Al menos 120 personas murieron en Yemen luego de que el viernes, ataques aéreos dirigidos por Arabia Saudí sacudieran un barrio residencial en la ciudad portuaria de Mokha, al oeste del país. Fue la ola de bombardeos más mortales desde el mes de marzo, cuando comenzó la campaña contra los rebeldes hutíes, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos. Los ataques impactaron un complejo de viviendas de trabajadores de una central eléctrica, provocando el derrumbe de edificios, así como incendios que se propagaron en todo el barrio y quemaron vivos a mujeres, niños y ancianos.
Un residente describió lo sucedido: “Hubo constantes ataques aéreos, sin pausa. No tenemos militares, ni demonios, no tenemos hombres armados por aquí. No pudimos llegar a nuestros hijos. Había alrededor de veinte cuerpos, los saqué con mis propias manos y los conté. ¿Quién es responsable de esto?”.
Otro residente dijo: “Mataron a mujeres, niños, ancianos y jóvenes. Esto no es culpa de las personas inocentes. No hay hutíes ni bases militares aquí. Aquí no hay nada”.
Tras los bombardeos, la coalición liderada por Arabia Saudí aceptó realizar un cese del fuego de cinco días para permitir la entrega de ayuda humanitaria y medicinas en Yemen. El cese del fuego entró en vigor el domingo a medianoche, pero horas después ambas partes se acusaron mutuamente de haber reanudado los ataques.