El estancamiento relacionado con la nueva Constitución iraquí se ha acentuado, luego de que los legisladores fracasaran, por tercera vez, en el intento de lograr un acuerdo acerca del documento.
Por más de una semana, la gran división acerca de la Constitución ha sido un símbolo de los errores de cálculo por parte del gobierno de Bush, que previó que el documento estaría finalizado en fecha. Los debates constitucionales se interrumpieron luego de que algunos importantes líderes chiitas anunciaron que pasarían por encima de sus pares sunitas y de todos los legisladores iraquíes, y enviarían el documento directamente a los votantes de Irak para su aprobación.
Esa iniciativa de los chiitas, ignorando la solicitud de los sunitas de realizar cambios al documento, llevó a que los sunitas amenazaran con incitar a sus seguidores a rechazar el proyecto cuando sea sometido a un referéndum nacional, como se prevé hacer en octubre. En este momento, la principal discrepancia se centra en que algunas poderosas fracciones chiitas buscan establecer una confederación provincial en el sur de Irak, con acceso privilegiado a los recursos petroleros de la región, reduciendo de esa manera la parte de los árabes sunitas.