularmente América Central, es un lugar para que el Gobierno de Trump haga dinero. El Salvador tiene un complejo penitenciario que ha sido denunciado y criticado por violar los derechos humanos. El candidato del presidente Trump para secretario de Comercio, el multimillonario Howard Lutnick, también tiene vínculos con El Salvador. Él es el director ejecutivo de la firma de Wall Street Cantor Fitzgerald, un importante patrocinador de Tether, una empresa de criptomonedas que recientemente anunció su traslado a El Salvador. Bloomberg publicó hace unos días un artículo que afirma que Tether es utilizado por “narcotraficantes, terroristas y estafadores para mover dinero por todo el mundo”. ¿Cuál es su opinión al respecto?
ROMAN GRESSIER: Bueno, sobre esa última pregunta de si el presidente Trump ve una ganancia personal financiera en Centroamérica, no lo sé. No creo que haya evidencia que apunte a eso de momento. Lo que sí podemos decir es que Bukele afirma que si recibe un número importante de personas deportadas de Estados Unidos y las pone en sus cárceles, que Estados Unidos le dará un monto menor, pero que para El Salvador sería gigantesco y, según él, eso llevaría al financiamiento para todo el sistema penitenciario. Ahora, yo no sé si eso se concretará. Habrá que ver cómo los acuerdos de cooperación en materia de deportación van tomando forma, sobre todo tomando en cuenta las enormes preguntas legales alrededor de la idea de deportar a suelo salvadoreño ciudadanos estadounidenses.
JUAN GONZÁLEZ: Yo quisiera preguntarle, la semana pasada los presidentes de Honduras y Colombia, Xiomara Castro y Gustavo Petro, trataron de organizar una reunión de emergencia de los Gobiernos de la región para montar una resistencia contra las amenazas de Trump para deportar miles y miles de personas de sus países, de los Estados Unidos. ¿Qué pasó ahí según lo que usted entiende y por qué ese intento fracasó?
ROMAN GRESSIER: Bueno, Honduras este año tiene… Bueno, en 2024 y la primera parte de 2025, tiene la presidencia pro tempore de CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, que es un foro alternativo a la OEA que no tiene su sede en Washington, sino que se va rotando de país en país y que dentro de semanas o meses estará en manos de Colombia, la presidencia de CELAC. Entonces, entre Honduras y Colombia hubo un diálogo, entre las presidencias, y acordaron que querían tratar de convocar una sesión extraordinaria de CELAC para discutir la agenda de migración de Donald Trump y la unidad latinoamericana y del caribe. Ahora, no lograron los consensos, según lo que dijo Xiomara Castro, la presidenta de Honduras, en un comunicado y por eso simplemente lo cancelaron. Y esto fue dentro de un día.
Ahora, solo en Centroamérica, por no hablar del resto de la región, hay tres países… cuatro, que sí están cooperando en alguna medida u otra con la agenda migratoria de Trump, que son Panamá, Costa Rica, El Salvador por supuesto, que acabamos de mencionar, y muy posiblemente Guatemala, que va a ser el tema de discusión hoy y mañana, cuando el secretario Rubio llegue de Costa Rica esta tarde y se vaya al final del día mañana. A gran escala, bueno, no va a haber consenso ni siquiera en Centroamérica para una reunión, o no hubo ese consenso la semana pasada, solo en Centroamérica. Ahora, en la región más amplia lo tuvieron muy complicado y no lograron la convocatoria. Eso no significa que el esfuerzo no seguirá; a todas luces sí habrá un esfuerzo continuo por tener algún diálogo regional, pero de momento no se concretó.
AMY GOODMAN: Quiero volver a Miriam Pensack en la ciudad de Panamá. Usted está escribiendo un libro sobre la historia de Guantánamo. El Pentágono dice que unos 300 soldados adicionales han sido enviados a su Base Naval en Guantánamo, Cuba, y han comenzado a construir una ciudad campamento para detener hasta 30.000 inmigrantes y solicitantes de asilo. El lunes, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, condenó los ataques del Gobierno de Trump contra los solicitantes de asilo.
PRESIDENTE MIGUEL DÍAZ-CANEL: Para Cuba resultan inaceptables la deportación violenta e indiscriminada de migrantes en los Estados Unidos, las detenciones arbitrarias y otras violaciones de los derechos humanos, medidas que además se emplean como armas de presión política y chantaje contra los pueblos de nuestra América. El establecimiento de un centro de detención en la base naval norteamericana en Guantánamo, en el que se pretende encarcelar decenas de miles de personas, constituye un acto barbárico.
AMY GOODMAN: Ese era el presidente cubano. Miriam, ¿puede hablar sobre cómo Estados Unidos ha usado Guantánamo? ¿Por qué controla esta zona de Cuba? ¿Y qué se está proponiendo en este momento?
MIRIAM PENSACK: Históricamente, Estados Unidos tomó el control de ese territorio en 1898, cuando entró en la guerra de independencia de Cuba contra España. Y desde entonces ha mantenido esa base naval contra la voluntad de la República de Cuba. Y yo debo decir que antes del uso de la base en el siglo XXI, en la llamada “guerra contra el terrorismo”, la base fue utilizada como, efectivamente, campos de detención para 40.000 haitianos refugiados en los años 90 y después 35.000 refugiados cubanos. Así que lo que estamos viendo actualmente es efectivamente una regresión al uso inicial, digamos, de ese territorio como una prisión o una cárcel para inmigrantes y refugiados. Así que eso, de hecho, no es algo nuevo, es algo que tiene, desafortunadamente, una historia amplia y triste. Obviamente.
JUAN GONZÁLEZ: Y quisiera preguntarle a Roman Gressier [sobre] la visita de Marco Rubio a Guatemala. Guatemala tiene un presidente supuestamente liberal, Bernardo Arévalo. ¿Por qué usted cree que Guatemala está cooperando tanto con la administración de Trump?
ROMAN GRESSIER: Bueno, yo creo que son varios elementos que hay que poner en la mesa. El primero, y pongamos un par de hechos, el Gobierno Arévalo pasó semanas hablando con el equipo de transición de Trump y con la Fundación Heritage, que es una organización muy cercana al mundo de Trump, acerca de, en realidad, varios temas de importancia histórica en la relación, donde Arévalo quería señalar al Gobierno entrante que habrá cooperación en el segundo periodo de Trump, sobre todo en materia de migración, que tiene el peso enorme de la política de Trump hacia Centroamérica. Fue muy notorio que funcionarios del Gobierno de Arévalo hayan dicho “off the record” a la prensa estadounidense que estaban dispuestos a discutir, a poner en la agenda con Marco Rubio, o con Trump, con el Gobierno de Trump más ampliamente, el posiblemente recibir migrantes deportados de Estados Unidos, pero de países distintos de la región, no solamente guatemaltecos. Entonces, ellos extendieron e hicieron ese gesto al equipo entrante de Trump y es muy interesante que Marco Rubio, al fin y al cabo, sí viene a Guatemala, no va a Honduras, donde tiene una relación mucho más conflictiva con el Gobierno de Xiomara Castro. Sí viene aquí.
Evidentemente el tema de migración está ahora en la agenda, así como el narcotráfico y otros temas de muy larga cola en la relación bilateral, comercio, etcétera. Pero tiene una lectura de política local muy importante, a mi criterio, que es que el Gobierno de Arévalo envía estas señales a Marco Rubio en semanas en las que las Cortes y la Fiscalía guatemalteca buscan quitarle la inmunidad. Y esto remonta a las elecciones de 2023, cuando hubo un esfuerzo por parte de la Fiscal General y de ciertos jueces y actores del sistema judicial para impedir que él tomará posesión. Y esto llevó a que dos decenas de países a lo largo del hemisferio dijeran que no, que pusieran el pie y dijeran que eso no se puede hacer. Entonces, sí tomó posesión en enero de 2024 y el proceso para supuestamente acusarlo de una ráfaga de crímenes quedó en pausa. Sin embargo, la semana pasada la Corte Suprema volvió a mover la pelota con el estudio de si quitarle inmunidad al presidente o no, y tomando en cuenta que la Fiscalía guatemalteca ha querido enviar señales al mundo de Trump de que son un aliado fiel, de que son el abanderado de una agenda ultraconservadora en Guatemala y, por ende, son el aliado natural.
Entonces, cuando Arévalo se reúne con Marco Rubio, por un lado son temas de muy larga data, y Arévalo, siendo diplomático, viene de carrera, viene de una tradición de siempre llevar la fiesta en paz con los visitantes de distintos países. Y por otro lado, tiene la competencia interna de tener la Fiscalía que le respira en la nuca.
AMY GOODMAN: Roman Gressier, quiero darle las gracias por estar en nuestro programa. Periodista francoestadounidense radicado en Ciudad de Guatemala, y editor de El Faro English. También dirige el podcast Central America in minutes. Y gracias también a Miriam Pensack, investigadora postdoctoral en el Departamento de Historia de la Universidad de Princeton y experta en historia moderna de América Latina, quien nos acompañó desde la ciudad de Panamá. Haga clic para ver nuestras entrevistas en inglés con Miriam Pensack and Roman Gressier sobre la visitea. Soy Amy Goodman, con Juan González.
Producido por Democracy Now! y Democracy Now! en español.
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